POR JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (CANARIAS)
Arriba a la vida cotidiana española un nuevo 12 de octubre. Una fecha que no pasa desapercibida, por las varias y diversas celebraciones y conmemoraciones que conlleva. Si preguntamos, pese a que haya quién no tenga ni idea del motivo por el que ese día es festivo, muchas personas darán una respuesta clara y verdadera, pero la mayoría de las ocasiones no coincidente con las otras. Que si la «Fiesta de El Pilar», que si es el «Día de la Patrona de la Guardia Civil», que si el «Día de la Hispanidad», en incluso muchas aún hablan de un «día de la raza». Ninguna de ellas está del todo equivocada, indudablemente es «Día de El Pilar», la Guardia Civil celebra a su Patrona, e incluso es un día importante para ese encuentro de dos mundos que puede denominarse como ‘hispanidad’. Pero, tristemente, pocas aún señalan con rotundidad que es el «Día Nacional de España», algo tan legítimo como el que Estados Unidos de América tenga su 4 de julio o Francia su 14 de julio, por sólo citar dos ejemplos muy conocidos.
Hay que recordar como la Ley 18/1987, de 7 de octubre, firmada por el entonces presidente del Gobierno D. Felipe González Márquez, y rubricada por el Rey Juan Carlos I, en su artículo único dispone que «Se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de octubre». Sin embargo, la lectura más jugosa de este texto legal es la de su «exposición de motivos», donde no sólo se resalta como la «conmemoración de la Fiesta Nacional, práctica común en el mundo actual, tiene como finalidad recordar solemnemente momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayoría de los ciudadanos», sino que sostiene como la «fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos».
Desde la perspectiva del Archipiélago Canario, testigo, protagonista y heredero de todo lo que supuso el paso de Colón en su viaje auroral de unas nuevas tierras, debemos recodar como José Viera y Clavijo, en su celebérrima ‘Historia de Canarias’, ya apuntó en la segunda mitad del siglo XVIII como «los que todavía pronuncian con respeto el nombre de los Argonautas deben oír con más admiración el de Cristóbal Colón, que hizo cien veces más, pues hizo conocer a una mitad del globo de la tierra a la otra mitad que no sólo no era conocida, sino que todos se empeñaban en negarla», y apostillaba concluyente que «en este descubrimiento de América deben representar sin duda las Canarias un gran papel».
Y Canarias está en la encrucijada de todo ello. De un lado, por ser punto geográfico de confluencia entre esos continentes y para los contingentes humanos que trasvasaron ideas, culturas, tradiciones, usos y costumbres que transformaron, en determinada medida, a la cultura europea y a la americana. Reitero, una vez más, aquella idea del insigne escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, a cerca de que, si Canarias fue la puerta de América para los europeos, también lo fue de Europa para los americanos. De otro, por ser estas islas un crisol donde lenguas, usos culturales, económicos, sociales y, quizá, políticos, se amalgamaron y ofrecieron nuevas perspectivas a una y otra orilla de Atlántico. Y, a todo ello, se suma una nueva perspectiva, apuntada hace años por el profesor y americanista Francisco Morales Padrón, que resalta cómo «Colón abrió una etapa de la historia de los descubrimientos geográficos, que se está cerrando en nuestros días con las conquistas espaciales». De nuevo Canarias sigue presente como una encrucijada para esos nuevos descubrimientos, pues, si fue testigo y punto ineludible para muchas de las primeras grandes aventuras de la marina y de la aviación, ahora también lo es para la investigación y los viajes al espacio exterior.
En 1987 se retoma como Día Nacional la fecha del 12 de octubre, que ya se había aprobado como tal en septiembre de 1892, para resaltar el protagonismo de España en los actos conmemorativos del IV centenario del descubrimiento de América, un conjunto de muchas y muy diversas solemnidades promovidas conjuntamente con muy diversos países americanos y europeos, pero incidiendo cada gobierno en aspectos concretos como la figura de Cristóbal Colón, la evangelización de América o aspectos culturales americanistas. En Gran Canaria se conforma también muy pronto, a partir de 1888, una comisión, integrada por personalidades como Agustín Millares Torres, y las principales instituciones socio-culturales de entonces. Se concretarán acciones como la colocación de un gran monumento en la Alameda, una placa en la ermita de San Antonio Abad, el cambio de nombre de la calle de ‘los portugueses’ por ¡calle Colón’ y la celebración de importantes actos institucionales y culturales en el entorno del 12 de octubre. También recaló aquí, el 16 de febrero de 1893, una reproducción de la nao Santa María que se dirigía a América, y que fue recibida con grandes agasajos y el regocijo de toda la población. De aquel ímpetu americanista, que resaltaba el papel de las islas en el devenir de aquel encuentro entre dos continentes, son herederos los que se dieron sesenta años después con la creación de la Casa de Colón y de actividades hoy consolidadas como el ‘Coloquio de Historia Canario-Americana’. En 1958 el 12 de octubre pasa a ser sólo ‘Fiesta de la Hispanidad’ (lo de ‘Fiesta de la Raza’, de 1918, no se consideró nunca muy adecuado, ni tuvo mayor aceptación), y dejó de tener el carácter de Fiesta Nacional de España que se instituyó en 1892 y que se instaura en la Ley de 1987.
Por todo ello, por la enorme significación que tiene, especialmente en territorios como Canarias, es importante que la sociedad cobre conciencia del hondo contenido de la Fiesta Nacional, aprobada en cortes democráticas para un estado de derecho, resaltándose «a través de la decisión de los legítimos representantes del pueblo español, la especial solemnidad de la fecha», y haciéndose los esfuerzos necesarios para darla a conocer en centros educativos, a todos los niveles, e instituciones socio-culturales y deportivas, a través de actividades adecuadas a este fin. Canarias, con su honda tradición colombina, con el papel jugado en la proyección de España hacia otros continentes, y que, como señaló el propio Benito Pérez Galdós en el año 1900, siendo «los más distantes, seamos los más próximos en el corazón de la patria», aporta un sustento muy significativo al conjunto de motivos que hacen desde 1987 al 12 de octubre Fiesta Nacional de España.