125 ANIVERSARIO: CASINO Y LUZ ELÉCTRICA
POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE)
Este mes celebramos el doble 125 aniversario de dos importantes logros para la población como fue el levantamiento del edificio del Casino nacido como lugar de encuentro de la burguesía local, con el sello de distinción y con el buen tono que sus socios demandaban; también 1896 marcó el principio de todo un periodo, un antes y un después, con el encendido del alumbrado eléctrico. Fue la puerta y entrada de Torrevieja en la época del progreso.
En la década de los noventa del siglo XIX, los socios del Casino se lamentaban de no contar con un establecimiento adecuado, demandando unas instalaciones dignas de la importancia que tenía Torrevieja. El edificio no reunía las condiciones necesarias para objeto al que se destinaba, ofrecía poca seguridad y se encontraba en muy mal estado, por lo que la Junta directiva pensó que lo mejor sería proceder a su demolición y construir en el mismo solar un nuevo inmueble.
En junta general celebrada el 23 de enero de 1896 fue elegido presidente del Casino Francisco Bianqui Carriles, sastre; y secretario Salvador Llanos Ibáñez, escribiente de la dirección de Hacienda en el puerto. A los pocos días, el 16 de febrero, fueron citados nuevamente todos los socios, aprobándose en junta general extraordinaria y por unanimidad el derribo del edificio. La junta directiva solicitó facultades y poderes para que pudieran arbitrar fondos, contratar empréstitos con hipoteca especial voluntaria sobre el mismo edificio, estipulando los intereses convenientes, con la circunstancia de que una persona o entidad jurídica le facilitara los fondos necesarios.
En el caso de que el Casino faltase al pago, se podría proceder contra la finca, con arreglo a las leyes: o sea que, si no se pagaba sería embargado el edifico y el solar. Se solicitó que se les otorgara y aceptase escritura para formalizar los documentos necesarios para obtener los recursos necesarios hasta la terminación de la obra nueva. Se levantó la sesión, aprobándose y siendo firmado el acuerdo por todos los socios presentes. Un préstamo de 25.000 pesetas, para acometer las obras fue aportado por Rafael Sala Satorres para el levantamiento de la nueva planta. Se encargó un proyecto a los arquitectos José Guardiola Picó y Tomás Aznar, que a la vez de ocupaban de la terminación de los trabajos del nuevo templo de la Inmaculada Concepción. La obra aglutinó a un número muy preparado de pintores, ebanistas, doradores, escayolistas, broncistas y tapiceros; con ese fermento, el interior del Casino de Torrevieja estaba destinado a convertirse en un importante exponente del modernismo decorativo.
Se levantó en un escaso periodo de tiempo y en la noche del 10 de agosto de 1896 se procedió, con gran pompa y solemnidad, a la inauguración del nuevo Casino. Contaba con planta baja y piso, estando considerado como de los mejores de su clase. Se alzaba majestuoso sobre el mar situado a escasos metros de su fachada. En la parte alta, ostentaba ricos y preciosos adornos y un elegante decorado, un espacioso salón de tresillo y a la izquierda la sala de lectura con una surtida biblioteca. En la parte media del edificio una ancha claraboya establecía una corriente de aire continua en todos los departamentos haciendo agradable la estancia aún en las más calurosas horas del día; disponiendo de dos valiosísimos pianos, uno de media cola y otro vertical; una mesa de billar, trabajada con madera de palo santo y caoba, completaba el mobiliario, ostentando una escalinata de mármol para ascender al piso superior.
El día de la inauguración, aproximadamente las nueve de la noche, la banda de música municipal tocó un pasodoble dando comienzo a la fiesta. Empezó a llenarse el salón principal de elegantes señoras a quienes acompañaban los miembros que constituían la junta directiva, ofreciéndoles ramos de flores, empezando el acto bailándose un rigodón; inmediatamente las parejas comenzaron sus vertiginosas vueltas al compás de los acordes.
El acto fue coronado con la luz eléctrica del alumbrado público de la población que también se estrenaba aquella noche. El Casino significó todo un hito, lográndose dotar a Torrevieja de un foco cultural y de un espacio de referencia para el desarrollo.
Hasta 1896 el alumbrado de las plazas y calles de Torrevieja era casi inexistente, sólo en algunas de las calles más céntricas había algunos faroles, alimentados por aceite, que los serenos se encargaban de recargar.
En marzo de 1896, se celebró en el Ayuntamiento la subasta del alumbrado público por medio de la electricidad, recayendo en Amador Cuervo Era, vecino de Madrid. Se firmó la concesión por parte de Acacio Rebagliato Quesada, como procurador síndico, en representación del Ayuntamiento, y Amador Cuervo Era; concediéndole el Ayuntamiento privilegio exclusivo para el alumbrado durante un plazo de veinticinco años, pudiendo suministrar la luz eléctrica a los particulares mediante contratos, comenzando instalación de la luz eléctrica y el tendido de los cables por las calles para la red general, por el director técnico y dos electricistas.
El alumbrado era de incandescencia y de arco voltaico y las lámparas de ciento veinte voltios. Se suministraba también corriente para seis arcos más de cuatro amperios durante las ferias que empezaban el veinticinco de julio, día de San Jaime, y terminan el veinticinco de agosto. El número de lámparas incandescentes distribuidas en toda la población fue de ciento quince, y dos para el Hospital de la Caridad. Se encendía a la puesta del sol y se apagaba a la una de la madrugada desde el quince de mayo al quince de septiembre, y a las doce de la noche desde el dieciséis de septiembre al catorce de mayo, satisfaciendo el Ayuntamiento por este servicio la cantidad anual de cuatro mil ochocientas pesetas. Calculen ustedes cuanto supondría ahora a sabiendas de los precios récord y en alza que tiene la energía eléctrica. FUENTE: FACEBOOK. F.S.A