POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Ahí están como la Puerta de Alcalá, que cantaban Víctor Manuel y Ana Belén. Ahí están, vivos, altivos, altaneros, brillantes al sol con sus escamas de plata, señores de mares y príncipes de ríos.- Unos, los «salvajes», llegan a nuestros ríos luchando con y contra el mar; con y contra los depredadores, con y contra la contaminación, con y contra los elementos en «plan Armada Invencible». Son los luchadores contra la adversidad que aprovechan corrientes marinas y aguas favorables para retornar a los lugares que los vieron nacer en nuestra Asturias: los ríos Sella, Narcea, Eo… Aquí tuvieron su cuna y, tras varios años de vida en el mar, retornan a su hogar venciendo toda suerte de dificultades, sorteando obstáculos y cascadas. Un lujo en la mesa y una pasión para los amantes de la pesca.

Los «otros» son los de cultivo en piscifactorías, muchas de ellas establecidas en los fiordos noruegos, donde les procuran una garantizada alimentación natural a base de crustáceos, pequeños peces, etc. Son «señorones de mesa y mantel puesto», ignoran lo que son el trabajo y la lucha diaria para «ganar su sustento» y cuidar «su supervivencia». Sabrosos, exquisitos… pero «vagos».

Asturias, antaño, fue «paraíso salmonero» pues, como decía en el siglo XVIII el clérigo don Bruno Fernández Cepeda: «Acá hay salmón como cuchu / en Ribadesella y Pravia, / que sangra de puru frescu / pe la boca y pe la galla…» . Desgraciadamente esa riqueza, como tantas cosas del Principado, se tornó en escasez.

Les sugiero esta receta: Salpimenten al gusto unos rodajas de salmón fresco (noruego, claro; porque la comercialización del asturiano no está permitida) y ásenlas a la plancha cuidando que resulten jugosas. Dispónganlas en una fuente y distribuyan sobre ellas unas gambas o langostinos al ajillo, que habrán preparado previamente. Acompañen con unas patatas cocidas (cachelos) y unos tomatitos cherry.

Ya me contarán.