Ayer tarde se se celebró desde las 20:00 horas, en el Salón Pendón de Baeza de San Isidoro, una conferencia impartida por Margarita Torres Sevilla, cronista oficial de León, en la que la doctora universitaria ha abordado todo lo relativo a la reciente investigación sobre el supuesto Santo Grial o Copa de la Última Cena, que según su hipótesis, forma parte del caliz de doña Urraca.
La conferencia despertó una gran expectación y en un salón abarrotado, Margarita Torres tomó la palabra cuando apenas pasaban cinco minutos del horario previsto, antes de comenzar a exhibir imágenes de los informativos internacionales que se han hecho eco, de ese supuesto Santo Grial. Tras ello, ante un público entusiasta y mayoritariamente entregado de antemano, Torres Sevilla leyó los resultados del trabajo de Gustavo Turienzo y aprovechó la ocasión para hacer alguna broma sobre los comentarios que le habían llegado últimamente, e incluso, sobre Indiana Jones. Pero desde el principio de la conferencia y hasta el final, se echó en falta que mencionara al recién fallecido Antonio Viñayo, pues fue éste, quién ya hace años, le empezó a dar vueltas al cáliz de doña Urraca.
En fin, la exposición avanzó sin grandes novedades hasta que llegó a uno de los puntos débiles de la investigación. Así es, la doctora dio a entender que el Santo Grial se veneró desde el siglo IV en el Santo Sepulcro de Jerusalén y que éste era de ónice, es decir, como el ejemplar que llego a León en tiempos de don Fernando I. Para probar su argumento, la profesora universitaria recurrió al anónimo peregrino de Piacenza, que en el año 570, dejó constancia de que la copa con la que Cristo bendijo la Cena, era de onys. Margarita Torres mostró entonces una imagen donde figuraba este testimonio de finales del siglo VI, sin embargo, no mostró más imágenes de otros textos, bajo el pretexto, de no aburrir a los asistentes.
Pero no era el aburrimiento del público lo que le preocupaba a la medievalista Torres Sevilla, sino las propias fuentes, pues tal y como se publicó hace días en LA CEPEDA Noticias, estas resultan contradictorias con su línea argumental, y en consecuencia, echan por tierra la trayectoria religiosa de la copa de ónice durante el primer milenio. En efecto, esto puede apreciarse en el estudio Los Reyes del Grial, que ya han dado a conocer los doctores Margarita Torres Sevilla y José Miguel Ortega del Río:
Página 79. Esta galería contiene la lanza, la esponja y la Copa de Cristo cubierta de oro. Año 625 d. c./Guía armenia.
Página 82. Esta es una copa de plata, que tiene una capacidad de un sextario, y está diseñada con un asa a cada lado. Año 683 d. c./Adomnan.
Página 85. Este cáliz de plata tiene dos asas en un lado y el otro, y tiene un cuarto francés. Una diferencia de diez años/Beda el Venerable.
Si tenemos en cuenta que estas copas se veneraban en el Santo Sepulcro, es bien evidente, que no se podrá argumentar que el cáliz considerado como Santo Grial, Copa de Cristo o Copa de la última Cena, era de ónice.
Y en el caso de que se argumentase, el comienzo documentado de su trayectoria desde mediados del siglo XI, impide sostener su identificación como Santo Grial. Pero además, en aquella época en la que se data el de S. Isidoro, se debieron de fabricar por cientos y miles. Y por eso, proponer que justamente el de San Isidoro es la Copa de la Última Cena, resulta poco serio, nada probable y desde un punto de vista científico, insostenible.