POR FERNANDO LEIVA BRIONES, CRONISTA OFICIAL DE FUENTE-TÓJAR (CÓRDOBA)
Por norma general, un buen número de vasos ibéricos son imitaciones de modelos fenicios y áticos. Aparecen tanto en viviendas como en necrópolis. Los hallados en el primer caso se suelen conservar mejor que los descubiertos en el segundo, ya que las mezclas de los ácidos procedentes de las cenizas de los difuntos con otros componentes químicos han propiciado el deterioro de las decoraciones y pastas cerámicas. Unos y otros se utilizaron como ajuares domésticos y, en ocasiones, como contenedores de ofrendas y de los restos humanos incinerados, si bien pudieron haberse torneado, ya en IITVRGICOLA, ya en su territorio, exclusivamente con este fin. Las piezas expuestas en esta vitrina, la nº 5 (LÁM. 1), de clara influencia fenicia, son un ánfora “tipo saco” con dos asas (a), un caliciforme (b) que custodiaba en su interior dos anillos de cobre, un adorno semiesférico perforado de ese metal y una concha caurí -cypraeidae- (objetos expuestos en otro lugar) y un jarrito con boca de “seta” (c). Proceden de la necrópolis de Los Villarones (LÁM. 2) y se datan entre los siglos VI-IV a.C. Aparecieron superficialmente en no muy buenas condiciones debido a las labores agrícolas y a diferentes expolios que sufrió el camposanto ibero (LÁM. 3).