POR FRANCISCO ROZADA, CRONISTA OFICIAL DE PARRES.ARRIONDAS (ASTURIAS)
Iniciamos este capítulo en agosto de 1920 con las habituales protestas del concejal Amador Llano (casi siempre con mucha razón). En este caso porque el tranvía cruzaba Arriondas a una velocidad excesiva, también porque en el interior de algunos bares tenían lugar juegos prohibidos y porque en las romerías del concejo había personas que no pagaban ´matrícula´ por poner ´tabernas´ en las mismas, según acababa de ocurrir en la romería de Fíos y así se lo habían dicho algunos ´industriales´ del pueblo; (el término ´taberna´ ya se utilizaba en Asturias antes del año 1700, como se puede encontrar en las actas de la Junta General).
También se quejaba Amador de que la prohibición de circular carretillas por las aceras no se cumplía y éstas se deterioraban.
Se mencionan los juegos de bolos a veces en las actas municipales, en este caso concreto por el enfrentamiento entre dos vecinos de Arenas, puesto que uno de ellos utilizaba el camino público como bolera.
La Corporación tenía una especie de habilitado en Oviedo para que le solucionase cuestiones burocráticas (incluso llegó a tenerlo en Madrid) y en septiembre del año que nos ocupa así lo hizo con Rodolfo Rato Cadavieco, representante del Ayuntamiento ante los organismos oficiales que tenían su sede en Oviedo, al que acordaron pagarle por sus servicios 250 pts. anuales.
El comandante del puesto de la Guardia Civil de Arriondas hizo notar al Ayuntamiento que en la mayoría de los cuarteles del Cuerpo tenían bandera nacional y un rótulo que identificaba la Casa Cuartel, pero no así la casa alquilada que utilizaban en Arriondas. De modo que se adquirieron bandera y rótulo identificativo. La bandera se compró en Gijón y costó 85 pts. incluido el porte en el tren.
Y ya en diciembre de 1920 la Dirección General de Obras Públicas le concedió al Ayuntamiento un anticipo de 6.070 pts. para hacer el camino vecinal de Bodes a la carretera Arriondas-Colunga, con la condición de poner al servicio de Estado los terrenos que hubiese de ocupar dicho camino.
Curioso es conocer que ya había la posibilidad de contratar un seguro agrario contra el ´pedrisco´, ofrecido por la Mutualidad Nacional del Seguro Agropecuario, sito en la calle Carretas, en Madrid, con delegaciones provinciales.
Como llama también la atención que se le enviase al alcalde de Piloña una comunicación para que tomase medidas con los lavaderos de carbón de las minas de Villamayor, puesto que enturbiaban las aguas del río Piloña.
Mientras, la Corporación Municipal era invitada por el cura párroco para asistir al recibimiento del obispo que -en visita pastoral- llegaría en el tren de las seis y media de la tarde del lunes, 21 de junio, autorizando la Corporación al cura para que levantase un arco con dedicatoria del Ayuntamiento.
Las fiestas de Santa Rita de 1920 dejaron superávit, dado que los ingresos fueron de 4.274,50 pts. y los gastos 4.067 pts.
Sabemos lo que costaron los tubos de plomo de la traída de aguas de Arriondas de este año porque la Real Compañía Asturiana pasó una factura de 3.082 pts. por dicha tubería.
La apertura de la calle Lobeto fue rechazada porque debía ser dicho señor quien pagase el afirmado de la misma y debía construir una pared que la separase de su finca, además se alegaba que dada la altura que solía darse a los edificios modernos, éstos necesitaban luz y ventilación, por lo que la calle debía tener al menos cinco metros de caja o anchura, además de aceras, con un trazado en línea recta, unas condiciones que no tenía el proyecto del señor Lobeto, desestimando su moción por un acuerdo del pleno del día de Navidad de 1920.
En el pleno del día de Año Nuevo de 1921 se dio cuenta de que un incendio ocurrido aquella misma noche había destruido la casa de Artemio de Dios -vecino de Romillo- perdiendo todo cuanto tenía, junto con la cosecha en ella guardada.
Y siete días después le ocurrió lo mismo a María Hevia Marinas, viuda y vecina de Nevares, que también se quedó sin casa, muebles, enseres y cuadra. Esta mujer era conocida como ´María Amador´ por ser este último el nombre de su marido, siendo ella era avellanera en las romerías de la zona.
Otro incendio tuvo lugar -ya en 1922- en Aballe, donde Constantino Granda Pandiella tuvo que dedicarse a solicitar la caridad pública como consecuencia del mismo.
A cada uno de estos tres vecinos -que habían quedado en la ruina- el ayuntamiento le concedió 100 pts. como ayuda; realmente una limosna de miseria, porque si una bandera nacional para el cuartel les había costado 80 pts. y por una linterna para el sereno pagaron 11 pesetas, poco podrían hacer con las 100 que se les concedía como ayuda a cada uno de los tres vecinos citados.
El edificio dedicado a escuela de niñas de Arriondas era propiedad de Joaquín Pando y le abonaban 500 pts. al año de renta por él, además de ser utilizado como vivienda para la maestra. Al dueño le parecía poco dinero y solicitaba el doble, algo inasumible, por lo que el concejal Jesús Lobeto ofreció facilitar otra casa en condiciones más económicas.
Éste mismo concejal protestaba porque en todos los sitios había bajado el precio del pan, excepto en Arriondas, donde lo que -sin embargo- había bajado era el peso de las piezas del pan. Protestaba también para que no se le subiese el sueldo al sereno porque -según él- no cumplía con su deber, se iba a dormir cuando le parecía, no controlaba el horario de cierre de las tabernas y vendía tabaco clandestinamente, además de trabajar como empleado de Correos. Pero quince días después le subieron el sueldo en 25 pts. mensuales más, aunque Lobeto no estaba en esa sesión y protestó -de nuevo- en la siguiente.
Hace cien años el jornal de un bracero estaba fijado en siete pesetas diarias, el secretario percibía 291 pts. mensuales, 98 pts. el veterinario y 166 pts. cada médico por atender una larga lista de pobres, pero los médicos podían cobrar lo que les pareciese a las familias con recursos.
El vecino de Oviedo Ramón Riega solicitó autorización para construir una tejera en terrenos de su propiedad en la Cuesta de Palmián (términos de Nevares, pueblo de Hueges), cerca del camino vecinal de Arriondas-Fíos, y le concedieron permiso para la construcción de un horno para cal y teja el 5 de marzo de 1921.
No eran infrecuentes estas ´teyeras´, puesto que había algunas más en el concejo, como en la zona del puente de Villanueva de Fíos.