POR JOSÉ MANUEL TROYANO VIEDMA. CRONISTA OFICIAL DE LAS VILLAS DE BEDMAR Y GARCIÉZ (JAÉN)
Bajo la embajada del X Marqués de Bedmar en Rusia se produjo un incidente diplomático, con motivo de la visita al Zar Alejandro II por el Conde de la Alcarria y Duque de Madrid, D. Carlos María de Borbón y Austria. Pretendiente carlista al trono de España, como Carlos VII, en 1876.
El hecho se produjo con la llegada de D. Carlos, quien visitó, la ciudad de San Petersburgo tras su salida de España en 1876, al parecer con gran éxito. La presencia de D. Carlos, así como su recibimiento por el Zar y la Alta Sociedad local, provocó la correspondiente queja de la Embajada de España, sita en dicha ciudad, a las más altas instancias del Imperio Ruso, a quien, de forma particular y según las crónicas de la época.
Parece que la llegada de D. Carlos (1) fue un acto muy importante para la sociedad petersburguense: “El objeto principal de atención y rumores del momento actual es, sin duda, Don Carlos. La impresión causada por el príncipe, sobre todo entre los oficiales de la Guardia, es encantadora.
Según opinión de las damas, en Rusia hubiera podido conseguir muchas más victorias que en España”. La «Gaceta de San Petersburgo” del 3 de febrero decía lo siguiente: “Delante del hotel Demut durante casi todo el día se ve una cola enorme de carruajes. Los representantes de la nobleza de San Petersburgo hacen visitas a Don Carlos, el duque de Madrid. Entre otros funcionarios, le visitaron el Canciller Gorchakov, el Ministro de la Corte Adlerberg y otros”.
Al día siguiente tuvo lugar una fiesta en el Palacio de Invierno a la que asistieron los representantes del cuerpo diplomático, viajeros famosos, jefes de diferentes regimientos de la Guardia, todos los senadores, oficiales de la Guardia, ayudantes personales de los Generales. “A las 9 de la noche llegaron Sus Altezas y se reunieron en el Salón de Malaquita: su Majestad el Heredero al Trono con sus esposas, los Grandes Duques y el duque de Madrid D. Carlos. A las 00.30 todos se fueron a cenar a la Sala de Nicolás. Su Majestad con Sus Altezas con el Duque de Madrid comieron juntos a la misma mesa», contaba al día siguiente el Diario Palaciego. Según las descripciones de aquella fiesta no solo la nobleza colmo sus atenciones a D. Carlos, sino también el propio Alejandro II, lo que provocaría bastante disgusto en la Embajada de España en San Petersburgo.
En España los periódicos seguían discutiendo sobre el motivo de la llegada de D. Carlos y su acogida tan calurosa. Los periódicos conservadores negaban cualquier motivo político y decían que había sido recibido con la hospitalidad tradicional rusa, mientras que la prensa liberal estaba en busca de otros motivos, por ejemplo, sospechaba, que el príncipe carlista quería reclutar a los oficiales rusos para su ejército. Es curioso que todos los artículos satíricos contra D. Carlos, fueran perseguidos por la censura. Mientras tanto, la estancia de D. Carlos en San Petersburgo estaba por acabarse pronto y, por ello, aprovechando los medios, antes de salir hizo varias declaraciones acerca de su renuncia a la corona de España diciendo que “su deber era seguir luchando para su hijo que tendría que ser el rey”.
El príncipe D. Carlos se quedó encantado de San Petersburgo y de la acogida que había tenido en el seno de la sociedad aristocrática local. La “Gaceta de San Petersburgo» informaba que D. Carlos tenía programado dedicar una parte de sus memorias de viaje a su estancia en Rusia. El 8 de febrero a las 11 de la mañana tomo el tren en la Estación de Varsovia y partió para Europa. Le acompañó a la estación el Gobernador de la ciudad, el general Trepov y según cuentan las Crónicas, antes de marcharse premio a todas las personas que le habían prestado sus servicios, con 100 rublos y le regaló su fotografía al oficial de policía que le había acompañado todo el tiempo que permaneció en San Petersburgo.
Notas: (1) Carlos María de Borbón y Austria-Este (Laibach, 30/III/1848–Varese, 18/VII/1909), autotitulado “Duque de Madrid” y “Conde de la Alcarria”, fue pretendiente carlista al trono de España bajo el nombre de Carlos VII entre 1868 y 1909, así como pretendiente legitimista al trono de Francia con el nombre de Carlos XI de Francia y Navarra (1887–1909).
FUENTE: J.M.T.V.