POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
En marzo se cumple un aniversario más de una institución estratégica para México: la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que se creó en 1891 y su primer titular fue el zacatecano Manuel González Cosío, quien vio la primera luz en nuestra entidad entre otras temas se ha convertido en un referente en todo lo relacionado con las comunicaciones. Y para muestra, veamos algunos botones.
Es fundamental la evocación del papel de las comunicaciones en la época prehispánica. Prevalecen evidencias arqueológicas de una red de caminos que tenían como propósito unir los centros poblacionales de Mesoamérica con el suroeste del actual país vecino del norte: Estados Unidos. Y en lo que se refiere a nuestra historia regional, en el corazón del actual territorio zacatecano surgió una cultura que tuvo su origen y auge entre los años 300 y 900 después de Cristo, y tuvo como escenario vital el Valle de Malpaso, cuyas calzadas comunicaban a los que ahora identificamos como sitio arqueológico de La Quemada con el resto de las poblaciones que lo circundaban que, a la zasón, se contaban por decenas.
Lo más interesante es que en este amplio valle existía una de las redes de calzadas más extensas de Mesoamérica, aunque hay arqueólogos que sostienes que ahí se encontraba la más amplia.
Tras la llegada de los españoles a tierras continentales, acaecida hace medio milenio, se aprovecharon algunos caminos de origen prehispánico y se abrieron nuevos, a lo largo de la conquista de estos territorios. Por ellos, no sólo se han desplazado seres humanos.
También los han hecho las ideas, la política, la guerra, la paz, el mal, el bien. Por esas vías pasaron las misiones religiosas, los buscadores de yacimientos de metales preciosos, las caravanas de peregrinos, los viajeros, los invasores, las caravanas comerciales.
Estos flujos realizados a través de las vías de los más diversos medios de comunicación (caminos, palabra habla y escrita, y todo aquello que sirve para comunicarse y transportarse), han desempeñado un papel preponderante en el enriquecimiento de la civilización y su difusión en el mundo.
Un detonador para la apertura de una vía importante de la Nueva España fue el descubrimiento de las minas de plata de Zacatecas, ocurrido en 1546. Fue necesaria la apertura de un camino que comunicaría a la Ciudad de México con las Minas de Zacatecas.
El famoso Camino de Plata, así denominado por obvias razones. Más tarde fue conocido como el Camino Real de Tierra Adentro. Partía de la Ciudad de México y se extendió hasta Nuevo México. Por esta vía circularon desde la época colonial: hombres, ideas, conocimientos, arte, cultura, mercancías, productos de la tierra, animales, gastronomía, tradiciones, y un largo etcétera. Una ruta con más de 450 años de historia y más de 2.000 kilómetros de longitud.
La importancia histórica de esta travesía, que es la más antigua y extensa del continente americano, ha sido reconocida, por su inmenso legado, vida y vigencia, en los ámbitos nacional e internacional, a tal grado que la UNESCO lo inscribió en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad, en la categoría de Itinerario Cultural, el primero de agosto de 2010. Donde el estado de Zacatecas tiene 13 sitios.
Ese galardón constituye un reconocimiento a los pueblos y personajes que lo hicieron posible. Como hoy en día, es justo traer a la memoria y reconocer a un zacatecano, a quien la historia ha registrado como el primer titular de lo que ahora conocemos como Secretaría de Comunicaciones y Transportes: Manuel González Cosío, quien asumió el cargo en marzo de 1891. Antes de esa fecha, los rubros de las comunicaciones y los transportes estaba diseminado en varios organismos.
Este personaje nació en la ciudad de Zacatecas, en 1836. Emulando a su padre, se dedicó a la carrera de las armas y lucharía en las filas liberales. Eran tiempos decisivos para el rumbo y la soberanía de la nación mexicana. No había tiempo para titubeos sino para decisiones firmes.
El joven Manuel respondió a las necesidades y circunstancias de su tiempo. Tomó parte en las campañas militares de Ayutla, Silao y Calpulalpan (donde las fuerzas liberales se coronaron de triunfo, al mando del general zacatecano Jesús González Ortega). Combatió contra el Imperio de Maximiliano, y en 1863 estuvo en el sitio de Puebla; fue hecho prisionero y deportado a Francia, en 1865.
Cuando se restableció la República regresó y ocupó las carteras de diputado local y de gobernador interino de Zacatecas (de octubre de 1871 a julio de 1872).
Fue diputado federal en tres ocasiones y senador de la República.
De 1886 a 1891 desempeñó el cargo de Presidente Municipal de la Ciudad de México. Al término de su mandato, el presidente Porfirio Díaz lo invitó a colaborar en su gabinete como secretario de estado. Ocupó los ministerios de Comunicaciones y Obras Públicas (de marzo de 1891 a octubre de 1895), de Gobernación (de octubre de 1895 a enero de 1903), de Fomento (de enero de 1903 a marzo de 1905), y de Guerra y Marina (de marzo de 1905 a mayo de 1911).
En esta última etapa de su vida, le correspondió vivir el inicio de la Revolución Mexicana.
Tras la renuncia de Díaz a la presidencia de la república, el general Manuel González Cosío, también hace lo propio y entrega la plaza de la Ciudad de México a las fuerzas revolucionarias que encabezaba don Francisco I Madero. Luego se retira a la vida privada. Falleció en su residencia de Coyoacán, Distrito Federal, el 14 de diciembre de 1913.
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