POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Estas fechas de noviembre están señaladas en el calendario con un círculo rojo intenso para vivirlas, emociones a raudales, con la visita a los dos cementerios; la gastronomía con las “gachas” y castañas; el recuperar y mantener viejas tradiciones e incorporar la noche de las velas para completar unas jornadas inolvidables.
Visita a los dos cementerios
El cementerio “viejo”, que lleva por nombre el de la Patrona, “Virgen de la Fuensanta” se construyó en 1893, ya que el anterior situado en las proximidades de la Iglesia de San Andrés, se había quedado pequeño. “Que en virtud de las mala condiciones en que se encuentra el cementerio de esta villa, pues además de ser muy pequeño, el terreno destinado a la sepultura de cadáveres, se ha dado el caso de sacar algunos de ellos sin presentar señales de descomposición, por ser el terreno arenisco”.
El sistema seguido en su construcción y reparto de sepulturas y panteones no ha sido acertado a lo largo del tiempo, por lo que hay cierta anarquía y tumbas a las que acceder es casi imposible. Consta de varios mausoleos destacados, panteones o tumbas y nichos, construidos en la última época. En estas fechas miles y miles de flores adornan las tumbas y cientos de velas dan luz en la tarde noche de estos días.
El cementerio nuevo, inició su construcción en los años 1980, Un gran espacio con varias “calles con cuatro nichos de altura”, amplio y en su parte final se han construido varios panteones familiares, su nombre es el del patrón “Santísimo Cristo de la Vera-;Cruz”.
Llegados desde distintos puntos de nuestra geografía, junto a los de la localidad, se llenan en este día de numerosas personas, entre rezos y flores. El día 2 se celebran la Eucaristía, por la mañana en uno de los cementerios, el viejo, y por la tarde en el otro, con el nombre del Patrón-.
Gastronomía
En estas fechas, dependientes de las lluvias, se recolectan en las partes de sierra, los “guíscanos” o níscalos, con especialistas que traen varias cestas repletas. Se pueden comer a la plancha y también en una salsa especial.
No faltan las castañas, especialmente, asadas, vendidas junto a otros productos, roscos, mantecados por los componentes de alguna cofradía.
Como postre de las comidas las tradicionales “gachas”, receta que se trasmite de varias generaciones.
La Cofradía de Ánimas
Tiene especial significación en estas fechas la Cofradía de Ánimas. Fundada en 1711, con una larga historia, pero que dejó su actividad en los años 70, con la muerte de su último Hermano Mayor Simón Nieto. Últimamente los concejales Jorge Martínez Romero y Alicia González, rescataron documentos, tacillas de Ánimas, gracias a la generosidad de los herederos de Simón Nieto, iniciando la difusión de la Cofradía y dándole el sentido, que en los cementerios no quede un nicho o tumba, sin una flor y una lamparilla de aceite encendida
Ayer tarde vimos un equipo de personas realizando este cometido.
Aunque la Cofradía de Ánimas era en las fechas de Navidad, cuando tenía mayor actividad, hoy traemos el Cuadro de Ánimas y el Estandarte.
Cuadro de las Ánimas
A la entrada a la Iglesia, a mano izquierda está la llamada Capilla de las Ánimas, aquí se ubican las imágenes de Jesús entrando en Jerusalén, y San Isidro.
“El cuadro ocupa un amplio testero, representa la Virgen del Carmen que desciende al Purgatorio, donde se encuentran las almas en sufrimiento. Varios ángeles salvando almas, incluso el niño de la Virgen muestra con el dedo una de las almas para salvar. Destacan las almas nobles, buenas, a través de colores claros en la imagen y vestidos, mientras que las almas impuras tienen colores tenebristas negros, “avergonzados y con mirada turbia”.
A los lados de la Virgen se ven una serie de querubines, en pareja.
Este cuadro, que mide 3×2, 40, se adquirió en Valencia en los años cuarenta.
El estandarte de la Hermandad de Ánimas
Es el Licenciado en Bellas Artes, interesado en la historia de la Cofradía, José Martínez Romero, el que nos realiza la descripción:
“Se trata de una pieza singular de la artesanía popular de Villanueva del Arzobispo sin datación concreta en la fecha de realización. El estandarte, anterior a la contienda civil española, se basa en un dibujo clásico, de trazo rectilíneo y rematado en la parte inferior con tres caídas en forma triangular con fleco de oro. Cabe destacar que este tipo de diseño se repite en varios estandartes de devociones populares de la localidad y que al parecer son contemporáneos al mismo. (Inmaculada, San Isidro y San Vicente Ferrer). El tejido con el que se confecciona es un brocado dorado ricamente ornamentado con fondo negro rematado con una pasamanería en color amarillento (de poco valor económico y artístico). La pieza se completa con una pintura muy singular por el formato; que a diferencia de los ejemplos mencionados anteriormente donde el icono devocional se presenta sobre una forma ovalada, en esta se realiza sobre un lienzo de forma rectangular y apaisada. En la pintura de autor desconocido, se representan las ánimas devoradas por el fuego del purgatorio. El lienzo muestra cierto tenebrismo, y aunque de trazo y dibujo que destaca por su candidez es una obra de gran sabor clásico y popular.
Cabe destacar que esta pieza se ha mantenido en las dependencias parroquiales, a buen recaudo y en un aceptable estado de conservación tras la desaparición de dicha corporación. En los últimos tiempos ha sido adecentada y puesta en valor, y en la actualidad se muestra en una de las paredes de la sacristía del templo de San Andrés Apóstol de la localidad, convenientemente protegida. Como dato curioso y con respecto a la autoría de la pintura (tras consulta a fuentes cercanas de la extinta cofradía y testimonios orales de ancianos ya difuntos) indicaban que tanto la pintura de las ánimas, como las de San Vicente Ferrer y San Isidro pertenecen a una antigua religiosa domínica del Convento de Santa Ana de la localidad con ciertas cualidades y dotes artísticas, pero que se desconoce su identidad”.