FIESTAS DEL CARMEN 2020 SIN FESTEJOS. ¡CELEBREMOS LA SALUD DE NUESTRO POZUELO! PODEMOS VIVIR LAS FIESTAS DE OTRA MANERA, GRACIAS A LA RESPONSABILIDAD CIUDADANA
Jul 16 2020

SEGÚN FUENTES PROPORCIONADAS POR MARÍA ESPERANZA MORÓN GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE NUESTRA VILLA, LAS PRIMERAS CELEBRACIONES YA INCLUÍAN BAILES Y ACTIVIDADES DEPORTIVAS

CELEBRACIONES YA INCLUÍAN BAILES Y ACTIVIDADES DEPORTIVAS

El pasado 6 de mayo el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón anunciaba la suspensión de las fiestas de Pozuelo Estación. Me maravilla y me hace sentir orgullosa como pozuelera el ejercicio de prudencia colectiva, en especial la actitud de las peñas y asociaciones.

Desde que comenzaran a principios del siglo pasado gracias a la suscripción popular, las fiestas en honor a Nuestra Señora del Carmen solo se habían suspendido durante la Guerra Civil.

Según fuentes proporcionadas por María Esperanza Morón García, Cronista Oficial de la villa, las primeras celebraciones -necesariamente de ámbito religioso- ya incluían bailes y actividades deportivas: fútbol, bicicleta y carreras de sacos (qué divertido, por favor). Incluso esporádicos festejos taurinos. Esta tradición derivó hace años en el Encierro Chiqui que organiza la Peña Seis y medio. Ese toro simulado aúna nuestra herencia cultural con el respeto a los animales, y procura momentos de máxima diversión para nuestros niños, con total seguridad.

Todo evoluciona. Como el modo de celebrar las fiestas en los parques Finca Ulecia y Prados de Torrejón, que cada uno llama a su manera: la pista roja, “donde La Hacienda», e incluso “la petite piste”. En los años 80, estaban los coches de choque (con algunos momentos “cuasi-salvajes”, todo hay que decirlo), aunque básicamente eran chiringuitos. Los había de todos los partidos políticos de entonces, incluso del PC (Partido Comunista); no recuerdo que nos importara la filiación política, la verdad es que íbamos mirando el precio del refresco o del botellín.

Hoy en día, la explanada es reflejo de lo que es Pozuelo: sigue habiendo puestos de comida y bebida, pero sobre todo se dan cita cientos de familias para llevar a los niños a las atracciones (qué genuino el nombre el de “atracciones”). Pozueleros y pozueleras de nacimiento o de adopción, españoles o de otros países de origen: reina la armonía y ese espíritu de apertura que nos hace iguales.

Me recordó ayer mi cuñado Tito que no quedábamos con nadie en especial, simplemente “bajabas a las fiestas” y allí te encontrabas con el mogollón. Era más sencillo. A mis sobrinos les sorprende que para hablar con un amigo tuvieras que llamar a una casa (un fijo) y –muy probablemente- hablar primero con alguno de sus padres. “Qué corte, ¿no?”, me contestaron.

Y, sin embargo, cada año tenemos un espacio para refrescar esos recuerdos en “Las noches del Andén”: en los conciertos que ha habido de Nacha Pop, La Frontera o La Guardia a más de uno nos vino la imagen de esos mechones pintados ¡con témpera!, que nos lavábamos después para que no quedaran rastros (solo la almohada al día siguiente).

Tampoco nos importaba que lloviera (salvo por el pelo). Siempre estaba la emoción de que se desbordara el arroyo, hoy bien canalizado, y de paso tuviéramos la excusa perfecta para llegar tarde a casa. Salvo el día de los fuegos artificiales (al menos con mis hermanos), en que –con dos “Cármenes” en casa- es tradición, y se veían de cine desde la parte alta de Las Minas. Otro detalle de los organizadores de las Fiestas: desde 2017 se adelantaron a las 23:30, en respeto al descanso vecinal.

Creyentes o no creyentes, a los devotos de Nuestra Señora del Carmen se suma una legión de lo que bien podrían llamarse fans. La estrella de las fiestas no es otra que la Stella Maris… la estrella de los mares… ¿Por qué El Carmen, la más marinera de las vírgenes? Me encanta que hagamos tan nuestra esta advocación, en pleno centro de la Meseta Ibérica y a casi 700 metros sobre el nivel del mar. He navegado desde pequeña con mi familia y recuerdo las procesiones de barcos en las localidades costeras de España, ¡cuánta emoción! La misma que se vive aquí en tierra firme, en nuestra tierra de Pozuelo de Alarcón.

Todo comienza con la voluntad del Dr. Ulecia de donar una imagen de la Virgen del Carmen a la Parroquia, inaugurada el 16 de julio de 1900. Sí, Ulecia: el apellido que da nombre a una parte del parque donde se celebran las fiestas. Recuerdo aquella amplísima finca, que tuvieron la divertida ocurrencia de llamarla “El Cuchitril”. Desde entonces, se suceden las referencias a Nuestra Señora del Carmen (la principal, la del mercado). Pero hay más aromas marineros en Pozuelo Estación, como la colonia Galicia… ¡y tenemos una taberna marinera! El Barco Aparicio es una casita blanca y azul; recuerda a las viviendas de los pescadores, que usaban los sobrantes de la pintura de los barcos.

Esos marineros que perciben tan cerca la protección de “su” virgen en tan arriesgado oficio comparten ese sentimiento con miles de habitantes de nuestra comunidad. Pero hoy quisiera destacar mi veneración a la protección que nos procuran los pozueleros y pozueleras: llevando sus mascarillas, practicando el distanciamiento social, acondicionando sus negocios, evitando riesgos a nuestros mayores. Cada día salen en las noticias barbaridades que ocurren en otras localidades, con sus consecuentes brotes de COVID-19. Aquí no las he visto. Sois un ejemplo. Si todos siguiéramos así, podríamos conseguir que lo único que veamos brotar sean lágrimas de emoción y de risas. Es digno de celebrar.

Y es que se puede celebrar. El programa litúrgico se ha adaptado. Se mantiene la Misa solemne de las ocho de la tarde, pero lo que me llena de ternura es que –de diez de la mañana a siete de la tarde- los anderos custodiarán a la Virgen en el patio de la entrada. No habrá procesión, mas estarán todo el día a su lado. Hay algo hermoso en eso, ¿no os parece?

Más maneras de festejar por las calles de La Estación: dentro de la prudencia, puedes tomar churros y porras (qué gozosa decisión) en la churrería; pasar el día en la mítica piscina del Carlos Ruiz; comprar flores en el vivero; ir de tapas por los bares, disfrutar de la música en el Parque de Las Minas; sumarte a las propuestas para jóvenes del Espacio CUBO; participar en familia en las actividades para niños y… ¡ya se han abierto los parques! También el que –de no ser por el coronavirus- estaría lleno de atracciones!

Lo dicho. Mucho que celebrar. Sobre todo, la salud. Salve, ¡estrella de los mares!

Fuente: https://www.diariodepozuelo.es/

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