Aquel Real Decreto del año 1900 no hizo mención expresa alguna a estas islasAntes del año 1900 no existía una hora igual en todo el territorio nacional
POR JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (LAS PALMAS).
Una efeméride no sólo significativa, sino entrañable de un hecho muy trascendente para la vida insular, que ha marcado vidas, usos y costumbres, pero que un siglo después podría desaparecer si se dieran cambios exteriores.
Década tras década una expresión informativa, casi convertida en eslogan, muy habitual en las emisoras de radio, y en menor medida en las de televisión, que ha señalado la misma idiosincrasia de los viajes en avión entre la península y el archipiélago -no tanto en barco, pues se nota menos al ser más largo el trayecto-, dieron una enorme visibilidad al Archipiélago Canario: «¡Son las doce, una hora menos en Canarias!». Y parece como que esto fue algo de toda la vida, que lo escucharon nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos. Sí, pero pare de contar. Todo empezó hace ahora cien años el 1 de marzo de 1922, cuando un Real Decreto, firmado el día 12 de febrero anterior por el presidente del Consejo de Ministros Antonio Maura y Montaner, y refrendado por el Rey Alfonso XIII, dispuso que la hora oficial en Canarias fuera la de su huso horario, con una hora menos que en la península, en atención a un criterio geográfico.
Dieciocho años más tarde, ya en los primeros momentos II Guerra Mundial, una Orden de 7 de marzo de 1940 resaltaba «…la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos, y las ventajas de diversos órdenes que el adelanto temporal de la hora trae consigo…». Así, España abandonaba el huso horario de Greenwich, implantado como ‘hora oficial’ por primera vez en su historia en el año 1900, y se pasaba a la del centro de Europa. Ante esta situación el astrónomo Pere Planesas, en un magnífico y clarificador artículo, ‘La Hora Oficial en España y sus Cambios’ (publicado en el Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid para el año 2013), subraya como esta orden tampoco hace «mención explícita a la península o a las islas Canarias»; la Orden entró en vigor el sábado 16 de marzo para todo el territorio nacional. Desde entonces, Canarias está también adelantada a su huso horario y sigue el del meridiano de Greenwich, manteniendo la diferencia de una hora con la península.
Antes del año 1900 no existía una hora igual en todo el territorio nacional, pues cada localidad, o diferentes ámbitos territoriales, ajustaban sus relojes a su hora solar media, aunque no todos los relojes tenían un huso horario exacto, como esa hora de precisión científica que, desde hace 250 años, ofrece el Real Instituto y Observatorio de la Armada, ubicado en San Fernando, Cádiz, del que llegó a ser uno de sus directores más distinguidos el contralmirante oriundo de Gran Canaria Wenceslao Benítez Inglott, un verdadero sabio de la astronomía y las matemáticas que hoy aquí le tenemos bastante olvidado. La realidad era que, si se exceptúa, navegantes, determinados funcionarios o comerciantes, nadie requería de una ‘hora oficial’ o ‘exacta’ para programar su vida cotidiana, que seguía las campanadas del reloj catedralicio o parroquial más cercano, o simplemente levantarse y acostarse con el sol y comer en ese medio día que señalaba el sol en su punto más alto. Sólo la implantación del ferrocarril, como la aparición de buques a vapor más rápidos, impulsó la necesidad y la exigencia de ese huso horario unificado que se implantó en el año 1900. A partir de ese momento las 12 del día lo era en la Puerta del Sol de Madrid, pero también en Sevilla, en La Coruña, en Ceuta o en Canarias. Todos seguían oficialmente la hora con el meridiano de Greenwich, implantado en Inglaterra en 1880.
Pero aquel Real Decreto del año 1900 no hizo mención expresa alguna a estas islas, aunque en los primeros años, y hasta el Real Decreto de 1922, no todo el mundo tuvo en cuenta la oficialidad horaria en su vida cotidiana. Ante ello conviene recordar, como exponen los profesores Manuel Aranda Mendíaz y Eduardo Galván Rodríguez, en un magnífico trabajo titulado ‘Una hora menos en Canarias: apunte histórico-jurídico’ (Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura, Nº. 10, 1997), que «…la ley de 1900 omite, asimismo, los territorios africanos bajo control español…», y como en la capital grancanaria «…el Gobierno Militar, la Comandancia de Marina, la Oficina de Correos, y el público, en general, usan la hora del meridiano de la ciudad; el Ayuntamiento se rige por el reloj de la Catedral, único público, que marcha de una manera caprichosa; las Oficinas de Telégrafos usan la de Greenwich; y por último, en el Puerto de La Luz arreglan la hora al meridiano de Las Palmas por la señal de bandera y bola que hace el cañonero guardacostas cuando está fondeado en el puerto…». Eso sí, en Las Palmas se mantenía la costumbre de ajustar los relojes particulares por el denominado ‘cañón de las doce’, un fuerte estampido artillero desde el Castillo de San Francisco, disparado cuando los artilleros calculaban que el sol estaba en su cenit, y más tarde, cuando ya existía Comandancia de Marina, por la indicación que desde aquella se le hacía, que marcaba la vida cotidiana de nuestros antepasados.
En fin, una efeméride no sólo significativa, sino entrañable de un hecho muy trascendente para la vida insular, que ha marcado vidas, usos y costumbres, pero que un siglo después podría desaparecer si se dieran cambios exteriores, aunque aquí se mantuviera esa tradicional ‘hora menos’. Por el momento conmemoremos este 1º de marzo con satisfacción y alegría algo que distingue y realza a las islas ante millones de ojos foráneos.