En aquel año de 1895, concretamente en su mes de junio, la Guerra de Cuba estaba latente, y el cabecilla dominicano Máximo Gómez Báez tenía la intención de dirigirse a Puerto Príncipe. Por otro lado, algunas provincias cubanas intentaban avivar la conspiración. Para sofocar este nuevo brote, el gobernador de la isla, general Arsenio Martínez Campos solicitaba al Gobierno español seis batallones más, concediéndole el doble, lo que supuso un total de sesenta batallones los que defendían los interesas de España en la Perla de las Antillas.
En ese mes de junio del citado año de 1895, el calendario nos llevaba al jueves día 13, festividad de San Antonio (el portugués de Padua) que, al coincidir con dicho jueves primero después la Santísima Trinidad se conmemoró la del Santísimo Cuerpo y de la Sangre de Cristo o Corpus Christi. Para su procesión, la Banda de Música Municipal dirigida por el maestro Rogel, había estado ensayando en los salones de La Caridad del Barrio Nuevo, dos nuevas marchas.
Se materializaba el hecho, como indicaba el periódico «La Noticia Diaria», que dirigía José Saravia Vergel, que salía «el tabernáculo, no como de ordinario, sino para pasear triunfante las calles y plazas de los pueblos, como Rey que impera, como Padre que busca al hijo extraviado. A su presencia como Rey, truena el cañón desde nuestras fortalezas, le rinden coronas y armas los soberanos, las campanas vocean sus triunfos, y los acordes de regios himnos se entonan en su honor».
Hizo un día espléndido con alguna nube que no empañó la luz del sol, ratificando aquel dicho de que éste fue uno de esos tres jueves del año que relucen más que el Astro Rey.
Sin embargo, la procesión no contó con mucha concurrencia de fieles, asistiendo las comunidades religiosas de los Franciscanos y Capuchinos, el Seminario, el Apostolado de la Oración, los cleros parroquiales del Salvador, Santas Justa y Rufina y Santiago, el Cabildo Catedral y la Corporación Municipal.
La procesión salió de la Catedral a las seis de la tarde. Media hora antes desde las Casas Consistoriales, precedida por la Banda de Música el Ayuntamiento se dirigió en comitiva hasta el citado templo.
El periódico «El Orden» echó en falta en la procesión a los antiguos gremios, pues consideraba que bien coordinados podían aumentar el esplendor de la misma. De igual manera que «La Noticia Diaria» esperaba que el Sr. Aguilar, nacido en Orihuela, y nuevo teniente y jefe del puesto de la Guardia Civil enviase el piquete de ordenanza a la procesión, algo que su antecesor no había efectuado.
Por otro lado, el diario de la tarde «El Independiente» apuntaba que, al parecer, los canónigos vestirían el distintivo que desde hacía tiempo tenían el privilegio de usar, como era que sus vestiduras fueran de color morado.
La única incidencia que se registró, sucedió en el Paseo de la Puerta Nueva, ya que tras pasar la procesión por aquel lugar, un grupo de chicuelos arrebataron las flores y ramaje que adornaban las barandillas de las rampas que se instalaban para cubrir las escalinatas. Algo que no pudo evitar la Guardia Municipal, ya que sus miembros iban dando escolta a la Corporación.
Como era costumbre, en la Puerta Nueva se celebró por la noche la primera verbena de la temporada amenizada por dicha Banda de Música Municipal. A ella acudió mucha gente, hasta el puntos que la prensa decía de «no poderse transitar sin recibir pisotones».
Tal como era costumbre, días después se celebraban las procesiones del Corpus en las parroquias de las Santas Justa y Rufina y de Santiago. En la primera de ellas se efectuó el día 16 y recorrió la Plaza de las Salesas, calle del Río, Plaza Cubero, calles Muñoz (Mancebería), Rodeo, San Agustín, del Ángel (López Pozas) y Plaza de la Fruta. La custodia bajo palio fue portada por Antonio Lafuente y el «pendón principal» fue llevado por el concejal Francisco Saenz. Asistió el clero parroquial de Santiago, la Banda de Música y varias parejas de la Guardia Municipal. El 21 de junio se celebró la procesión en la segunda de esas parroquias, con la asistencia de los Capuchinos, Franciscanos y el clero de Santas Justa y Rufina, siendo llevado el «pendón principal» alternativamente por Andrés Pescetto y Francisco Moreno de Alba, director de «El Orden». Bajo palio Jesús Sacramentado era portado por el párroco de las Santas Justa y Rufina, Enrique Teruel. Al llegar la procesión, la Banda de Música Municipal, en el centro de la Iglesia interpretó «La Marcha Real».
Así, en 1895 se celebraba la festividad del Corpus Christi en Orihuela que, en ese año tuvo inicio el jueves 13 de junio, en cuya noche además de la verbena se inauguró los nuevos «arcos voltaicos» en la Glorieta. Mientras, en Ultramar continuaba la guerra en Cuba sesgando la vida de numerosos jóvenes españoles. INFORMACION