POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En la madrugada del viernes, desde Pineda de la Sierra y con fuerte viento, subí al San Millán, techo de Burgos, en la Sierra de la Demanda. (La Vicaría de San Millán perteneció a la diócesis de Oviedo). Salí por Campil de Silvos, Loma de los Helechares, en Los Hornillos equivoqué la ruta hacia el Barranco Malo y un canchal inmenso tuve que sufrir para alcanzar la cumbre, envuelta en niebla y huracán, meteoros que suponía yo incompatibles. Arriba, en un pluviómetro viejo, esta máxima que no suscribo: “Los valores que enaltecen al ser humano se manifiestan con todo su esplendor en lo más alto”; diría al revés, que se enaltecen desde lo más bajo. Azotado por la niebla me cuidé de bajar por la ruta lógica de Tres Mojones, que perdí al subir; llegué a Pineda, cogí el coche y fui a Villasur de Herreros, a La Tenada, a comer ¡garbanzos con mango! Ahí sí descollaron mis valores y puse por las nubes la gastronomía transversal.
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