POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
Desde que uno está oculto en casa por la dichosa pandemia, se dedica, además de hacer las tareas caseras, a estudiar y a recordar. Estudiar temas locales o regionales y a recordar sus viajes por esos mundos de Dios. Por hablar de esto último, desde El Salvador me piden algunos de mis viajes por Rusia o por Ecuador. Les dije que contaran con ello. Pues uno ha viajado desde Taiwán hasta Guadalajara, la capital mexicana de Jalisco; o desde Macao hasta Guayaquil, en Ecuador, pasando por Gátchina, al sur de San Petersburgo, en Rusia, hasta la selva de Camerún para visitar a los pigmeos.
Pero para viajero, viajero, mi paisano el brocense Nicolás de Ovando, que, al fracasar en el gobierno de las Indias, su descubridor, Cristóbal Colón, y al confiar los Reyes Católicos en el buen hacer de esta autoridad de la Orden Militar de Alcántara y ser uno de los grandes maestros del Príncipe Juan, el hijo de los Reyes, y primer Príncipe de Asturias, fue nombrado gobernador de las Indias. Con él fueron personajes de la talla de Bartolomé de las Casas, Hernán Cortés o Francisco Pizarro.
Estos días de confinamiento he visto y he “atrapado” el vídeo, en el que iba a haber intervenido como cronista oficial de Las Brozas, pero un inesperado viaje a América me lo impidió, y que acaba de emitir Canal Extremadura Televisión titulado “Nicolás de Ovando y la armada colonizadora”, en el que han participado diversas personas que intervinieron en las primeras jornadas que sobre este singular personaje extremeño organicé en su villa natal de Las Brozas, para conmemorar el 500 aniversario de su llegada a la isla de la Hispaniola. (1502-2002). Organicé durante algunos años, en colaboración con el Ayuntamiento brocense, varias jornadas de historia dedicadas a Ovando, inaugurando con ello el Auditorio de las Comendadoras, y colocando una placa en el palacio de los Flores, lugar natal del gobernador, el entonces presidente de la Diputación, Manuel Veiga y el alcalde de la localidad, Juan Olivenza.
En el verano de 1990, invitado por Air Europa y Occidental Hoteles y Hoteles Barceló visité la República Dominicana; recorrí el casco antiguo de Santo Domingo, la ciudad que refundó Nicolás de Ovando, así como sus más señeros edificios como su casa palacio, hoy reconvertida en hotel de lujo, o el Hospital San Nicolás de Bari, todo ello fotografiado por mí en numerosas diapositivas, pero que ahora no puedo colocar aquí por culpa de este asesino coronavirus.
De lo que sí me siento orgulloso, además de las jornadas históricas de Ovando y la colocación de su placa, es del asesoramiento del cuadro de Ovando, que hoy es el más difundido, a mi amigo Germán Díaz, quien pintó por sugerencia de este servidor y el apoyo económico de la Diputación, el retrato de Nicolás de Ovando, con ropajes de época y descripción literaria de Bartolomé de las Casas, así como de los diversos estudios que he presentado en los Coloquios Históricos de Extremadura, que se celebran a finales de septiembre en Trujillo, incluso he dado la sugerencia, en uno de esos coloquios, crear en su palacio natal de los Flores el museo “Nicolás de Ovando”, o el hermanamiento de Las Brozas con Santo Domingo, como le he dicho en un par de ocasiones al presidente de la República Dominicana, Lionel Fernández, y que no he dejado de insistir ante el actual embajador de este país hermano en España.
Quien desee saber algo más de esta importante figura, aún poco conocida, de la conquista y colonización de América, pique este enlace de la televisión extremeña: