POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuando Adán y Eva, picardiosos ellos, le dieron el mordisco a la manzana y el chivato de turno – especie muy abundante- fue con el cuento al Jefe Jahvé, este les castigó con el cumplimiento obligado del Segundo Principio de la Termodinámica: ¡Ganarás el pan con el sudor de tu frente!
Es decir: en toda transformación de energía en trabajo hay degradación energética como calor.
Pero como Adán y su estirpe (los humanos) podían ser ingenuos, pero no tontos, se afanaron por hacer menos doloroso ese cumplimiento buscando logros de rendimiento eficaz en las mejores condiciones de comodidad.
La invención de la Agricultura y Ganadería; el descubrimiento de que el rozamiento por rodadura es menor que el generado en el deslizamiento; y la producción de fuego favorece y mejora el tratamiento de alimentos, fueron los tres primeros factores que contribuyeron al progreso de la humanidad.
Y con la Ganadería vino la obtención de LECHE (bisontes hembras, vacas, ovejas, cabras, búfalas, renas…) y, a partir de la leche sobrante, el QUESO FRESCO.
¡Ay, el queso fresco!; ese que Venus, diosa del amor, también llamada Afrodita, regalaba a Ulises endulzándolo con miel .
Queso que, en la Roma clásica, era motivo de frases de amor cuando el enamorado mimaba a su amada llamándola «dulcículus caseus» (dulce quesito) o «meus molliculus caseus» (mi tierno y pequeño quesito).
ASTURIAS, desde que aquellos primeros turistas asentaron en nuestras cuevas prehistóricas y dejaron testimonio de su presencia, supo y sabe de los quesos tiernos y frescos que aquí decimos DE AFUEGA´L PITU. La «maldición termodinámica» del Paraíso fue y es para nosotros LLUVIA DE QUESOS, como demuestra la foto que hemos sacado de Internet.
Mañana, en la ovetense CALLE GASCONA, el BULEVAR DE LA SIDRA, con sol y sin paraguas, la «granizada quesera» será de las que hacen historia.