NO FALTÓ A LA CITA LA CRONISTA DE AVILÉS, PEPA SANZ, QUE ILUSTRÓ CÓMO VERÍA HOY LA CIUDAD GRANDE COVIÁN
«Mi padre era una persona inteligente, alegre y bondadosa», recordó ayer Gloria Grande Mingo, hija del médico e investigador Francisco Grande Covián, que ayer acudió a celebrar el que habría sido el 110 cumpleaños de su progenitor a la sidrería Yumay de Villalegre, donde cada año se recuerda la efeméride. Sopló otras tantas velas dispuestas en un arroz con leche elaborado en La Tenada de Illas, ayudada por Justo García, propietario del establecimiento y presidente de Gastrónomos del Yumay, la alcaldesa de Colunga, municipio de nacimiento del médico, y José María Ordovás, catedrático de Nutrición y discípulo del asturiano.
Él también recordó a Grande Covián, y por varias cosas. Las más evocadoras el olor de su pipa y sus carcajadas. Pero no solo eso, sobre todo cómo «Don Paco cambió mi vida por su personalidad y la forma de comunicar que tenía», señaló. Ordovás es miembro del Patronato de la Fundación Grande Covián y toda una autoridad en su campo de la nutrición. Fue junto a López Otín Premio HDL Colesterol Bueno en el año 2008 y tiene su monolito con su firma en el paseo de la Ría
No faltó a la cita la cronista de Avilés, Pepa Sanz, que ilustró cómo vería hoy la ciudad Grande Covián, y así se inició una espicha en la que participaron hasta cinco personas del patronato de la Fundación Grande Covián, llegadas desde Zaragoza para el evento, en el día en que además se cumplían 24 años de su fallecimiento.
El Yumay celebra la efeméride cada año y, además, en honor a Grande Covián, entrega cada año los premios Jamón de Plata Negra, un reconocimiento que han recibido el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, María Neira, de la Organización Mundial de la Salud o Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de Gastronomía, además de la propia Gloria, entre otras personalidades.