POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Siempre me gustó, cuando estoy de humor, jugar con el doble sentido de las palabras. En mis clases de Física era muchas veces la disculpa para distraer un poco al alumnado y facilitarle un «breve descanso mental».
Explicando el funcionamiento de una prensa hidráulica, como aplicación técnica del Teorema de Pascal, propuse este problema: «Si el émbolo pequeño de una prensa hidráulica tiene una superficie de MEDIO METRO CUADRADO y el émbolo grande una de UN METRO CUADRADO, ¿en cuánto se amplifica en el émbolo grande el valor de la fuerza aplicada en el pequeño?
Inmediatamente me contestaron que en EL DOBLE. Sus sonrisas de estupor fueron manifiestamente visibles cuando les dije: ¡Pues no! Se aumenta en 4 veces puesto que UN METRO CUADRADO contiene CUATRO MEDIOS METROS CUADRADOS.
No entendían cómo era posible «tal disparate» hasta que les di esta explicación. Medio metro cuadrado es el área de la superficie de un cuadrado que tiene O,5 m de lado. Si eleváis al cuadrado 0,5 m tendréis un valor de 0,25 metros cuadrados, que es la CUARTA PARTE DE UN METRO CUADRADO. ¿Veis? En este caso, «medio» no significa «la mitad»…
Pasa igual que con «les fabes de la granja» y «les fabes de la Granja». Una letra mayúscula o minúscula diferencia dos calidades.
Nuevas caras de estupor y nueva explicación:
Veréis, dije a los chavales y chavalas, en 1450 el rey Enrique IV de Castilla, «el Impotente», tuvo un accidente de caza, sin graves consecuencias, en el valle de Balsaín, cercano a Segovia. En acción de gracias mandó construir allí una ermita en honor de San Ildefonso. Cuando su hermana Isabel «la Católica» heredó el trono de Castilla, cedió esa ermita y sus huertos, en 1477, a los frailes Jerónimos. Tal era la fertilidad de esas huertas que se les dio el nombre de LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO.
Pasados los años, ya en 1720, el rey Felipe V adquirió esos terrenos y en ellos construyó una residencia regia a modo del francés Palacio de Versalles.
Pues en ese valle de Balsaín y cercanías se cultivaron y se cultivan unas alubias blancas, suaves, arriñonadas y de gran tamaño, que se conocen como «de la GRANJA; y en Asturias, según las zonas, como «fabes del bocau», «judiones», «chichos de sete anos» (en Boal) y FABOIS por la zona del occidente costero.
Son distintas de las llamadas «fabes del cura”, «fabes de andecha», «fabes de fabada”, y «fabes de la granja» (con minúscula), actualmente protegidas con una Denominación de Origen. Tengo entendido que lo de «la granja» proviene del nombre de los fértiles huertos, o CELLEROS, que cultivaban los ovetenses en las afueras (extramuros) de la ciudad en su parte baja.
Fueron 15 minutos de clase muy divertidos
Bueno, bueno… Pues por el occidente (zona de Boal, Coaña, El Franco, Navia…) es tradicional el guiso de CALLOS CON FABOIS, o CALLOS CON JUDIONES, o CALLOS CON FABES DEL BOCAU.
La receta es muy fácil.
Tras un remojo en agua durante unas 10 horas, se estofan las alubias de la Granja (judiones) según costumbre de cada cual.
Aparte, se guisan unos callos, también al modo acostumbrado, bien acompañados de manos de cerdo y morros. A media cocción de las alubias se suman los callos «y sus colegas» y siguen los hervores hasta que aquellas estén suaves y tiernas.
Se sirven muy calientes.
Pues nada, ya lo saben. Para estos días invernales que exigen platos calientes y «que furnan», hay que apuntarse a LES FABES DE BOCAU CON CALLOS, OREYA, MANOS, MORROS Y RAU.