«Estamos encantados, es una gran alegría», indicaba el alcalde, José Luis Trabanco, quien no obstante cedía todo el protagonismo a la edil de Turismo, Lorena Cabo, porque «es ella quien ha llevado adelante todo el trabajo para conseguir este reconocimiento». Ha sido, como reconoce la propia concejala, una labor «muy intensa, sobre todo por la cuestión de plazos de tiempo. Nos empeñamos en que fuera este año cuando optáramos de nuevo a la distinción como fiesta de interés turístico regional, y hemos tenido que ponernos las pilas», reconoce «feliz, sobre todo, por la reacción de la gente, está todo el mundo comentándolo».

Fue el pasado mes de noviembre cuando la edil expuso los méritos de la Flor ante el consejo asesor encargado de decidir, y aunque sabía desde hace unos días que habían cumplido su objetivo, «estuvimos en vilo hasta el final, temiendo que faltara algún detalle», señala.

Agradece de forma especial el trabajo de los miembros de la IGP faba asturiana, de la mano de quienes han conseguido esta declaración, y lamenta que «haya habido quien se ha dedicado a poner palos en nuestras ruedas, como ha sucedido con el edil de Ciudadanos». Pero el gobierno local se queda con todo lo positivo, con «haber logrado este reconocimiento tan importante cuando íbamos tan justos de tiempo».

«Era de justicia, porque esta feria es la esencia del municipio». Gustavo Fernández, cronista oficial de Grado, resumía ayer el sentimiento de todos los vecinos tras conocer este «espaldarazo» a la que se ha convertido con el paso de los años y desde antiguo en toda una seña de identidad. «Además éramos la única localidad de más de 5.000 habitantes que no tenía una fiesta de interés turístico regional, y era un poco anómalo», recuerda Fernández, «encantado» con la resolución y atendiendo llamadas y mensajes de felicitación durante todo el día.

Porque él fue uno de los participantes en la exposición que preparó el Ayuntamiento de Grado ante el consejo encargado de otorgar estas distinciones, y ha vivido en primera persona un proceso que «no solo toca de lleno a la gente de la villa». «Tenemos que tener en cuenta que la esencia del municipio es comercial y los mercados dominicales tienen una gran tradición no solo para la capital sino para artesanos y productores de todo el concejo que vienen a vender sus productos, y que tienen en la Flor uno de sus principales escaparates», reflexiona.

Además, el valor de esta distinción radica también según el cronista en que «no es únicamente un reconocimiento al pasado, sino que también se valora el presente y el futuro de una actividad comercial conocida ya fuera de nuestros límites, pero que ahora lo será mucho más». Gustavo Fernández espera que el reconocer la Flor y el certamen de la faba asturiana como de interés turístico regional atraiga a mucho más público a una cita ya de por sí multitudinaria, «la primera gran feria después de la invernada a la que tradicionalmente acuden miles de personas, que quizás ahora vengan con interés renovado a visitar también los mercados dominicales».

En todo caso, la declaración de la I Flor de Grado y el Certamen de la faba asturiana IGP y productos afines como fiesta de interés turístico sabe a gloria entre los moscones, que la han recibido como lo que es, una gran celebración que llegará de nuevo la próxima primavera con más aún que festejar tras esta decisión de Cultura.