MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN).
10.000 personas en la coronación de la Virgen de la Fuensanta.
Este es el titular de Diario Jaén, sobre la Coronación, de la que informó como corresponsal, José Chamorro.
“En este bello rincón de nuestra provincia, en la populosa y cordial ciudad que tantas evocaciones históricas recuerda, se ha celebrado hoy un acto trascendental que no olvidarán muchas generaciones: la solemnísima coronación canónica de la patrona de las Cuatro Villas, la Santísima Virgen de la Fuensanta,
Cuando en la noche de ayer nos retirábamos a descansar, acompañados del inteligente y buen villanovense don Francisco Bueno, miembro destacado de la Junta de la Coronación, una viejecita se nos acerca y nos da los buenos días, preguntando la hora. La sorpresa del cronista fue grande al saber que iba camino de la plaza para tomar sitio y estar cerca de la Virgen en el momento de la coronación. Era exactamente la una y cuarto de la mañana. Luego supimos que a esa hora eran centenares de personas las que se habían congregado allí con los cestos de su parva merienda- todas gentes sencillas del pueblo- para esperar el gran acontecimiento. También supimos que en la noche venían gentes que descendían por los riscos del escarpado Torafe; por entre los pinares cercanos al Guadalquivir , allá donde se retiraba San Juan de la Cruz, por las llanuras de pan llevar de Villacarrillo y por los lejanos confines de las escondidas parroquias de Bujaraiza y Jesús del Monte y nos emocionó saber que muchos de ellos hacían el viaje descalzos, dejando entre los riscos y el asfalto de la carretera las gotas de su sangre, “los mejores rubíes para la corona” en frase de Laínez Alcalá.
La Plaza del Generalísimo, que es de una gran extensión llena y las calles afluentes, también apretadas de gente. ¿Diez mil? ¿Quince mil? No sabemos cuántos pero eran muchas cabezas humanas las que ansiosamente pugnaban por ver mejor a la Virgen cuando entraba en la procesión traída desde la parroquia. Una tribuna amplia, perfectamente dispuesta con un sentido arquitectónico de gran equilibrio y con los escudos de las Cuatro Villas, en sendos resaltes con fondo verde. Sobre ellos el trono de la Virgen, hermosa como la describe el Cantar de los Cantares, robando al sol cegador la luz con su resplandeciente rostro y su vestidura de tisú de oro. Uniformes, colgaduras, hábitos eclesiásticos todo ello reverberaba en reflejos en tonalidades de una visión subyugante.
Hermoso acto y hermosa manifestación de fe de estas tierras del alto Guadalquivir que tan bien saben cantar cuando enmudecen y lloran y se sacrifican con ese sacrificio que arranca sangre como la de los romeros caminantes con una fe que mueve montañas.
Llegada de personalidades
Desde hora temprana Villanueva del Arzobispo ofrecía un aspecto de gran movimiento. Toda la ciudad estaba perfectamente engalanada y no había ningún hogar en el que no se luciesen colgaduras.
Las personalidades que concurrían eran recibidos en el Ayuntamiento y se trasladaron todos a la Iglesia Parroquial. Una sección del Regimiento de artillería, número 42 de Córdoba rindió los honores al Capitán General de la II Región Militar.
Se organizó la procesión de traslado de Santísima Virgen hasta la Plaza del Generalísimo. Formaron las señoritas de Acción Católica, con trajes negros y tocadas de mantilla, banderas de las Asociaciones, pendón de la Cofradía, clero secular y regular, cabildo catedralicio, autoridades y la Santísima Virgen, sobre sus andas,
La Virgen aclamada
La llegada de la Virgen a la Plaza constituyó un momento de gran emoción. A los acordes del Himno Nacional interpretado por la Banda Municipal de Música y gritos de entusiasmo la Virgen fue pasando lentamente por entre la multitud hasta que fue colocada en su trono. Se colocaron todas las autoridades y al lado de la Epístola, el arzobispo de Granada D. Rafael García de Castro. En el lado del Evangelio se encontraba el Obispo de Jaén y los padrinos de la coronación, que representaron a los Marqueses de Villaverde, el Gobernador Civil, D. Felipe Arche Hermosa y la señorita Dolores Sánchez Bueno. En lugares destacados el canónigo D, Antonio Ferreiro López, alcaldes de las Villas y Cazorla, el secretario del Instituto de Estudios Giennenses y D. Ricardo García K-Hito, entre otros.
El Pontifical
El señor Obispo revestido de los ornamentos, asistido por el canónigo D. Juan Montijano.
Durante la santa misa los coros de los Trinitarios de Córdoba y Alcázar de San Juan cantaron la segunda misa pontifical de Perosi. Ocupó la cátedra sagrada D. Antonio Ferreiro, quién pronunció una emocionada oración, glosando las palabras de la salutación “Ave, Gratia Plena”. Hizo reconstrucción de la historia religiosa de Villanueva y de los propósitos de la coronación, la devoción mariana de la provincia en sus advocaciones de la Cabeza, Capilla, Tíscar y de la Fuensanta y pidió bendiciones para el Santo Padre que ha concedido esta merced.
La Coronación
Terminada la misa de pontifical, se procedió a la ceremonia de la coronación. El notario señor Guerrero dio lectura al breve pontificio y al acta de este emotivo acontecimiento y luego los padrinos se acercaron al trono del prelado llevando las coronas en bandejas de plata y fueron bendecidas por el obispo Romero Menjibar.
El obispo subió las gradas hacia la plataforma elevada junto a la Santísima Virgen y procedía a colocar las coronas en las divinas sienes del Niño Jesús y de su Santa Madre. El momento fue inenarrable. Vítores, agitar de pañuelos, himnos, cánticos… y el detalle de elevar al aire dos mil globos y cien palomas. Las lágrimas corrían por los rostros de muchos asistentes que no podían reprimir su sentimiento.
Terminado el acto se cantó el himno de la coronación.
Traslado de la imagen
Entre un clamor incesante se organizó de nuevo la procesión con la Virgen coronada que fue llevada a la iglesia parroquial. Fue dificilísimo el paso de la procesión porque la muchedumbre pugnaba por acercase a la Virgen que era llevada en volandas.
En los salones de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, fueron obsequiados con un banquete los invitados.
La ciudad durante todo el día estuvo animadísima , ofreciendo por la noche un aspecto fulgurante con las iluminaciones especiales en todas las calles céntricas. También se iluminaron los arcos triunfales levantados en distintos sitios”.
Al día siguiente, también en una solemne y multitudinaria procesión se trasladó la imagen de la Virgen de la Fuensanta hasta su santuario, pasando ante el convento de las madres dominicas de Santa Ana.
FUENTE: CRONISTA