POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Esto de la mala ortografía al escribir y del peor pronunciar al hablar da pie a un mundo de anécdotas muy simpáticas. Porque, ¿cómo juzgar a un ministro de Educación y Ciencia que dice «onceavo» por undécimo? ¿O a otro ministro que dice «delincuir» por delinquir? ¿O al responsable de rotulación en una televisión que escribe HOYA en vez de olla?
Y ya que comentamos este error, y «aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid», hablaremos del Gobierno…; no, perdón: de la OLLA.
Fue Fray Juan de Pineda, allá por el siglo XVI, quien escribió aquello de que «gran comer es buena olla y para gente de familia mucho cumple y abastece», confirmando así lo que afirma el refranero: «después de Dios la olla y todo lo demás es bambolla».
O lo que, ya en nuestros días, escribiera el amigo, ya fallecido, Kike Amado: «»Non fai falta ser muy listu; /todos sabéis la función / y el papel que´n la salú/ xuega l´alimentación. Que quien sabe alimentase / sólo morrirá de vieyu/ si non tien la mala suerte / de sufrir un atropellu».- En Asturias, cuando el continente da nombre al contenido, a la «olla» le decimos POTE, siendo guiso «estrella» nuestro tradicional POTE DE BERZAS o POTE ASTURIANO. Sus ingredientes básicos son: coles (berzas), alubias, patatas y compango de embutidos y salazones.
El ¿QUË?, es decir, los ingredientes son comunes en todo el Principado; lo que distingue a unos potes de otros es la variedad en los «¿qués»? y en los «¿cómos»?
NAVELGAS, pueblo tinetense del suroccidente asturiano, imprime carácter a su pote de berzas. Usa de la berza o col gallega (Brassica oleracea var. viridis) troceada «a mano», de «fabas» redondas blancas o de color canela (también, de la granja), patatinas muy picadas», compango con o sin (al gusto) huesos de «butietsu»… NAVELGAS, Pueblo Ejemplar de Asturias, presume de sus campeonatos de bateo del oro y de su asturianía sin límites. Este domingo estará en fiesta de exaltación gastronómica para, un año más, pregonar el POTE. Otra ocasión para vivir en presente una larga tradición de cocina.