POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Mi antiguo alumno y hoy profesor universitario, el Dr. David M. Rivas, comentaba recientemente en su muro (o página, que ignoro lo diferencia entre ambos conceptos), que el Arzobispo de Lisboa recomendaba a los sacerdotes de su diócesis la celebración de ROGATIVAS para pedir a la Providencia la concesión de lluvias, atenuando, así, la enorme sequía que se padece.
¡Caray!, me dije.
Esto mismo es lo que yo pregoné en mis «Histories» suponiendo que tal devoción estaba en el «olvido episcopal» y resulta que aún hay Obispos que recomiendan su práctica. Me alegra saberlo.
Pues sí, señores, sí.
A tenor de lo que informan los telediarios y otros medios de comunicación – comentarios sobre Cataluña, aparte- tal parece que «se acercan» las lluvias, las nieves y los fríos haciendo realidad lo que apuntábamos ayer: «Por Todos los Santos, la nieve en los altos».
Las ROGATIVAS portuguesas también benefician a España.
Ante tal futuro friolero es importante gozar de una alimentación, como tantas veces dijimos, SUSTANTIVA Y SUSTANCIOSA.
Lo de «sustanciosa» es fácil de entender: un guiso de cuchara, caliente, energético…. Como decimos en Asturias: «que furna»; es decir, que alimente y de calor.
Lo de «sustantiva» requiere una explicación que podría resumirse así: Una SOLA PALABRA basta para definir la esencia del plato, sin necesidad de complementos, sean adjetivos, genitivos o… ¡qué se yo!
A todo más, éstos, si se precisan, ha de ser muy sencillos.
Por ejemplo: basta decir FABADA para definir ese plato (sobra lo de «asturiana»); ARROZ CON BUGRE es título más que suficiente para saber qué se ofrece; LUBINA AL HORNO o BESUGO A LA ESPALDA son nombres que explicitan perfectamente lo que quieren decir.
Yo, ¿qué quieren que les diga?, no me fío en absoluto e esos títulos rimbombantes y abracadábricos que veo en ocasiones en algunas cartas de menú y que no soy capaz de entender.
En fin, «ca un ye ca un».
Pues como «fai fríu», hoy en «CASA PRUDO» vamos a comer unas «alubias de La Riera guisadas con chorizo (cerdo-ternera y especias) de Tineo, morcilla de sangre, panceta y lacón ibéricos, y agua natural (fuente de Xuan de la Gracia).
Es decir, «fabada de toda la vida».
¿Cómo la hicimos?
Les fabes del cura, tras un remojo en agua durante una noche, cuecen en agua con dos chorizos, dos morcillas, un trozo de llacón y otro de panceta.
La cocción ha de ser lenta, a fuego continuo y procurando que el guiso «no se seque» (si es preciso, se añade agua fría).
Terminada la cocción, se rectifica de sal.
Reposa durante 24 horas. Se sirve muy caliente ofreciendo el compango con la misma fabada o en fuente aparte (ya troceado, claro está).
En la foto, mi fabada de hoy guisada ayer.
El compangu (superficial) oculta les fabes, que son pero que muy buenas. De Colunga, por supuesto.