POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Existió, qué duda cabe, un habla tradicional en la huerta, arraigada desde antiguo y enriquecida, como se enriquecen los michirones con paticas de cerdo, durante generaciones. Luego vino un tiempo en que los «churubitos», las gentes de la capital, la emplearon para componer bandos jocosos, .