POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Hoy sábado se cumple el 30 aniversario de la caída del muro de Berlín y la capital alemana celebra este hito que cambió el rumbo de la historia. Al término de la Segunda Guerra Mundial, Berlín quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, francés, inglés y estadounidense. Posteriormente, en 1949 el área oriental que estaba en poder de los soviéticos quedó bajo la jurisdicción de la llamada República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres formaron una sola área gobernada por la República Federal Alemana (RFA). En los años siguientes, la zona occidental empezó a prosperar mientras que el lado soviético sufría problemas económicos. Esto, ocasionó que millones de berlineses que vivían bajo el régimen comunista migraran al Berlín occidental. Con el paso de los años, el muro, que inicialmente fue construido con ladrillos, acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia.
La caída del muro tuvo su origen en la apertura de las fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989. El primero de esos países pertenecía al bloque occidental mientras que Hungría era parte del bloque conocido como la cortina de hierro, países cuyos regímenes estaban bajo la influencia soviética.
Ante esta apertura, cada vez más alemanes orientales viajaban a Hungría para, a través de esa ruta, pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Esto molestó al gobierno de la Alemania oriental y empezó a poner restricciones. Entonces, miles de alemanes del este empezaron a manifestarse en varias ciudades de la RDA exigiendo la libre circulación en la frontera. Las protestas obligaron al gobierno a anunciar que el paso hacia el oeste estaba permitido. Era el 9 de noviembre de 1989.
Esa misma noche, miles de personas se agolparon en los puntos de control para cruzar a Berlín occidental. Una confundida guardia fronteriza que no tenía órdenes precisas de cómo actuar, dejó pasar a los primeros berlineses del este, quienes fueron recibidos al otro lado -entre abrazos y gestos efusivos de bienvenida- por una multitud de alemanes occidentales que habían llegado al lugar enterados de la noticia.
La euforia se prolongó durante los siguientes días. La madrugada del 10 noviembre varios miles de alemanes de ambas partes, arremetieron contra el muro con picos, cinceles y martillos. Encaramados sobre la valla de concreto o apostados en sus bases empezaron a abrir las grietas de su caída física definitiva. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y alentaron revoluciones en países del eje socialista en Europa que luego se desvincularon de la influencia soviética. Casi un año después, el 3 de octubre de 1990, Alemania concretó su reunificación con la fusión de la RDA y RFA en un solo Estado.