LUÍS LISÓN, CRONISTA OFICIAL DE ALGUAZAS, OJÓS Y SUCINA (MURCIA)
La cuestión del territorio que ocupa geográficamente la pedanía de Sucina, ha estado muy cuestionada en las últimas décadas por los recortes y segregaciones que a favor de otras entidades de población ha venido realizando sistemáticamente el concejo de la capital, según nuestra opinión con el claro propósito de minar las posibilidades que en el futuro pudieran presentarse en aras a recuperar la municipalidad que, aunque durante solo tres años, ostentó en la primera mitad del siglo XIX.
Las pretendidas últimas segregaciones, enmarcadas en las urbanizaciones que han surgido en las antiguas fincas denominas Riquelme y La Peraleja, han llevado a levantar la indignación de los vecinos a unos términos desconocidos, dado …
Las pretendidas últimas segregaciones, enmarcadas en las urbanizaciones que han surgido en las antiguas fincas denominas Riquelme y La Peraleja, han llevado a levantar la indignación de los vecinos a unos términos desconocidos, dado el tradicional carácter indolente de los sucineros, que han protestado de modo unánime las rectificaciones de límites, llevadas a cabo sin que nadie hubiese contado con ellos, ni el tema saliese a información pública.
Es evidente que en estos cambios se han producido hechos paradójicos, como ha sido el detraer del término de Sucina la Estación del ferrocarril denominada Riquelme-Sucina, instalada en sus inicios con el nombre de Riquelme, por llamarse así la finca donde se construyó. Tal denominación no fue entonces del agrado de los sucineros, por lo que en noviembre de 1923, con ocasión de pasar por ella SS. MM. los Re- yes, el entonces Alcalde pedáneo de Sucina se dirigió al General Primo de Rivera –a la sazón Presidente del Directorio–, solicitándole, que por estar enclavada en su término, al nombre de Riquelme se le añadiese Sucina. Petición que fue aceptada y tuvo cumplido efecto poco después.
Es preciso dejar constancia, de que aunque el término Sucina viene documentándose desde finales de la Edad Media, no será hasta mediados del siglo XVIII cuando adquiera carácter administrativo; y ello con ocasión de crearse la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, deslindarse su término jurisdiccional, y llevar aparejada la creación de una diputación, luego pedanía, con el mismo nombre de Sucina.
Y así continuó su territorialidad hasta que el natural desarrollo poblacional de algunos caseríos más o menos agrupados, fue dando lugar a la creación de nuevas entidades de población, aunque eso sí, siempre bajo la dependencia eclesiástica de la parroquia fundada en 1744.
Su amplio alfoz, se vería reducido en épocas no muy lejanas, por la erección de la Rectoría de Avileses, y por algún otro recorte en la zona de Cañadas de San Pedro. Desde ese momento, «Cuevas de Marín»; al SE. San Pedro del Pinatar, Casa de «Castilla»; y al SO., la citada Rectoría de Avileses.
El término de la diputación de Sucina, desde el citado siglo XVIII, quedó claramente definido, integrando en él, a otras entidades de menor rango, denominadas partidos, como lo fueron los Avileses, Gea y Truyols (o La Tercia), y la porción meridional de las Cañadas de San Pedro, quedando claro que la parroquia englobaba en su jurisdicción de habitantes, amillaramientos de tierras, y en los cuadernos de riqueza, base principal para el cómputo de las contribuciones que habían de satisfacer a la Real Hacienda o al municipio los vecinos de todos los lugares citados. De todo ello nos informa fehacientemente la documentación que se conserva entre los valiosos fondos del Archivo Municipal de Murcia.
Como consecuencia de lo apuntado hasta aquí, la situación administrativa de todas al término de Avileses el territorio de lo que fueron las haciendas de La Peraleja y Riquelme, cuando nunca fue así.
La Peraleja (o Peralejas), desamortizada a mediados del siglo XIX, fue sacada a subasta por Hacienda, y en la escritura de adjudicación a don José María Esbry y Manresa, se deslinda cumplidamente, estando todos sus linderos en Sucina. Otro tanto puede decirse de la Hacienda Riquelme, siempre en esta demarcación. Como consecuencia es lógico que todos los padrones de habitantes realizados desde principios del siglo XIX, detallen los lugares y caseríos pertenecientes a las tres pedanías citadas, lo que no deja lugar a dudas sobre la pertenencia de unos y otros lugares a cada una de ellas. Como claro ejemplo de cuanto decimos, cuando Sucina tuvo ayuntamiento propio (1820-1823), asentado en lo que secularmente había sido el de su feligresía, el Cuaderno de Riqueza refleja todas las propiedades del municipio, pero no de manera globalizada, sino que se redactó conservando cada partido su propio contenido, ya que aparecen en él los residentes en cada uno de los cuatro distritos: Distrito A (Sucina), Distrito B (Avileses), Distrito C (Balsicas), y Distrito D (Egea o Gea y Truyols). Debemos aclarar que el distrito denominado Balsicas, no es el del actual término de Torre Pacheco, sino el de las antiguas Balsicas de Pinelo, que abarcaba parte de Borrambla y parte de El Escobar, llegando por Levante hasta La Peraleja.
El Padrón confeccionado en 1842 nos ofrece con claridad los lugares pertenecientes a Sucina: Casas del Lu- gar y Partido de Sucina; Casas de los Molinos; Casas de Ochando de Arriba; Casas del Alto; Casas del Pozo; Ochando de Abajo; Casas de la Cueva de Marín; Montanaro; Covatillas y Casa Blanca; Casas de Montesinos; Contiendas; Casas de Cañada Redonda; y Casas de los Barrancos. Cabría preguntarse el por qué no aparece La Peraleja, y la contestación es fácil, teniendo en cuenta su desamortización de manos trinitarias y posible despoblamiento temporal.
El partido de Llano de Gerónimos y Avileses englobaba los siguientes lugares: Casas de los Guirados; Los Jerónimos; Casas del Palmero;Los Serranos; Casas del Molino; Casas del Ondón (Hondón); Casas del Estanco; El Peñón; Casas de Aranda; Casas de los Astores; Casas de los Nalvaez (Narváez); Casas de la Ermita; Casas de Horán (Orán); y Casas de los Garcías. También se detallan los lugares de los partidos de Balsicas y Gea y Truyols, donde residían, respectivamente, 47 y 61 familias, pero que no expondremos aquí en aras de obligada brevedad.
Si avanzamos en el tiempo, vemos que en el padrón de 1930 aparecen los siguientes lugares de Sucina: Los Alcores, El Algarrobo, El Alto de los Maganes, Los Cabreras, Los Campillos, Casa de Alonso, Casa Bastida, Casa Blanca, Casa del Ciego, Casa del Colorao, Casa Cuartel, Casa El Cosa, Casa Ezequiel, Casas Guillén, Casas del Hornero, Casa Nueva, Casa Ortuño, Casas del Palmero, El Pino, Casas del Pozo, Las Casicas, Casa Castilla, Castillejos, La Ceña, La Cerca, La Cerca de Abajo, La Cerca de Arriba, Cobatillas, El Collado, Contiendas de Abajo, Contiendas de Arriba, Los Corrales, Los Cuajos, Cuevas de Marín, Los Donceles, Francisco “el Tono”, Casas de los Galianes, Gavilanes, J. Torres, Casa Blanca, El Llano, Los Maganes, Malmotas, Las Marías, Los Mateos, Matías Chiquito, Mojonera de Abajo, Mojonera de Arriba, El Molino, Montanaro de Abajo, Montesinos, Los Navarros de Sucina, Ochando de Abajo, Ochando de Arriba, Ochando de Enmedio, La Oya, El Paras, Las Pastoras o La Pastora, El Piano, Portazgo, El Puerto de Sucina, Las Quilinas, Sánchez de Sucina, Silladas, Plaza de Arteaga, Balsas, Barrio de San Pedro, Carmen, Enrique Guillamón, Huerta de la Balsa, Juan de la Cierva, Mayor, Rosario, Sol, Vista Bella, Tío Narciso, Torre del Diamante, La Venta, Vinader, Vinader de Arriba, y Vista Bella de Sucina. Lugares y calle que acogían un total de 308 familias.
Entre los lugares que se citan en el Padrón de 1935 localizamos La Peraleja y Diseminados; y en el de 1945, nuevamente Las Peralejas. De todo ello hemos tratado ampliamente en nuestra obra Historia de Sucina y Comarca. Desde la Prehistoria hasta la actualidad, y los volúmenes II (s. XIX) y III (S. XX), aún inéditos: También se puede consultar en diversos materiales cartográficos.
Pese a todos estos antecedentes, y posiblemente porque no interesaba contar con ellos, en un momento determinado alguien trazó sobre el mapa una línea divisoria, sin contar con los vecinos, instituciones y autoridades de Sucina; haciendo pasar al lado de Avileses grandes territorios de algunas de nuestras fincas de toda la vida, como son, entre otras, «Lo Montanaro», «Lo Ochando», «La Peraleja» y «Lo Riquelme». Hasta el punto de que el Padrón municipal del año 1981, aún recoge entre los moradores en Sucina a las familias residentes en Riquelme (Ramón Rojo y demás), pese a que según dichos planos, “eran” de Avileses, por una caprichosa línea que recorría la carretera entre «La Peraleja» y la estación de Riquelme-Sucina.
Fuente: SUCINA TIMES. Sucina, septiembre de 2013