POR JOAQUÍN MUÑOZ CORONEL, CRONISTA OFICIAL DE CORRAL DE CALATRAVA Y POZUELO DE CALATRAVA (CIUDAD (REAL)
Tal vez 79 años de historia y 50 millones de espectadores en 90 países –o 1000 millones de espectadores potenciales en los 5 continentes-, sean motivo más que suficiente… De cualquier forma, para comenzar ortodoxamente el año es condición sine qua non, asistir al Concierto de Año Nuevo. Participar desde la televisión del inicio de un nuevo año, aun estando algo maltrecho por los excesos (comida, bebida, juerga) y defectos (sueño, descanso, presupuesto) de la noche anterior, no es nada disparatado. Y además es gratis.
Las campanadas y las uvas marcan indudablemente en España el fin de un año y el comienzo del siguiente…Pero, tras la orgía de Nochevieja, el reloj biológico sólo se pone en marcha y se enrasa con la realidad –misteriosa, ilusionada, prometedora- gracias al Concierto de Año Nuevo… Que resetea nuestra vida y la pone en marcha para otros doce meses, que nunca cumplen las expectativas, y que no suelen ser tan prósperos como los habíamos deseado… Aunque pueden ser otras cosas: mayormente ilusionantes, pocas veces satisfactorios, desgarradores con frecuencia, y siempre enigmáticos…
LA CIUDAD DE VIENA
Pero vayamos ya al leiv motiv de este trabajo: El Concierto de Año Nuevo en Viena. Viena es la capital y centro cultural y político de Austria. Situada en Europa Central a orillas del Danubio, en el valle de los Bosques de Viena, y al pie de las primeras estribaciones de los Alpes. Viena es la cabeza uno de los nueve estados federados (Bundesland Wien), y está rodeada por el Estado federado de Baja Austria. Estamos hablando de la segunda ciudad más poblada de Europa Central detrás de Berlín, y de la décima ciudad en población de la Unión Europea. Sus 2 millones de habitantes en 2018 (más otros 2,4 millones de su área metropolitana), hablan el idioma alemán en una de sus variantes bávaras.
Con una larga historia, desde los primeros asentamientos celtas (500 a.C.) Viena es una de las más antiguas capitales de Europa, lo que se refleja en su importante patrimonio artístico. Durante el siglo XIX fue una de las grandes capitales musicales del mundo y a principios del siglo XX meca de la filosofía y el debate político de Occidente, así como uno de los principales centros culturales mundiales.
En 1857 Francisco José I de Austria decide abrir una nueva avenida, la Ringstraße, donde se construyen importantes edificios como la Ópera, la Universidad, el Ayuntamiento, el Parlamento, la Bolsa y los museos de Historia del Arte e Historia Natural. Pero la derrota de Austria en la guerra austro-prusiana (1866) y la posterior anexión de los Estados alemanes a Prusia, convirtieron a la unificada Alemania en un ‘peligro’ para Austria. Razón por la que decide aliarse con Hungría en lo que se conoce como la ‘política de compensación o Ausgleichpolitik’.
EL IMPERIO AUSTROHÚNGARO
Y en 1867, tras el Compromiso con Hungría, Viena se convierte en la capital del Imperio austrohúngaro y en un centro cultural, artístico, político, industrial y financiero de primer orden. Aunque ciertamente efímero (Sólo duró 52 años, 1867/1919, tuvo 2 emperadores, Francisco José I, y Carlos I, con capitales en Viena y Budapest), era enorme en su extensión y en su diversidad. Además de alemán y húngaro, se hablaba checo, polaco, rumano, esloveno, eslovaco, serbocroata, ucraniano e italiano. La religión de esta ‘monarquía constitucional dual en unión personal’ era la católica, y el soberano era emperador de Austria y rey de Hungría.
Todo ello en 2 territorios claramente diferenciados, con 2 administraciones independientes con sus propios parlamentos, gobiernos y tribunales. De hecho, podríamos decir que sólo la jefatura del estado estaba ostentada por una testa coronada en los dos territorios transfronterizos. Y el Imperio sólo actuaba como una entidad, en materia de Defensa y de Relaciones Exteriores.
Pero el año 1918 acabó con la dinastía de los Hagsburgo y con el Imperio Austro-Húngaro, en cuyas tierras se encendió la mecha, y donde se entrelazan tragedias como la de Mayerling (1889), y los magnicidios de Isabel de Austria, Sissi (Ginebra, 1898), y del archiduque Francisco Fernando de Austria (Sarajevo, 1914). Hoy, el antiguo territorio austrohúngaro, en cuyo suelo se originó la Primera Guerra Mundial que desdibujó, desmembró y rediseñó Europa, se extiende por 13 países europeos actuales.
CONCIERTO DE AÑO NUEVO
En Viena tiene lugar cada año, desde hace 79, el concierto más famoso y difundido del mundo, patrocinado por Rolex, la poderosa marca suiza puntera en relojería de lujo. Fundada por Hans Wilsdorf en 1905 en el Reino Unido, Rolex se trasladó a Suiza en 1919, al término de la I Gran Guerra, donde fundaría su segunda marca, TUDOR, en 1946.
En este día de Año Nuevo, hemos asistido al concierto de la Filarmónica de Viena dirigido por el germano Christian Thielemann (1959), que fuera director de la Deutsche Oper Berlin, y de la Orquesta Filarmónica de Munich. En la actualidad es director general de la Staatskapelle de Dresde, director musical del Festival de Bayreuth, y director artístico del Festival de Pascua de Salzburgo. Como máximo exponente de la tradición germana en dirección de orquesta, fue ayudante y es continuador de Karajan, y especialista en el repertorio de Bruckner y Wagner. Tal vez exhaustivo y calculado en su trabajo, en detrimento de una mayor frescura y espontaneidad.
Se trata de la primera vez que un director alemán dirige el concierto. Recordaremos que aunque Heribert Ritter von Karajan dirigió la Filarmónica de Berlín durante 35 años, y dirigió el Concierto de Año Nuevo en 1987, nació en Salzburgo y conservó siempre su nacionalidad austríaca. Pero volvamos a la actualidad. Por la cualidad de las obras ejecutadas, ha sido definido por el comentarista de TVE Martín Llade como ‘el concierto de la velocidad’. También se celebraban los 150 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Japón y el Imperio Austrohúngaro, y se vio entre el público de sus 2.044 butacas, al ex secretario general de las Naciones Unidas (2007-2016), el surcoreano Ban Ki-moon.
EL CONCIERTO 2019
Hablemos ahora de la figura de Thielemann, que alguien ha descrito como ‘una gladiador ante la orquesta’. Y que actuó con ademán impasible, escasas concesiones a la empatía visual, y nada de animus iocandi, como buen alemán. Tan sólo ha esbozado una leve sonrisa en una ocasión, aunque es cierto que se ha prestado de buen grado a dirigir al respetable en secuencias ex novo de piano y forte en la Marcha Radetzky. Tan sólo en estos pasajes ha parecido volver a la realidad y entregarse al público presente y ausente, pero poco… Le ha faltado savoir faire austríaco, y sus valses han sido algo descafeinados, pero en las polcas y marchas, incluso en las zardas húngaras, se ha mostrado como lo que es, un maestro.
La cronología ha sido perfecta. A las 11’15 anunciaba el concierto la Red Europea de Difusión mediante la sintonía del ‘Te Deum’ de Charpentier, adoptado como himno por la Unión Europea. Y hasta las 13’47 de la conclusión, 20 piezas, 17 piezas elegidas libremente por el director, más las tres propinas o bises de obligado cumplimiento, y bien sabidas ya por el público expectante. Ha sido el concierto un canto a la mujer y al ballet, puesto en pie por una orquesta, la Filarmónica de Viena, que hoy cuenta ya con el 20% de mujeres en su plantilla. Desde sus inicios, 5 directores de Austria, 2 de Alemania, 2 de Italia, y 1 director de cada uno de los siguientes países: Estados Unidos, Francia, India, Israel, Japón, Letonia y Venezuela. Curiosamente, en la lista no hay ningún español, y tampoco ninguna mujer. Willi Boskovsky (1909-1991) fue el director que más veces (25 entre 1955 y 1979) dirigió a la Filarmónica.
Tas la introducción del ‘Te Deum’ de Charpentier, como decíamos, el programa ha estado compuesto por música vienesa y húngara, operetas, ballets, óperas y valses: 9 valses, 5 polkas, rápidas y francesa, 3 marchas, 1 danza, 1 zarda y 1 obertura, de las cuales 10 fueron compuestas por Johan Strauss hijo, 3 de Josef Strauss, hermano, 2 de Hellmesberger Jr., 2 de Johan Strauss padre, 2 de Eduard Strauss, y 1 de Ziehrer. He aquí el programa y minutaje completo.
PRIMERA PARTE
11:15:00 Cabecera – Fanfarria/Himno de Eurovisión
Rondó de preludio al Te Deum de Marc-Antoine Charpentier
1.- Carl Michael Ziehrer – Marcha Schönfeld, op. 422 3’00”
2.- Josef Strauss – Transacciones – Vals, op. 184 9’00”
3.- Josef Hellmesberger Jr. – Danza de los elfos 3’30”
4.- Johann Strauss hijo – Exprés – Polca rápida, op. 311 3’00”
5.- Johann Strauss hijo – Estampas del mar del Norte – Vals, op. 390 8’00”
6.- Eduard Strauss – Con franqueo extra – Polca rápida, op. 259 2’00”
11:51:00 aprox. INTERVALO: ÓPERA ESTATAL DE VIENA (1869-2019)
SEGUNDA PARTE
7.- Johann Strauss hijo – Obertura de la opereta “El barón gitano” 9’00”
8.- Josef Strauss – La bailarina – Polca francesa, op. 227 – Vals 3’30”
9.- Johann Strauss hijo – Vida de artista – Vals, op. 316 + Ballet 9’00”
10.- Johann Strauss hijo – La bayadera – Polca rápida, op. 351 2’00”
11.- Eduard Strauss – Noche de ópera – Polca francesa, op. 162 5’00”
12.- Johann Strauss hijo – El vals de Eva, de la ópera Caballero Pásmán 5’00”
13.- Johann Strauss hijo – Zarda de la ópera Caballero Pásmán + Ballet 4’30”
14.- Johann Strauss hijo – Marcha egipcia, op. 335 5’00”
15.- Josef Hellmesberger Jr – Entreacto – Vals 3’30”
16.- Johan Strauss hijo – Elogio a las mujeres – Polca mazurca, op. 315 4’00”
17.- Josef Strauss – Música de las esferas – Vals, op. 235 10’00”
Bises
18.- Johan Strauss hijo – ¡A paso de carga! – Polca rápida op. 348 3’00”
Felicitación del Maestro y la Filarmónica por el Año Nuevo
19.- Johann Strauss hijo – En el bello Danubio azul – Vals, op. 314 10’00”
20.- Johann Strauss padre – Marcha Radetzky, op. 228 3’10”
Secuencia de cierre con Fanfarria/Himno de Eurovisión
13:47 aprox. FIN DE LA RETRANSMISIÓN
DESCANSO Y DOCUMENTAL
El documental que separa la primera de la segunda parte, suele ser un escaparate de lujo al mundo entero, de las excelencias que ofrecen Austria, Viena y el Danubio. En esta ocasión, un paseo por la cotidianeidad y entresijos de la Ópera Nacional de Viena, que este año cumple 150 años de vida (1869/2019). Bajo los acordes de piezas de Mozart, Strauss y Donizetti entre otros autores, y a través de tríos, cuartetos, sextetos, grupos de cuerda y viento y excelentes voces, este día en la ópera de Viena nos ha paseado por sus montajes, decorados, maquillaje, costura, ensayos… con maravillosos fondos de ríos, montañas, el Castillo de Grafenegg y el espléndido Ballet de la Ópera… exquisito en la coreografía del ruso Andrei Kaidanovski y en su escogido vestuario.
Por razones obvias no entramos a comentar todas y cada una de las piezas interpretadas. Pero sí nos gusta reparar en las piezas finales. Naturalmente se interpretó ‘El bello Danubio Azul’, el vals más famoso del mundo, de Johann Strauss II… No podía dejar de interpretarse en el concierto más famoso del mundo… aunque haciendo memoria, diremos que resultó un fracaso en su estreno. Lo que obligó a su autor a recortarlo, renovarlo, y a suprimir el coro masculino que inicialmente incluía.
Y ¡qué decir de la Marcha Radetzky…! Tal vez el número más esperado y celebrado, por la interacción que supone con los espectadores… En esta ocasión, Christian Thielemann ha sido tal vez más original que sus antecesores, volviéndose casi durante todo el tiempo hacia sus improvisados palmeros, y marcando claramente los pianos, los fortes y los silencios… Tras el momento, otros ya de nostalgia…
Volverá el Concierto de Año Nuevo un enero más, pero algunos ya no estarán, es inevitable, el mundo se renueva… Quien sí estará al frente, D.M., será el letón Andris Nelsons (Riga, 1978), que dirigirá a la Filarmónica por primera vez. Hasta ahora, el venezolano Gustavo Dudamel (con 36 años), y el francés Georges Prêtre (con 89), mantienen el privilegio de haber sido el más joven y el más veterano director en sentar plaza en Viena.
LA FAMILIA STRAUSS
Resulta imposible entender a Viena y su Concierto de Año Nuevo, sin hablar de los Strauss. Nos detendremos brevemente en esta saga de músicos inmortales por su cuantiosa, variada y selecta producción musical. Cierto es que la familia Strauss dominó la música vienesa en el imperio austrohúngaro, pero tampoco podemos olvidarnos de otros personajes como Schubert, Beethoven, Bruckner, Brahms, Schönberg, Lehár o Mahler, fruto de la misma cronología.
Aunque ¡ojo! Casi todas las piezas tradicionales del Concierto de Año Nuevo pertenecen a la familia Strauss austríaca. Sin embargo, existen otros músicos Strauss alemanes (Franz Strauss y su hijo Richard Strauss) que no pertenecen a aquella familia:
Johann Strauss I (padre)
Johann Strauss II (hijo)
Josef Strauss
Eduard Strauss
Johann Strauss III (nieto)
JOHANN STRAUSS I (padre), 1804-1849
Paradojas de la vida… Su padre había muerto ahogado en el Danubio (que tanta gloria les reportaría después) y él regentaba una posada con su mujer Ana María. De una pequeña orquesta de cuerda junto a Josef Lanner, pasó luego a crear su propia orquesta, produciendo notables piezas gracias a la competitivdad con Lanner. Algunas, tan populares como la Marcha Radetzky. Pero continuemos con la saga musical de Johann, porque tres de sus hijos y un nieto también fueron músicos:
JOHANN STRAUSS II (hijo), 1825-1899
Hubo no pocos motivos de discrepancia entre el padre y el hijo del mismo nombre. Inicialmente su padre no le permitía su dedicación a la música, tal vez para evitar una clara competencia. Además, mientras que su padre convivía con el régimen imperial, el hijo era más bien amigo de la revolución… Pero cuando su madre se divorció, su hijo Johann se liberó convirtiéndose en el auténtico ‘rey del vals’, con “El Danubio Azul” como estrella. Lo cierto es que heredó la orquesta de su padre, y con sus hermanos creó la Orquesta Strauss.
JOSEF STRAUSS, 1827-1870
Estudió en la Politécnica de Viena, pero acabó dedicándose a la música tras sustituir como maestro de capilla a su hermano Johann.
EDUARD STRAUSS, 1835-1916
Fue muy conocido como director, y como compositor especializado en la polca rápida. Pero, inevitablemente, también tuvo Eduard un hijo músico, JOHANN STRAUSS III, 1866-1939. Es el último de los Strauss austríacos, y desde luego no llegó a las cotas de su abuelo y su tío Johann, de quienes heredó el nombre.
CURIOSIDADES DEL CONCIERTO DE AÑO NUEVO
Igual que para nosotros las uvas y las 12 campanadas marcan el inicio del año, para los melómanos de todo el mundo la celebración del Concierto de Año Nuevo es todo un acontecimiento. A ritmo de polcas y valses de los Strauss, casi todo el planeta celebra la llegada del nuevo año.
1. Una tradición viva
Quizá no sea un problema trasnochar y madrugar… La buena música lo merece. El concierto tiene un público potencial de 1.000 millones de personas gracias a las diversas televisiones que lo retransmiten al mundo.
2. Austria, Viena, Musikverein
El tradicional concierto se celebra siempre en el mismo lugar, en la Sala Dorada de la Musikverein, interpretado por la Orquesta Filarmónica de Viena. Una de las mejores orquestas del mundo, donde es difícil entrar, y sus miembros proceden de la Orquesta de la Ópera Estatal de Viena.
El encargado de dirigir a la Filarmónica para esta fecha tan especial, ha ido muy variado. Por el puesto han pasado Lorin Maazel, Herbert von Karajan, Daniel Barenboim, Claudio Abbado, Zubin Mehta o Álvaro Muti, entre otros grandes.
3. Tres actuaciones
Antes de celebrarse el día de Año Nuevo, se interpreta el mismo programa el 30 de diciembre en un ‘ensayo general’, y el 31 de diciembre en un acto llamado Concierto de San Silvestre (Sylvesterkonzert). En las tres fechas puede asistir el público, con las entradas a la venta.
4. El primer concierto
Se celebró por primera vez en 1939, y fue dirigido por Clemens Krauss. Ese año sólo se interpretaron obras de Johan Strauss hijo. El siguiente se celebraría en 1941, y en el año 1945 se vería interrumpido por la II Guerra Mundial. En 1958, el director Willi Boskovsky introdujo la tradición de acabar el concierto con El Danubio Azul y la Marcha Radetzky.
En 1987 la orquesta concedió el honor de dirigir el concierto a Herbert von Karajan y fue a partir de ahí, cuando se decidió contar cada año con un director invitado distinto. Resulta un acertijo saber quién dirigirá el concierto el año siguiente. Los directores pueden repetir, pero de forma alternativa.
5. Las partituras
El programa se basa principalmente en obras de la familia Strauss: Johann Strauss (padre), Johann Strauss (hijo), y también de Josef Strauss y Eduard Strauss, aunque en menor medida. Sin embargo, es frecuente introducir otros autores, y algunas novedades. En 1991 se interpretó por primera vez una obra de Mozart: la obertura de Las bodas de Fígaro. También han podido escucharse obras de Chaikovski.
Una de los momentos más esperados del concierto son los bises, cuando toda la orquesta felicita el Año Nuevo, toca el vals de El Danubio Azul y la Marcha Radetzky, y el público sigue el ritmo con las palmas.
6. Un evento televisivo
El Concierto de Año Nuevo comenzó a retransmitirse en 1959 por la ORF, y más tarde sería retransmitido por Eurovisión a toda Europa y gran parte del mundo. Después se añadió Estados Unidos, y cada año se suman nuevos países africanos y latinoamericanos. Desde 2010 también puede seguirse a través de internet.
7. La Marcha Radetzky
Se ha convertido en todo un símbolo y es la parte más esperada del concierto. Es la que ilustra los informativos de ese día, y el momento en el que el director suele girarse para dirigir al público.
Es una composición para orquesta de Johann Strauss (padre), que data de 1848 y alcanzó gran popularidad como expresión del nacionalismo austriaco. Más adelante la marcha llegó a ser considerada como un símbolo reaccionario.
Excepcionalmente en 2005 con el director Lorin Maazel, la Marcha Radetzky no llegó a interpretarse, y el concierto terminó con el vals de El Danubio Azul. Fue una muestra de solidaridad con las víctimas del tsunami del Océano Índico de 2004.
8. Quién puede asistir
Las entradas se adjudican cada año por sorteo, debido a la gran demanda. Desde el 2 al 23 de enero puede solicitarse en la página de la Filarmónica de Viena, la asistencia al concierto de Año Nuevo, al de San Silvestre o al Ensayo general. Una vez concluido el periodo de solicitud, se realiza el sorteo y se comunica a los afortunados.
9. Precio de las entradas
Están entre los 30 y los 1000 euros, aunque las más caras son las de Año Nuevo. El resto oscila entre 25 y 720 euros para Noche Vieja, y entre 130 y 380 euros para el Ensayo General. Según la Oficina de Turismo de Austria, los precios son objeto de actualización.
10. Concierto de 2020<7b>
El encargado de dirigir el próximo concierto será el maestro letón Andris Nelsons (Riga, 1978), por vez primera.
Fuente: https://www.lanzadigital.com/