SAN LUIS DE LOS FRANCESES DE SEVILLA. EJEMPLO DE LA ARQUITECTURA BARROCA DEL SIGLO XVIII

POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)

Si ayer recomendaba visitar la exposición permanente del pintor José Gordillo Sánchez, en Fuente del Maestre; hoy domingo recomiendo visitar en la ciudad de Sevilla, en la calle San Luis, San Luis de los Franceses. Fundada por la Compañía de Jesús en 1731 y dedicada a San Luis Rey de Francia. El edificio, obra de Leonardo de Figueroa, está sujeto a despertar la capacidad de asombro de quien entra por primera vez en el templo: puro artificio barroco que suspendiera la razón para embotar los sentidos con una apabullante panoplia artística que conmoviera a los fieles. En concreto, erigido para los postulantes jesuitas que completaban en Sevilla su noviciado.

En su construcción y decoración intervinieron los más afamados artistas del momento de Sevilla. La talla en madera de retablos y esculturas fue encargada al insigne Duque Cornejo, sobrino de Luisa Roldán “La Roldana” y nieto del prolífico escultor hispalense del s. XVII, Pedro Roldán. Lucas Valdés, hijo de Juan de Valdés Leal, realizó las pinturas murales que adornan los muros de la Iglesia. Mientras que las pinturas del retablo mayor son de Domingo Menéndez

Tras la expulsión definitiva de los Jesuitas en 1835, San Luis de los Franceses ha sido seminario, convento franciscano, hospital, hospicio y a principios del siglo XX, ya desacralizado, escenario para representaciones. Tras la restauración llevada a cabo en los últimos lustros, se abrió al público para disfrute de los sevillanos, así como de las personas que visiten la ciudad. Las zonas que se han abierto al público son la Iglesia, la Capilla Doméstica y la Cripta. Todo el conjunto pertenece en la actualidad a la Diputación Provincial de Sevilla.

La Iglesia con su retablo Mayor dedicado a San Luis Rey de Francia, sus retablos auxiliares, sus columnas salomónicas, su impresionante cúpula y bóveda, llama la atención por su planta circular con forma de Cruz Griega. La Capilla Doméstica, es la más desconocida, y la que más se ha llevado el esfuerzo de la restauración, quedando con una imagen impactante en su totalidad: Techos, bóveda, paramentos, sacristía, etc. Por último, bajo el templo principal, se encuentra una sencilla Cripta de dimensiones y planta idéntica al de la iglesia; restaurada y con una iluminación muy especial, asombra igualmente a los visitantes.

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