POR HERMINIO RAMOS PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
En la primera decena de mayo, las calles y plazas de Lisboa se llenaron de ese espectáculo único por su atractivo. Un conjunto de detalles que por sí solos constituyen un capítulo aparte dentro de la historia. Las ocho mascaradas que asistieron a la Novena Concentración de Lisboa y que Natalia describió magníficamente, nos dejó el mal sabor de nuestra cobardía por no decidirnos a disfrutarla.
Para entender, primero el conjunto de cada máscara y a continuación esos detalles, que constituyen algo así como el sello de identidad, hemos de comenzar por situarnos a lo largo y ancho de la geografía y eso nos dará de principio ya unas líneas significativas y definitorias.
Si desde Almeida a San Martín de Castañeda seguimos zigzagueando por Pozuelo de Tábara a Palacios del Pan, de Villanueva de Valrojo a Ferreras de Arriba, damos otro gran salto a San Vicente de la Cabeza y Abejera nos señala con rigor y gran precisión sus formas de vida, ambiente y esos rasgos básicos de esas costumbres y ritos que marcan de manera muy clara el origen de una tradición conservada y respetada con verdadero fervor, ha permitido al cabo de milenios que hayan llegado hasta nuestros días con esa pureza que hoy disfrutamos.
Un complemento muy importante y significativo en determinados casos es el nombre con el que se conocen esos conjuntos y esas manifestaciones. Así el Atenazador de San Vicente de la Cabeza, la Vaca Bayona de Almeida de Sayago, zona eminentemente ganadera, el Tafarrón de Pozuelo de Tábara, la Filandorra de Ferreras de Arriba, los Carnavales de Villanueva de Valrojo, la Vaquilla y los Cencerros de Abejera. Cada uno de estos tipos nos deja entrever a través de sus conjuntos, gestos, movimientos mantenidos al cabo de muchos siglos como un verdadero ritual que encaja muchas veces a través de documentos y citas en auténticos documentos etnográficos.
Hemos visto de manera muy general la parte oeste de nuestra provincia y algunas más no citadas. Queda toda la parte este con manifestaciones del mismo género, una riqueza entroncada con lejanos tratados históricos prerromanos y sin duda enlazados entre sí por esa inmensa nube de leyendas que cierran este capítulo, mantenido fielmente en el corazón del pueblo.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/