POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA OFICIAL DE SAN JAVIER (MURCIA)
He presumido siempre y así lo he manifestado públicamente, incluso he dejado constancia de ello en cuantos escritos han salido de mi pluma de ser una de las personas que más tiempo han disfrutado de la Glorieta y la Plaza , hoy Plaza de España de San Javier.
Desde los juegos de mi niñez, los catorce años de noviazgo con la que sería mi mujer, durante los que no se nos permitía alejarnos de su entorno, mi trabajo en una oficina muy cercana, mis seis años de Concejal mis ocho años de funcionario, el mucho tiempo a la vista de mis hijos cuyos juegos estaban allí y, al final mi vida profesional en entidades de ahorro cuyas oficinas estaban en la Plaza y más tarde en la Glorieta, sin contar mis paseos y mis tertulias en este recinto que fue y sigue siendo una de mis ilusiones, sin contar mis idas y venidas a la iglesia parroquial de la que soy asiduo desde mi época de monaguillo, me hacían abrigar la idea de ser el más asiduo a este maravilloso lugar y no por mis méritos, sino porque la vida me lo propició.
Esta mañana y cuando sentado en un banco. descansaba de mi paseo diario, se me acercó mi viejo amigo Silvestre Soler Zapata, apodado “El Nenico” y me dijo que está sesenta años en la Plaza, llevé una gran desilusión, pues acababan de quitarme ese record por el que tanto había presumido.
Efectivamente “El Nenico” está más años que yo allí, pues yo iba y venía, pero él estaba “de día y de noche” ·siempre al pié de su establecimiento, sin fallar nunca.
Nosotros que hemos sido testigos de excepción y clientes asiduos de esa casa de la que recibimos siempre grandes atenciones nos complacemos de ello y, aunque nos quita de cuajo nuestro prurito, les deseamos que puedan vencer esta maldita crisis que nos asola despiadadamente y como fruto de su buen hacer puedan continuar siendo en esa Plaza de nuestras entrañas ese faro luminoso que tanto nos atrae de generación en generación.-
El Quiosco de El Nenico, que nos acoge durante tantos años ha venido experimentando diversas y costosas mejoras que lo han ido haciendo cada vez más confortable, incluso dotándolo de calefacción para que los días crudos del invierno nos sea más cómoda su estancia.-
Mi mujer, mis hijos, mis nietos y últimamente, hasta mi bisnieta Amelia, que en cuanto pisa la Plaza acude desenfrenada a subir en el coche que tiene “El Nenico”, para distracción de la chiquillería, emulando a Fangio o Alonso.