POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT. CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE)
En el verano de 1600 la peste, que procedía de Castilla y que había atacado una amplia zona situada entre Játiva y Alcoy, rondaba Xixona. Las noticias que llegaban eran alarmantes.
Los habitantes de la villa sabedores de que el matrimonio formado por: Úrsula Morant y Francisco Soler tenían en su casa del Raval la imagen milagrosa de san Sebastián acudían diariamente a implorar el favor del santo.
El 24 de julio de 1600, festividad de Santa Cristina, Úrsula Morant estaba muy afligida por que la peste se acercaba a pasos agigantados. Era tal su dolor y miedo que se dispuso a orar fervorosamente delante la imagen de san Sebastián.
En medio de su oración levantó su mirada y vio, con gran sorpresa, como de sus ojos manaban lágrimas. Pensando que se trataba de una ilusión se levantó y secó el rostro del santo y se dispuso de nuevo a orar. Pero las lágrimas volvieron a brotar.
Sorprendida por aquel hecho inusual decidió comunicar la buena nueva a sus allegados y vecinos. Llamaron al notario Juan SanchÍs quien levantó acta del hecho sobrenatural que estaba ocurriendo en el Raval. Inmediatamente se congregó el clero parroquial, presidido por Pedro Juan Berenguer. El clero y la autoridad local decidieron realizar una procesión por toda la villa y trasladar la imagen del santo a la Iglesia Parroquial de Santa María (Iglesia vieja).
Las lágrimas brotaron durante un día completo. Los jijonencos después de haberle manifestado su reconocimiento, celebraron una festividad en acción de gracias por el singular favor de interceder ante el Señor para que no entrase la peste en esta población.
El milagro de san Sebastián ocasionó que inmediatamente se recogiera dinero para transformar la casa de Ursula Morant y Francisco Soler en ermita.
Muy pronto comenzó a organizarse la fiesta del milagro de San Sebastián. En 1602 Ursula Morant otorgó testamento y dejó una manda pía para que el 24 de julio se celebrase misa y otros oficios divinos. Ursula debió de fallecer unos años después, puesto que en 1604 su marido, Francisco Soler, cargó un censal de 13 libras en favor del clero parroquial para «in die de suae festa del Milacre de Sant Sebastià eo in sa octava e oficio dicti Sancti». El Ayuntamiento colaboró también sufragando la festividad como así podemos descubrir en el apunte del año 1666 del cuaderno de colectas de renta amortizada de la parroquia de Xixona. «A 24 (juliol) Festivitat de Milacre del gloriós Sant SSebastià ab vespres, ores, misa y prosesó general ab lo seu ymage, per la Vila, 4 lliures, 1 sou, 3 diners».
La imagen de San Sebastián se venera en la actualidad en la iglesia Parroquial. En la calle del Raval existe una pequeña y hermosa ermita dedicada al santo. Cada 24 de julio se conmemora el milagro de San Sebastián. Este año por la COVID 19 no se ha podido celebrar en la calle la fiesta del milagro de San Sebastián.
BIBLIOGRAFÍA
BERNABÉ RUIZ, José, «Algunas notas históricas sobre la fiesta de San Sebastián», Festes d’Hivern, Xixona, Asociación Cultural y Festera de Heladores, 2002, pág. 14.
FERRI CHULIO, Andrés de Sales, Lágrimas divinas en la piedad popular alicantina en los siglox XVI y XVII, Andrés de Sales Ferri Chulio, 2010, págs 43-51.
GARRIGOS SIRVENT, Bernardo, GALIANA CREMADES, Margarita, San Sebastián en la tradición de Xixona, Xixona, Comisión IV Centenario de San Sebastián y CAM, 2000.