POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Virgencita, déjanos como estamos, esto es lo primero y casi lo único que se me ocurre cuando escucho esa serie de denominaciones, títulos y apartados que sin duda alguna obligarán a tener que hacer cursos especiales para intentar adentrarse en ese vocabulario modelo siglo veintiuno que incluye palabras como «remodelar».
Cuando se habla de remodelar algo mejor sería hablar claro, habría que empezar por los cimientos, las bases o fundamentos de lo hecho y que se quiere adaptar, no se sabe muy bien ni a qué ni a quién, porque de lo que no hay duda alguna es que esa remodelación, cambio o Dios sabe qué saldrá, está bajo la vigilancia e interés de alguien y por algo.
No entienden los hombres de la calle, esos que leen, escuchan, trabajan y piensan, a qué viene esa cantinela, engañosa y bastarda de remodelación del territorio, cuando por donde hay que empezar es por el principio o sea por ese librito mal pensado y peor hecho que no hay castizo por mucho que lo sea, capaz de digerir de un envite. Estamos en la tercera, y con razón dice el viejo refrán español que no hay dos sin tres y aquí está sin ninguna duda la peor, pero con mucho de las tres. 1812, 1931 y 1978, tres fechas que han marcado nuestra historia de manera tan luctuosa como triste y los de mi generación, que estudiamos la primera y hemos sufrido la segunda, estamos comenzando a ver la que nos espera con esta bendita tercera, que con las velas que alumbran y el toque de vísperas la fiesta será solemne. Creo que tres décadas de vísperas ya dan de sí más que suficiente para sacar conclusiones, atar cabos, poner comas en su sitio y aprender a hablar en español, que suena muy bien y además ofrece un inmenso caudal de posibilidades. En esta ordenación sin duda volveremos a contemplar con verdadera satisfacción, cómo nuestra Guardia Civil de siempre será la única que nos guarde, cuide y vigile y esa remodelación la celebraremos con toda solemnidad y en ese mundo rural que agoniza su imagen seguirá marcando seguridad y confianza absoluta.
Tengamos la fiesta en paz, no andemos por las ramas, hay que comenzar a trabajar seria y sensatamente, contando con que no siempre el viento y las corrientes serán favorables pero poco importa cuando la marinería está preparada y conoce el oficio, todo lo demás sobra y además de no hacer falta estorba, y dicho esto vamos a empezar por donde hay que hacerlo.
En toda sociedad, pueblo o nación, esa llamada democracia está formada por dos grandes bloques ideológicos en cuya forma de contacto surge el llamado centro, que aumenta o disminuye según temas o situaciones, mientras que en los extremos de los dos bloques surgen como contenedores esa inmensa multitud de personalismos vacíos y presuntuosos, que nos llevan casi sin darnos cuenta a aquellos principios de junio del 77, que nuestro diario marcaba en su primera página la cifra de 216 partidos políticos un, auténtico minifundio que nos ha llevado a este otro minifundio geopolítico del que ya veremos si se consigue salir, sin tener que recordar la historia. Que Dios reparta suerte.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/