ENTREVISTA A REYES MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA
Mar 23 2015

«SER CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CUENCA ES UN LUJO Y UN BONITO RETO»

El cronista oficial de Cuenca, Miguel Romero. Foto: Reyes Martínez
El cronista oficial de Cuenca, Miguel Romero. Foto: Reyes Martínez

El historiador y escritor conquense, Miguel Romero (Boniches, 1952) acaba de ser nombrado como cronista oficial de la ciudad de Cuenca y muestra su satisfacción porque es «un reconocimiento especial y digno». Confiesa que le preocupa y le ruboriza intentar heredar el compromiso de «nuestro gran Federico Muelas, por lo que para mí supone, sobre todo, su persona y su obra: inalcanzable, pero orgulloso de poder tener esa oportunidad».

Usted fue nombrado cronista oficial de la ciudad de Cuenca. ¿Alguna vez había pensado en obtener este reconocimiento?

La verdad es que no. Primero porque no imaginaba que una ciudad, en este caso Patrimonio de la Humanidad, pudiera fijarse en una persona como yo para un reconocimiento tan especial y digno, entendiendo que la honra de su grandeza está en la sencillez de las formas, por eso, muchos conquenses desearían representar en su orgullo y trabajo la identidad de una ciudad tan bella como la nuestra, y ser yo el elegido me enorgullece en toda su dimensión. Soy feliz.

¿Qué cualidades cree usted que debe de reunir un buen cronista oficial en la actualidad?

Ante todo, la humildad y la honestidad del generoso, es decir, fuera vanidades y aceptar que este reconocimiento, por muy loable que pueda parecer, no tiene sentido si no hay debajo de él, trabajo, constancia, tesón, buena voluntad y compromiso, y lo digo como lo siento, de nada vale tener este maravilloso reconocimiento si no demuestras con tu trabajo y tu «saber estar» que el sentido viene agraciado con la ilusión de generar proyectos, dinámicos, funcionales y realistas ,y sobre todo, adaptados a la identidad de tu ciudad y sus gentes.

¿Le permite desarrollar su tarea más fácil al ser historiador?

Creo que sí. Soy historiador, por vocación y profesión, y sin duda, esta condición no es sine qua non para ser cronista, pues Federico Muelas era poeta y funcionario y supo hacer grande su aportación. Raúl Torres es periodista y ha desarrollado una labor generosa en el trato hacia la sociedad de una Cuenca investida de lirismo y sentimiento, por eso, sin que podamos decir que esa condición le determina, sí que el ser historiador, te facilita y faculta para llevar a cabo algunas de las funciones que esta responsabilidad exige y que, teniendo estos conocimientos, permitirán ayudar en el recorrido investigador, del pasado, de la huella del tiempo y del rebufo del acontecimiento histórico. Me lo hace más fácil, entiendo.

¿Qué funciones debe de desempeñar el cronista oficial de una ciudad como Cuenca?

Pues, ni más ni menos, que la de cualquier cronista de otras ciudades. Por un lado, ser fiel a su personalidad, sin vínculos ideológicos que le predeterminen subjetividades y procurar conocer tu pasado o tener posibilidades de llegar a él. También gestionar cultura como meta de progreso, hacer valer tus conocimientos para asesorar, ante petición de ayuda, en la búsqueda del callejero adecuado, de la onomástica perdida y del aniversario desconocido. Tal vez, hacer la crónica del tiempo, condicionar los hermanamientos como meta de convivencia y determinación global en la solidaridad de los pueblos; preservar el Patrimonio, exigiendo su cuidado, mantenimiento y revitalización y ser un miembro activo en las tradiciones del lugar, buscando con ello, la identidad de las gentes que hacen de esta ciudad, un sentimiento común. Sobre todo, un cronista ha de vivir y sentir tus tradiciones, su cultura, su realidad y hacer valer su sentido crítico para conseguir la mejora de las condiciones de vida. Ser pregonero, cartelista, miembro activo de cofradías, propulsor de iniciativas culturales, conferenciante, generador de ideas, escritor y difusor de las bondades patrimoniales y sobre todo, ser activo en foros, fiestas, eventos, crónicas y todas cuántas manifestaciones populares hagan patria común.

¿Qué responsabilidades tiene ahora que además de Cuenca es el cronista oficial de Cañete?

Es diferente la vinculación de un lugar y otro. Para mí, ser cronista de la villa de Cañete, un pueblo humilde y pequeño, es algo sentimental, implícito en el germen del paisanaje, del sentimiento en recuerdo de una familia, de unos padres y abuelos. Allí, no hay una responsabilidad de trabajo exigente y definitorio, sino que es más un vínculo honorífico al que me debo y del que me siento orgulloso. Ser cronista de la ciudad de Cuenca, ciudad Patrimonio, es diferente y significativo, por su responsabilidad y también por su compromiso. Es un lujo y, desde luego, un bonito reto.

El último cronista fue Raúl Torres y además le recomendó a usted para este importante encargo y no a otra persona. ¿Qué le pareció este detalle?

Un elegante y respetuoso detalle que le dignifica y que le engrandece ante mí. No hay duda, que la labor de Raúl siempre quedó bien adornada por su buen hacer y su compromiso; por otro lado, recomendarme a mí ha sido ese tributo que hace de las personas un credo sincero cuando ellas mismas lo son. Su consejo, su propuesta y la de otras muchas personas y colectivos de la ciudad (Asociación de Peñas Mateas, Asociación de Amigos del Teatro, Amas de Casa Luzán, Cámara de Comercio, Favecu Agrupación provincial de Hostelería, Instituto de Estudios Conquenses, Asociación Cuenca Abstracta 2016, Talleres de Lectura, Hermandades y colectivos diferentes) me han hecho sentirme el hombre más feliz del mundo. A su vez, el hombre más preocupado por saber si podré estar a la altura de quiénes tanto han confiado en mí. Ver que un Ayuntamiento te propone y te respalda por unanimidad es algo tan especial y dignificante que nunca lo olvidaré y a ellos, a todos los miembros de la Corporación, un agradecimiento eterno y sincero. Espero estar a la altura de su confianza.

¿Se ha puesto en contacto con otros cronistas?

Desde el mismo día de la aprobación en el Pleno municipal, ya se puso en contacto conmigo el Presidente de la Real Asociación de Cronistas de España, de la que es presidente honorífico, su Majestad el Rey, para que formase parte de su Junta Directiva; yo he mantenido contacto con Cronistas de otras ciudades importantes, tales como Aranjuez, Teruel, Gran Canaria, Guadalajara, Murcia, Jaén, Madrid, Concepción de Chile y Zaragoza, desde hace algún tiempo.

¿Este reconocimiento es el más alto que puede recibir un conquense en estos momentos?

Bueno, esto es aleatorio y desde luego, subjetivo en su significación. Creo que ser Hijo Predilecto de una ciudad es el más alto colofón que una persona puede conseguir; tal vez, que tu nombre forme parte del callejero es algo tan digno como glorioso por lo que significa y dignifica. No hay duda, que ser cronista oficial de una ciudad y perdonen mi «falsa modestia» es algo demasiado singular y tan personal que no tiene parangón alguno por dos razones esenciales: que solamente puede ser una persona y que tiene carácter vitalicio por lo que su reconocimiento supone ser la más distinguida a nivel cultural y social.

¿Tiene usted miedo?

Miedo no. Yo no conozco esa palabra a la hora de trabajar y ejecutar propuestas o ideas para mejorar nuestra sociedad. Preocupación sí, por no estar a la altura de quienes tanto han confiado en mí, pero sin duda, seguro y confiado, de que trabajaré con todas mis fuerzas, aplicando mis conocimientos, ideas y esfuerzos para seguir haciendo, lo que hasta ahora he hecho, pero en lugar de aplicar generosidad y altruismo en su puesta en valor como había hecho hasta ahora, de responsabilidad por la obligación que supone el cargo en representatividad municipal y en compromiso social. Me preocupa, sobre todo, y me ruboriza intentar heredar el compromiso de nuestro gran Federico Muelas, por lo que para mí supone su persona y su obra: inalcanzable; pero orgulloso de poder tener esa oportunidad. Además, convencido de que todo lo que he podido aprender, sobre todo, de Raúl Torres me sirva para ser más fiel a esta labor, honorable y maravillosa, teniendo en él, el reflejo de la experiencia y la sabiduría del hombre culto.

¿Qué piensa usted cuando le definen como «hombre del Renacimiento en el siglo XX»?

Pues que son excesivamente generosos en ello. Ahora bien, si con esta expresión quieren hacer ver que tengo gran capacidad de trabajo, me defiendo en muchas artes con cierta dignidad, humanizo mis expresiones sociales, abro a la universalidad cada faceta de la creatividad como meta de compromiso y admiro la belleza clásica en toda su extensión, pues me sumo a su generosa apreciación y les doy las gracias por alabarme injustamente de esa manera. Un placer que alguien pueda ponerme, no a la altura porque sería pensamiento de necios, pero sí a la sombra de los grandes maestros del Renacimiento: Maquiavelo, Rafael, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Bocaccio o los Médicis, entre otros muchos. Soy un humilde y sencillo humanista de pensamiento y obra.

Un hombre que tiene tantos frentes abiertos, culturalmente hablando. ¿De dónde saca tiempo?

Esta es la pregunta del millón que tantas veces me han hecho. No lo sé. Me organizo bien, programo cada momento, intento cumplir mis objetivos, soy riguroso con el tiempo, me lo permite la benevolencia y complacencia de mi esposa a la que no se lo agradezco lo suficiente porque gracias a ella, he llegado donde estoy. Soy capricornio y creo en mí como persona capaz de realizar sus metas, otra cosa es que lo consiga.

¿Qué proyectos tiene ahora sobre la mesa?

Muchos, pero no por ser ahora cronista oficial de Cuenca, sino porque soy así. Por el momento cumplir mis dos ciclos de conferencias históricas previstas para la ciudad, luego ejecutar cuatro Jornadas patrimoniales en la provincia, sacar adelante, junto a mis compañeros, el segundo año del IDEC como entidad de dinamización humanística, tres cursos de verano de la UNED, cumplir con éxito la XVII Alvarada Medieval y consolidar definitivamente-junto a la Asociación de Peñas, la Cuenca Histórica. Propuestas altamente interesantes. Todo eso, sin dejar de sacar la revista Cuencaciudad, como crónica de actividades y proyectos, como eje de mi responsabilidad puesto que la vecindad debe ser consciente de lo que Cuenca hace y merece hacer.

Una de las tareas como cronista oficial es promover las fechas solemnes. ¿Tendrá mucho trabajo el año que viene?

Es una de las muchas funciones o responsabilidades que conlleva este nombramiento y procuraré estar bien informado de todas ellas. Así es, en este 2015, se cumplen dos importantes, el X aniversario del Consorcio de la Ciudad de Cuenca y el 400 aniversario de la segunda parte del Quijote. El próximo año 2016, el 20 aniversario de Cuenca Ciudad Patrimonio de la Humanidad, el 50 aniversario del Museo de Arte Abstracto y también otras efemérides tan importantes como el aniversario de la procesión Camino del Calvario, entre otras. El objetivo principal es procurar aportar ideas y proponer proyectos que puedan ser realistas y especiales.

Fuente: http://www.latribunadeciudadreal.es/ – Antonio Gómez

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