POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Estos días escuché en la radio a una viuda que acababa de cumplir cien años; se había casado muy joven y tuvo dos hijos, ya fallecidos; el locutor lamentó esa pérdida y ella le dijo que no se apenara pues se fueron con 81 y 82 años. Bueno, mi madre cumple hoy cien; no está para correr 110 metros vallas pero sí para sostener un debate a fondo sobre cualquier asunto, con sus cinco sentidos y su cerebro en buenas condiciones. Claro que, desde hace tiempo, espera la llamada de Dios, cumplidos sus proyectos terrenales, tras una vida plena y feliz, y con mi padre esperándola en Pravia para cruzar el Nalón y emprender juntos el último viaje. De otra manera, sus cinco hijos, realizados o no, ya somos casi viejos; de hecho, esta tarde nos reuniremos todos ante notario para, como regalo de cumpleaños, dejar a mi madre, Luisina Corrales Aguirre, como nuestra heredera única universal.
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