JUAN ENRIQUE ABLANQUE OLIVEROS, CRONISTA OFICIAL DE MARCHAMALO (GUADALAJARA): “LA DESANEXIÓN DE MARCHAMALO PERMITIÓ DISEÑAR UN PUEBLO DE TRADICIÓN, INTEGRACIÓN, PROGRESO Y SERVICIOS”
Feb 12 2019
Juan Enrique Ablanque, cronista oficial de Marchamalo //Foto: Ayuntamiento Marchamalo

La mítica Arriaca es el origen de Marchamalo. Fue un cruce de caminos y de culturas

Descubrí la lápida funeraria del Tesoro, hoy restaurada, en el patio de una panadería

El Canal del Henares facilitó el desarrollo del comercio, la agricultura y la ganadería

La localidad se constituyó en el siglo XVII en villa, después de que los vecinos se compraran a sí mismos por 3.472.500 maravedíes

El escudo no está suficientemente representado con la cruz del Cardenal de Mendoza, que poco tuvo que ver con la historia de Marchamalo

Nombrado cronista oficial de Marchamalo en mayo de 2006, tras un acuerdo del Ayuntamiento por unanimidad, Juan Enrique Ablanque Oliveros (Marchamalo, 1955) se ha volcado en la tarea de difundir la historia local. Estudió en los colegios de esta localidad y en el Instituto Brianda Mendoza, en Guadalajara. Ha colaborado en varias publicaciones especializadas de la Diputación y en los libros de recopilación de fotografías antiguas Marchamalo y sus gentes e ‘Historia gráfica de Marchamalo en el siglo XX’. También en ‘Noticias, documentos y hallazgos para la Historia de Marchamalo’. Publica asiduamente en la revista municipal ‘La Voz de Marchamalo’. Ahora, coincidiendo con el 20 aniversario de la constitución de Marchamalo como municipio, repasa el pretérito de esta población y sus retos para el futuro.

¿En qué época puede delimitarse el origen de Marchamalo como población?

Si nos atenemos a los vestigios arqueológicos hallados en su término, Arriaca sería el origen de Marchamalo. En estos parajes también se encontraba la ermita de San Pedro, lo que nos induce a pensar que hubo una continuidad del poblamiento en época visigoda, como atestigua el topónimo que da lugar al nombre de Marchamalo March-Hamal (Prado Hermoso). Ahora bien, el lugar donde se levanta el caserío actual hay que buscarlo en tiempos de Alfonso VII (1127), cuando Marchamalo se encuadra como aldea dentro del Común de Villa y Tierra de Guadalajara. La leyenda popular habla de que Marchamalo no estaba donde ahora está. Es probable que se abandonara el primitivo hábitat en busca de otro lugar más sano, menos encharcado y proclive a enfermedades como es el emplazamiento actual, ubicado entre dos arroyos, abundante en agua u atravesado por dos cañadas reales (veredas) establecidas en tiempos de Alfonso X.

¿La Arriaca romana estaba ubicada en lo que hoy es Guadalajara capital o en Marchamalo?

Las noticias históricas, la situación geográfica y los hallazgos arqueológicos de época romana sitúan a la mansión de Arriaca a 22 millas romanas (33 km) de Complutum tal y como se describe en el Itinerario Antonino. En ese paraje del ‘El Tesoro’ han ido apareciendo esos restos arqueológicos a lo largo de los siglos. Actualmente se desarrollan unas excavaciones arqueológicas como consecuencia de la Ciudad del Transporte que arrojan más luz y nuevos hallazgos. En todo caso el hallazgo de una necrópolis en 1988 que todavía sigue sin ser excavada daría la auténtica dimensión y la ubicación de la mítica Arriaca, que, indudablemente no podría estar situada en el núcleo urbano de la ciudad ni en sus alrededores, dado que los hallazgos arqueológicos se encuentran en el Valle del henares por donde discurría la calzada romana de la que Arriaca formaba parte. A ello hay que añadir otros restos romanos de un lugar cercano a la actual población de Marchamalo en el lugar conocido como Marchamalillo.

¿Qué relevancia histórica tiene la conocida como ‘lápida funeraria del Tesoro’ para la investigación histórica de este emplazamiento?

En el año 1929, la Guía de Guadalajara indica que en Marchamalo fue hallada “una lápida romana que se conserva empotrada en una casa de la plaza. Existe un término conocido como El Tesoro donde se han encontrado esa porción de alhajas y monedas”. En 1840, ya habían aparecido restos romanos, incluida la lápida, que fue catalogada por el historiador Fidel Fita en el Boletín de la Real Academia de la Historia de 1900 con el título: ‘lápidas inéditas de Marchamalo, Cáceres y Palencia’ junto con otras numerosas piezas que se extraviaron en su día. Aparentemente, la lápida se había extraviado cuando Juan Manuel Abascal la buscó infructuosamente en 1982, pero lo cierto es que no estaba lejos de su emplazamiento. Se hallaba en el patio de una panadería en la que el propietario la había guardado después de que se remodelara la Plaza Mayor en 1970. La descubrí casualmente y avisé al Ayuntamiento que la trasladó al reciente edificio del Ateneo Arriaca. La lápida tiene una altura de 1,50 metros y estaba destinada a ser clavada en el suelo de la Necrópolis de El Tesoro. El arqueólogo Emilio Gamo se ocupó de su transcripción, a pesar de su deterioro con el paso de los siglos.

¿En qué medida ha influido el Canal del Henares en la evolución de la localidad?

El Canal del Henares fue, sin duda uno de los proyectos de obra civil más importante del siglo XIX. Para Marchamalo representó un gran desarrollo agrícola y una importante fuente de riqueza, al convertir las tierras de secano en regadío, permitiendo una agricultura intensiva y productiva que generó mucha mano y, al mismo tiempo procuraba el desarrollo de la ganadería y el comercio.

¿De dónde procede el gentilicio de gallardos, que es como se conoce a los marchamaleros?

El patrón de Marchamalo es el Santísimo Cristo de la Esperanza, conocido desde siglos como El Gallardo, y presta el gentilicio a los marchamaleros, tal como recoge la Real Academia de la Lengua.

Usted es autor de los minuciosos mapas que hacen referencia a Marchamalo y a los parajes de su término municipal en torno al siglo XVII, basados en el pormenorizado trabajo de campo del Catastro de la Ensenada y otras fuentes adicionales. ¿Cuáles son los principales datos que extrajo de este trabajo con los mapas?

Soy un gran aficionado a la pintura y al dibujo y se me ocurrió dibujar estos mapas que identifican los parajes, arroyos, caminos, cañadas y otras peculiaridades del casco urbano en el siglo XVIII. Basé mi investigación en la consulta del Catastro de la Ensenada de 1750, lo que me permitió averiguar cómo era la villa de Marchamalo en aquel tiempo. Me costó tres años dejándome las pestañas en esos maravillosos libros. Fue indescriptible la emoción de leerlos. Después de tomar miles de notas me desplazaba con mi Lada acompañado de mi padre, que conocía el término como la palma de su mano a los parajes donde hacía un estudio de campo, cotejando sobre el terreno los datos del archivo. En definitiva, es una radiografía de una villa castellana en el siglo XVIII que trata sobre la estructura de la vida, las haciendas, las posesiones, los edificios, los censos, los edificios o los apellidos de Marchamalo. Existen pocos pueblos que atesoren tal cantidad de datos. Doné los mapas al ayuntamiento y pueden ser consultados por los marchamaleros y el público en general.

¿Cuál es la historia del rollo o picota de este pueblo?

En 1627, durante el reinado de Felipe IV, la Corona pone en venta aldeas, lugares y términos que pertenecían en régimen de realengo al monarca. La Corona necesitaba obtener dinero para pagar las deudas adquiridas con banqueros europeos para sufragar las guerras y gastos en los que estaban enfangados los Reinos. Marchamalo era una aldea de Guadalajara y a los vecinos no les quedó más remedio que ser dueños de su propio destino y decidieron comprarse a sí mismos para no caer en manos de Señoríos y particulares. Se reunieron en la lonja y pórticos de la Iglesia y decidieron pagar la suma de 3.472.500 maravedíes que correspondían a los 232 vecinos de la aldea. Según cuentan las crónicas recogidas por el cronista e historiador Juan Catalina García López se dispuso que una vez que Marchamalo se constituyó en Villa de Jurisdicción propia, se levantara un Rollo jurisdiccional para administrar justicia que Marchamalo construirá a la entrada de la Villa por el norte desde Fontanar, y una horca en la salida hacia Cabanillas, ambos junto al Camino Real de Aragón y Navarra y Cañada Galiana a Madrid. Fue instalado en las eras de la Veracruz y pasó desapercibido durante muchos años al quedar dentro del recinto del cementerio construido en 1805. Con mis investigaciones contrasté que allí estaba el monumento tan preciado para la historia de Marchamalo, entre las lápidas del cementerio. El ayuntamiento ha restaurado la columna toscana que se levanta sobre una grada de piedra, rematada por un capitel, ábaco, bola y cruz de hierro, elementos que definen la mayoría de rollos y picotas.

¿En qué elementos reside el valor histórico y arquitectónico de la Casa-Palacio Ramírez de Arellano y la Casa-Palacio Zúñiga y Valdés?

Las Casa-Palacio fueron edificios propiedad de la pequeña nobleza de Marchamalo donde tenían varias posesiones que administraban a través de los Mayorazgos formados por aristócratas ligados a la nobleza alcarreña. Así encontramos linajes como Los Pecha, Zúñiga, Valdés, Vera, Aguilera, Ramírez de Arellano. Las Casas-Palacio estaban estructuradas para ser utilizadas como ‘casas de labor’ con las dependencias necesarias para albergar caballerizas, graneros, pozos, huertos, eras, etc. En el siglo XIX como consecuencia de las desamortizaciones pasaron a manos de la burguesía agraria que ejerció su dominio político y económico a partir de esas adquisiciones de fincas y otras propiedades de la nobleza y los conventos de Guadalajara. Es digno de destacar la ubicada en la Plaza Mayor, hoy afamado restaurante ‘Las Llaves’, donde los propietarios han realizado una excelente labor de conservación de los elementos arquitectónicos del urbanismo de los siglos XVI y XVII.

Creo que en 1510 se hospedó en la Casa-Palacio Zúñiga y Valdés el rey Fernando el Católico, y el Duque del Infantado le agasajó con un banquete con venado que él mismo había cazado. ¿Es así?

Según un documento de la época custodiado en la Real Academia de la Historia, Fernando El Católico se trasladaba por el camino Real de Navarra a Francia acompañado de su segunda esposa, Germana de Foix y un numeroso cortejo. Como era preceptivo, el Duque del Infantado estaba al tanto de la presencia de los monarcas y al parecer, cuando se encontraban en Heras de Ayuso les hizo llegar una misiva en la cual les comunicaba que “tenía preparados unos puercos como banquete para agasajar al cortejo”. No les debió gustar el menú y le devolvieron otra misiva contrariados por lo que le ofrecía el Duque haciéndole ver que no le agradaba el detalle. Rápidamente, el Duque ordenó a sus criados que abatieran un venado en los montes de Marchamalo cuando la comitiva estaba ya en la Casa-Palacio de los Zúñiga-Valdés. Parece ser que este animal si fue del agrado de los monarcas por lo que enviaron una nueva misiva donde felicitaron al Duque.

Escudo heráldico de Marchamalo.

¿En qué elementos se fundamenta el escudo heráldico de la localidad?

Considero que no es suficientemente representativo. Los tres símbolos de Marchamalo, los restos arqueológicos de Arriaca, el Rollo Jurisdiccional y el pan que da fama a Marchamalo no figuran en el escudo. A eso añadimos que la cruz representa al Cardenal Mendoza que poco tuvo que ver con la historia de Marchamalo. A mi parecer está diseñado por la persona más adecuada, Antonio Herrera Casado, pero no aparecen estos símbolos que son más representativos. También es cierto que cuando se diseñó, éstos no se conocían todavía en profundidad como cuando realicé investigaciones con posterioridad a la aprobación oficial del escudo.

¿Qué es lo que se conoce como ‘banco de la paciencia’?

Así se conoce a un lugar de reunión de los vecinos en la Plaza Mayor. Hay que acudir a la memoria popular que nos describe en un maravilloso poema de Ángel de Lucas Gil, marchamalero de pro, este banco que fue una viga de una antigua almazara que servía de asiento a los vecinos donde se juntaban para conversar, al tiempo que fue lugar donde se contrataba a los jornaleros para realizar las faenas agrícolas. En el Catastro de la Ensenada figura como el sitio donde se fija el bando, firmado por el Señor Intendente de Guadalajara para proceder a las averiguaciones que requería el catastro. Hace unos años, el ayuntamiento realizó una acertada réplica para conmemorar este lugar tan importante en la historia de Marchamalo en el que se sucedieron “miles de conversaciones, millones de comentarios que tanto nos hermanaron”, tal como reza el poema colocado junto al banco.

¿La memoria oral ha sido clave para indagar en la historia de Marchamalo?

Fundamental para conocer todo aquello que no está en los documentos ni en los archivos. He tenido la suerte de conocer a gallardos como Eusebio Garrido o Ángel de Lucas que escribieron unos maravillosos poemas sobre las historias de Marchamalo. Como dice el adagio: “Cuando se muere un anciano se quema una biblioteca”.

¿Qué ha aportado la desanexión?

La desanexión se realizó en el momento oportuno cuando comenzaba el crecimiento urbanístico de los pueblos del Corredor del Henares. Esto permitió diseñar un pueblo que a mí se me antoja ejemplar teniendo en cuenta cuatro pilares fundamentales: tradición, integración, progreso y servicios. Creo que tanto Juan Armando Monge y Rafael Esteban han hecho un gran trabajo como alcaldes desde la desanexión junto a un gran equipo de concejales y la colaboración inestimable de la leal oposición.

Vista áerea de la localidad de Marchamalo. // Foto: Ayuntamiento de Marchamalo.

¿Cuáles son las principales señas históricas del municipio?

Marchamalo fue siempre un pueblo abierto a sus gentes, un cruce de caminos y de culturas que durante veinte siglos se fundieron en este lugar. Marchamalo vio pasar a numerosos ejércitos de las distintas guerras que hubo en España y fue partícipe de muchas de ellas. Destaco dos hechos muy significativos: uno durante la Guerra de Sucesión el Rey Felipe V estuvo alojado en Marchamalo al frente de sus tropas, un hecho que el monarca Borbón nunca olvidó al conceder a Marchamalo el privilegio de cocer pan en 8 hornos para abastecer a la ciudad y a la Real Fábrica de Paños. Otro fue la firma de las Capitulaciones que tuvieron lugar en el Ayuntamiento de Marchamalo el 15 de agosto de 1814, entre el General francés Beav, el Prefecto de Guadalajara y Juan Martín El Empecinado tras la Guerra de la Independencia.

¿Es difícil mantener la identificación con las raíces históricas en un municipio que ha sido capaz de atraer población de fuera de Marchamalo?

Marchamalo se fundamenta en la tradición, la integración y el progreso como decía anteriormente, en la medida que los nuevos marchamaleros se sienten identificados con el lugar donde viven, su sentido de pertenencia al pueblo será el más firme baluarte para su futuro. Así Marchamalo seguirá siendo lo que expresa su historia: un lugar de origen romano, con topónimo árabe, donde vivieron judíos y donde su Santo Patrón es el Santo Cristo de la Esperanza El Gallardo que presta su nombre a los gallardos.

Fuente: http://henaresaldia.com/ – Raquel Gamo

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