POR ÁNGEL RÍOS MARTÍNEZ Y GOVERT WESTERVELD, CRONISTA OFICIALES DE BLANCA (MURCIA)
En general, las fraternidades (hermandades) proporcionan grandes servicios sociales, caritativos o religiosos y en muchos casos eran una garantía para vivir y morir con dignidad. Es cierto que en los siglos XVI y XVII la iglesia utilizó las fraternidades para introducir sus ideales con el fin de ejercer un estricto control sobre la vida pública para los residentes, pero ser miembro también tuvo muchas ventajas. Era una institución segura para la enfermedad asistida, una muerte cómoda, un entierro digno, y un voto por el más allá. La adoración divina y los proyectos sociales fueron los principales objetivos de estas instituciones que sobrevivieron a todos los cambios políticos hasta hoy. Las fraternidades construyeron capillas o santuarios dedicados a sus santos patronos. Cuidaron a los enfermos y mantuvieron a las viudas y huérfanos necesitados de sus compañeros asociados. Las fraternidades participaron en ceremonias religiosas y dieron un entierro cristiano a sus miembros fallecidos. Normalmente las fraternidades aparecen bajo maestros afloramiento que reservaron las administraciones y otros puestos de gestión. También dirigieron teatros, escuelas, hospitales, albergues peregrinos; guardaban contenedores de grano, cofres de misericordia, y hogares fundibles; crearon folclore, costumbres y tradiciones dignas y hermosas ;….. e incluso organizaron toros para financiar hospitales para peregrinos y pobres No te pierdas!
En 1612 hubo fraternidades en Blanca según el informe del fraile Pareda. Es muy probable que haya tres fraternidades, ya que diferentes voluntades se refieren al Santísimo Sacramento, Virgen del Rosario, y Santísima Ana. Vemos similitud entre las fraternidades de Abarán y Blanca y no cabe duda de que esto se debe a la gran obra evangélica realizada por Cosme Juan de Durán de Abarán, oriundo de Valencia, quien permaneció en Blanca durante dos años entre 1576 y 1578. Hemos buscado pruebas sobre esto y encontramos la voluntad de Abellán de Vega, un Morisco que también vivió parte de su vida en Abarán. Los moriscoes de Abarán eran devotos católicos y no es sorprendente que Abellán de Vega participara en sus ceremonias religiosas. Tal vez es por eso que en su testamento de 1586 menciona dar limosna a la Hermandad de Santa Ana y ordena 2 ducados al Santísimo Sacramento de este pueblo. Martín de Molina, que estuvo casado con María Vázquez, también instruyó en su testamento desde 1586 para dar limosna para la cera de la Hermandad de Santa Ana. La coincidencia de un desastre natural (incendios, inundaciones, terremotos, sequías, relámpagos y plagas) con ciertos días santos fue una señal muy clara para las personas de que no estaban pagando la devoción adecuada al santo cuyo día se conmemoró. Años más tarde en 1649 encontramos dos fraternidades más en Blanca.