POR JOSÉ MONERRI, CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA
Pese a estar en pleno corazón de Cartagena, quizás el Pasaje Conesa haya pasado desapercibido para muchos cartageneros que habrán discurrido por la puerta principal del importante edificio en el que se halla.
Está situado en la encrucijada de Puerta de Murcia, Castellini y Morería, hallándose catastrado como con entrada por la calle Morería, 11. Es uno de esos complejos urbanísticos dotados con viviendas y comercios que tras muchos años de decadencia fue adquirido en 2006 por una cooperativa de propietarios -formada por 18 personas, inicialmente- para convertirlo en viviendas protegiendo todos los elementos de valor histórico y patrimonial que atesora. Las obras comenzaron en 2011, pero ahora están paralizadas cuando apenas ha sido ejecutada la mitad del proyecto.
Uso comercial
La puerta principal del Pasaje Conesa se encuentra en la Puerta de Murcia, en chaflán con la Subida a la Morería. Fue construido en 1891 y posee un largo interior que estaba llamado a ser ocupado por comerciantes.
Según el profesor Pérez Rojas, Pedro Conesa fue uno de los comerciantes más acaudalados de Cartagena durante la Restauración. Era propietario de varios edificios en la Puerta de Murcia, entre ellos éste. El inmueble tenía un solar muy alargado y profundo con salida a la calle Morería. Y es precisamente esa salida, marcada con el número 11, la que le da existencia oficial en el Catastro, donde se le adjudica un solar de 1.135 metros y 3.845 construidos. Ocupados por 14 bajos y 26 viviendas.
Según datos de Pérez Rojas, que se atiene a la fecha de 1891 que ostenta el chaflán junto a las iniciales P. C., es difícil aceptarlo como obra del arquitecto Carlos Mancha, pues éste murió en 1888. Es posible que dicho arquitecto proyectara el edificio, pero es evidente que él no dirigió las obras, aparte de que tampoco se adaptan por completo a su estilo decorativo.
El inmueble, que es muy buen exponente del eclecticismo local, tiene tres plantas con balcones y entresuelo con arcos rebajados. Aunque la planta baja y entresuelo guardan relaciones con algunos edificios del arquitecto Tomás Rico, sin embargo los detalles de guardapolvos, zapatas y conexiones de los balcones son idénticos a los del arquitecto Julio Egea para la casa de Pérez Lurbe en la Serreta. Ahora bien, este arquitecto obtuvo el título en 1891.
No pudo ser mercado
La idea principal del propietario de este Pasaje fue destinarlo a mercado de alimentación, pero no logró licencia municipal.
El Pasaje Conesa tuvo una época entrañable en la que el vecindario vivió unido y compartiendo alegrías y tristezas. En él habitó el radiólogo Pedro Nieto Solano, que fue director del dispensario de enfermedades profesionales, dedicando atención a los mineros afectados por la silicosis. Su hija, Nuria Nieto Llobet, rememoraba que el ambiente en el amplio inmueble era una maravilla y hasta se jugaba al parchís y al dominó en el terrado. También vivió allí el doctor Ramallo, dándose la circunstancia de que una nieta llegó a tener allí una escuela de danza. Fue también morador el podólogo Ángel Carrión y asimismo el doctor Francisco Carles Egea. También habitó en el Pasaje Antonio Conesa, de medicina general.
En la entrada al Pasaje solía instalarse en el mes de diciembre un puesto de turrones. También existió la relojería de Emilio Paredes, al principio del portón, y después una floristería que regentaba Juan de Dios, donde se vendían macetas y plantas, proporcionando un gracioso ambiente. Al fondo del Pasaje existió también un taller de fontanería.
En los bajos, estuvo la tienda de tejidos La Diosa, de Manuel Vidal, que la traspasó a José Velasco Carrión (Jovelca), último comercio que hubo hasta su venta. Al frente de Jovelca estaba en los últimos tiempos su hijo, José Velasco Pérez. En el otro bajo, ya con fachada a Puerta de Murcia, estaba Biba, también de la familia Velasco y dedicado a la venta de ropa juvenil, como camisetas y pantalones tejanos.
Calle peatonal
El Pasaje Conesa fue calle peatonal, con entrada por el chaflán de la Puerta de Murcia y salida por la calle de la Morería, pero hubo que suprimir el uso de calle cerrando la puerta de Morería por motivos de seguridad.
Los últimos propietarios, Pedro Meroño Olmos y herederos de Pedro Nieto Solano, vendieron el Pasaje Conesa a una cooperativa integrada por dieciocho personas, la mayor parte cartageneros, con el propósito de rehabilitar el inmueble para uso particular y fines comerciales, conservando las viviendas y reformando la galería para que pudieran instalarse nuevos comercios. El proyecto está a medio ejecutar, pues no está exento de grandes dificultades técnicas que lo condicionan.
Así, el Ayuntamiento de Cartagena aprobó en marzo de 2011 compensar con más edificabilidad a los propietarios del edificio para conservar los restos arqueológicos que fueron encontrados en el subsuelo. Un plan especial, de acuerdo con la normativa urbanística, compensa a sus promotores con la concesión de un ático retranqueado por el hallazgo de restos arqueológicos en sus sótanos que habrá que conservar para cuando el edificio esté totalmente restaurado.
La finca está ubicada en los límites del parque arqueológico del Molinete. Durante las catas previas al inicio de la obra, fueron encontrados restos de una calzada romana y una muralla. Su conservación es lo que ha impedido la construcción de dos sótanos de 3.200 metros cuadrados como aparcamiento subterráneo y hace más costoso el arreglo del emblemático edificio.
Fuente: http://www.laverdad.es/