POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Los niños y niñas, juguetones ellos, desde pequeños, suelen tener en su mente todo cuanto han visto y oído, en la escuela, de sus amigos y de sus familiares mayores.
En la escuela de párvulos, comentan con sus amiguitos/as cuanto han visto y oído en casa, de sus padres y hermanos mayores.
Como veterano de esta vida y, habiendo ejercido de médico en una época trasnochada y de total oscurantismo, me atrevo a darles un consejo ¡¡Qué osadía la mía!!.
Sí, me dirijo a las personas mayores y, a todas aquellas qué, por razones de una educación pacata, solamente hacían caso a las soflamas enfervorizadas qué, desde las escuelas, o desde el púlpito de las iglesias; o desde los panegíricos de los misioneros les horadaban la mente diciéndoles que todo o casi todo era malo; mensajes que se fomentaban en reuniones familiares, lugares de ocio y esparcimiento.
Mirando el pasado, desde el espejo retrovisor de mi experiencia profesional, me atrevo a daros unas pequeñas pinceladas que quizá, os sirvan para que os hagan ver el pasado con más nitidez, y os ayuden a romper moldes y estereotipos, que tanto daño nos han hecho:
Si una hija, o nieta, nos viene diciendo de forma reiterada, que su amigo o amiga, siempre está solo y triste; aconsejémosle que le invite a jugar con él o con ella, en el patio del colegio o en el paseo, y observarán que recuperará la alegría y será partícipe, como uno más, del grupo.
Si nuestros hijos les han tirado de las trenzas, a una compañera de clase porque les gusta, aconsejémosle que le haga sonreír en vez de hacerle daño.
Si nuestra hija, o nieta, nos viene del colegio diciendo que su amigo es maricón, no le riamos la gracia y, de forma sensata y serena, le digamos que ese amigo es «gay» y qué, seguro, de mayor, se sentirá muy feliz con su novio.
Si nuestro hijo o nieto, viene a casa, un tanto sorprendido, diciéndonos que «su amiga Laura tiene pito»; no ahondemos demasiado y hagámosle comprender que su amiga Laura es transexual. Aconsejémosle a nuestros hijos y nietos que se reúnan con amigos y amigas «que sean buenas personas».
Por nuestros hijos y nietos y, por todos los demás, eduquémosles para que sean de los que abrazan a esos compañeros/as y no, de los que hacen daño, de forma intencionada, por tener una genética y sexualidad distinta.
¡Sin lugar a dudas, «será mucho más confortable, educarles con amor»! ¡ Así lo entiendo.!