POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (PRINCIPADO DE ASTURIAS).
Fatigado llegó mi abuelo a una granja y le pidió al dueño que le alquilase una mula; el granjero dijo que lo sentía pero que se la había llevado una vecino; en aquel momento la mula relinchó en el establo y mi abuelo exclamó: “¡Pero su mula está aquí!”. El granjero se puso rojo de rabia y gritó: “¿A quién crees, a mi mula o a mí?”.
Un amigo me contaba que un caballero jamás usa zapatos de color y cuando bajé mi mirada y vi que él calzaba zapatos rojos se lo dije y me respondió: “¡Estos no son mis pies!”.
A veces, aún con la verdad, nos vemos obligados a rendirnos.