EL SEMINARIO DIOCESANO SAN ATÓN CUMPLE 350 AÑOS
May 07 2014

POR ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ

semi-merida-Badajoz

Mediante el decreto “Cum adolescentium aetas”, el 15 de Julio de 1563 el Concilio de Trento ordenaba a los obispos instituir en sus diócesis seminarios como centros  específicos para la formación del clero. Pese a la importancia de la medida, concebida  como uno de los principales instrumentos de la Contrarreforma, en la mayoría de ellas, y por causa de dificultades de toda índole, la medida tardó mucho en ser aplicada.

Por lo que respecta a Badajoz fue preciso aguardar un siglo y el paso de nada menos que dieciséis obispos -de Juan de Ribera a Rodríguez Valderas- para que el mandato tridentino se hiciera realidad.

El primer obispo pacense concernido por el decreto de creación de seminarios fue Juan de Ribera (1562-1569) quien, aunque celebró durante los seis años de permanencia en esta diócesis nada menos que tres sínodos diocesanos para la ordenación y orientación de su Iglesia, nada hizo en relación con el nuevo centro, aunque no por falta de interés, como bien demostraría después en Valencia, sino porque su dedicación a otros aspectos de la reforma tridentina no le dio lugar a ello.

En lo que concierne a la diócesis pacense, para incentivar la fundación del seminario, en su testamento redactado en 1588, esto es, en fecha cercana a las normas tridentinas, el canónigo de la catedral de Badajoz y cronista de esta ciudad, doctor Rodrigo Dosma Delgado, legó al obispado sus casas de morada situadas frente a la catedral por el costado de la plazuela y calle de San Blas. Aunque por diversas causas de momento su voluntad no pudo ser cumplimentada.

Tras sucesivos intentos de los obispos Ortiz de Sotomayor, en 1637 y López de la Vega en 1652, éste decididamente respaldado por el canónigo Solano de Figueroa, no será hasta veintiséis años después del propósito del primero, doce del segundo, y setenta y cinco de la donación de Dosma, precisamente cuando los efectos de la guerra con Portugal resultan más graves para la ciudad, el momento en que se aborde de nuevo la fundación del seminario, siendo el cabildo catedralicio, que tan renuente se mostrara hasta entonces a la empresa, el que, en su reunión de 16 de Noviembre de 1663 la impulse recordando al prelado Rodríguez Valderas, que desde su llegada a la diócesis en 1662 había hecho suyo el propósito, no el incumplimiento del mandato tridentino, sino el de las cláusulas testamentarias de Rodrigo Dosma para su erección.

El recordatorio impulsa la empresa hasta el punto de que el 11 de Enero siguiente el prelado anuncia su decisión de crear el seminario sin más demora, nombrando para ello una comisión a cuyo frente coloca a Solano de Figueroa. Superadas por el entusiasmo que todos muestran las dificultades que suponen los pleitos establecidos por los herederos del testamentario y demás inconvenientes que se suceden, el primero de Mayo de 1664 se colocó en la puerta del nuevo centro una inscripción en latín redactada por el mismo Solano –que también propuso el nombre- anunciando su puesta en funcionamiento. Aunque la apertura oficial no tuvo lugar hasta el 8 de Septiembre siguiente, el 3 de Mayo de 1664 es la fecha real en que, tras un largo periodo de gestación que se prolonga exactamente un siglo, se abre por fin el Seminario Diocesano San Atón de Badajoz. En estos días del presente 2014 se celebra, pues, el 350 aniversario del acontecimiento.

Desde su creación el seminario se consolidó como una de las instituciones más destacadas de la ciudad en el orden cultural, intelectual y formativo, e hito referencial insoslayable para la vida de Badajoz, no solo en el orden eclesiástico, sino en todas sus facetas.

Los doctos profesores, tanto religiosos como seglares que a lo largo del tiempo ocuparon sus cátedras; la alta cualificación de los clérigos formados en sus aulas; su carácter de primer centro universitario de Extremadura, en el que estudiaron numerosos personajes laicos dedicados luego a la política, el foro, las letras y otras actividades públicas; su proyección sobre la ciudad en el campo cultural; su excelente biblioteca, archivo y gabinete numismático; su labor asistencial y catequética; y tantas otras facetas y virtualidades; incluso su influencia en la configuración urbanística, actividad social, y dinámica poblacional sobre el entorno de los emplazamientos que sucesivamente ocupó, convierten al centro en hito inseparable de la historia de la ciudad.

Los tres emplazamientos del seminario fueron: primero, el fundacional de las casas de Rodrigo Dosma en la plaza de San Juan-calles San Blas y la Moraleja (1664-1754). Después, el situado por iniciativa del obispo Merino Malaguilla sobre las que fueran casas del Conde de Vía Manuel, en la plaza de Minayo, al que en 1802 se anejó la Casa de Ordenandos (1754- 1927). Y finalmente, el de la Cañada de Sancha Brava, impulsado por el prelado D. Ramón Pérez Rodríguez, donde aún continúa, adaptado a las necesidades pastorales y educativas de nuestro tiempo como Colegio Diocesano integrado en el sistema educativo público.

Bajo esa nueva orientación, y manteniendo su vocación secular de servir a la sociedad hoy, a los 350 años de su fundación, el señero Seminario Diocesano San Atón de Badajoz continúa destacando como hito de referencia del ámbito urbanístico que se desarrolla en su entorno y foco intelectual, cultural y formativo de primer orden de la Archidiócesis y Ciudad de Badajoz.

Dimensión reconocida por la Medalla de Extremadura que tan merecidamente otorgó el pasado año 2013 la Junta de Extremadura a la señera institución, en reconocimiento a su dilatada trayectoria y meritoria labor en pro de esta región, e indisoluble unión con sus gentes.

 

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