LA HISTORIA FUE DIVULGADA A TRAVÉS DE UNOS MANUSCRITOS DATADOS EN LOS SIGLOS IX Y X, SEGÚN APUNTAN LUIS REGUEIRA BENÍTEZ DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA MUSEO CANARIO Y MANUEL POGGIO CAPOTE, CRONISTA OFICIAL DE SANTA CRUZ DE LA PALMA
San Borondón, la mítica isla que los navegantes describían en la parte oeste de Canarias, cumple este 530 años de su entrada en el ordenamiento jurídico peninsular, periodo en el que queda datado el primer documento oficial por parte de los portugueses. Hubo expediciones para encontrarla y tomar posesión de la isla. Este 2019 se cumplen 500 años de la petición de Conquista a la Corona por Francisco Fernández de Lugo.
Que haya documento oficial no significa que antes no existiese la leyenda. La historia surge por un monje irlandés, Brendan de Clonfert, relata su existencia como santo Brendano, «como se conoce en el santoral español, fueron divulgados a través de unos manuscritos datados en los siglos IX y X», apuntan Luis Regueira Benítez de la sociedad científica Museo Canario y Manuel Poggio Capote, cronista oficial de Santa Cruz de la Palma y de la Real Sociedad Cosmológica.
Torriani o Abréu Galindo son los que la colocaron en la agenda política de la época por la Conquista de Canarias. El que analizó escribió de este accidente geográfico fue Fernao Dulmo en un texto enviado al rey de los portugueses el tres de marzo de 1486. También le pedía tomar «una gran isla o islas o tierra firme, por la costa, que se presume ser la isla de las Siete Ciudades».
Hasta Colón picó
Para Reguerira y Poggio, «algún tipo de efecto óptico atmosférico, bien sea espejismo o bien otro engaño visual, hace que los habitantes de las islas contemplen en determinadas circunstancias una porción de tierra donde no se debería ver más que mar y horizonte. Este engaño supone en nuestros días una simple curiosidad o una anécdota que contar, pero en los tiempos de los descubrimientos geográficos podía ser el indicio de que quedaba algo por descubrir, y ciertamente muchos trataron de señalarlo».
Cristóbal Colón también ayudó a crear el mito porque el 25 de septiembre de 1492 detallaba que su tripulación vio algo en unas coordenadas determinadas. Colón, que conocía muy bien las islas, estuvo pendiente de concretar su ubicación. «Al sol puesto, subió el Martín Alonso en la popa de su navío, y con mucha alegría llamó al Almirante, pidiéndole albricias que veía tierra. Y todos afirmaron que era tierra. Y al Almirante así pareció y que habría a ella veinticinco leguas. Estuvieron hasta la noche afirmando todos ser tierra».
Fernández de Lugo
En 1526 los exploradores Fernando de Troya y Francisco Álvarez salieron de Gran Canaria a seguir el discurso de Abréu Galindo. El clérigo sevillano Juan Díaz (1480-1549), cronista de Indias y capellán de las tropas de Hernán Cortés en la conquista de México, se suma a la operación de Troya para hacerse cargo de la actividad confesional de la mítica isla.
Algunos años antes, y este 2019 se cumple el quinto centenario de ello, Francisco Fernández de Lugo, que era uno de los hijos de Pedro Fernández de Lugo Señorino, es decir, hermano de Alonso Fernández de Lugo, el Adelantado de Canarias, pidió permiso a la Corona para hacerse con la isla. El sobrino accedió a poderes para controlar una isla que no existía.
Un ególatra diferido
Francisco Fernández no precisaba tierras. Este acaudalado lo que quería era que su nombre pasase a la historia como el descubridor de una isla. En verano de 1519 el «bohemio burgués» pidió cobertura legal para lanzarse a conquistar San Borondón. Gente viajada, al año siguiente tomó posesión como jefe del Cabildo de Tenerife tras renunciar al mismo cargo en La Palma por carta firmada desde Barcelona.
El proyecto de control de San Borondón fue presentado con una memoria que parecería pedir permiso para tomar Groenladia. En su documento asegura del territorio fantasma: «donde muchas veces se ve y divisa una isla que se llama Sant Blandián, a la que muchos han ido a buscar, así vasallos de Vuestra Majestad como del rey de Portogal, la cual dicha isla nunca han podido hallar».
Necesitaba para su misión «armar tres navíos así de gente como de vituallas y andar por la demarcación y hacer a la mar por espacio de un año si fuere menester, hasta hallarla si placiere a Dios». También sugería tener salario como el del gobernardor de Gran Canaria y la capacidad para poner y quitar jueces. En su petición afirma que pretendía a erigir en San Borondón una abadía «como la de Valladolid en Castilla».
Fuente: https://www.abc.es/ – J. L. Jiménez