POR BIZÉN D´O RÍO MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE HOYA DE HUESCA.
El telégrafo con su acostumbrado laconismo, comunicaba la triste noticia de la muerte en Varsovia en abril de 1917, del insigne filólogo y filántropo Lázaro Ludovico Zamenhof. Reconocido mundialmente por ser el creador del “Esperanto”, un idioma artificial que buscaba evitar conflictos entre los seres humanos. Había nacido el 5 de diciembre de 1859 en Bialytok, ciudad de la Polonia rusa, en el seno de una familia judía, viendo desde pequeño una tierra sumisa ante el dominio ruso, que se resumía en una población diversificada en cuanto a lo religioso, social y lingüístico, resultando algo así como una Torre de Babel, pues los funcionarios eran de religión ortodoxa y su lengua era la rusa. Había igualmente, numerosos católicos que hablaban polaco, otros hablaban lituano, así como algunos que hablaban en varios dialectos bielorusos. Paralelamente, los comerciantes y artesanos, hablaban yiddish o hebreo. Había también ciertos núcleos de campesinos y ciudadanos de origen y habla alemán.
Su padre era un lingüista profesor de idiomas con una academia abierta en esa población ya por su abuelo, por lo que Lázaro-Ludovico creció aprendiendo y hablando ruso, polaco, yiddish, que era la lengua hablada por los judíos de origen alemán, además del francés y alemán, pues le cautivaba aprender y muy especialmente los idiomas, y con este ánimo, aprendió mas tarde latín, leyendo igualmente con facilidad el inglés e italiano.
Entre 1869 y 1873 asistió a la escuela en su ciudad natal y posteriormente pasó al Instituto Alemán de Varsovia, para dos años después ingresar en la Facultad de Medicina de Moscú y posteriormente, durante cuatro años, hacer el resto de su carrera estudiando en la Facultad de Medicina de Varsovia. En unos años en que se encontraba sugestionado con el pensamiento de que la falta de compenetración entre los seres humanos los alejaba entre sí y podía ser causa de conflictos que podían traducirse en terribles hecatombes; así que estudió a Leibnitz, Komenski y otros ilustres filólogos que habían intentado la creación de una lengua auxiliar universal, y ante sus condiscípulos formuló el plan que le había de dar luego un renombre mundial.
En diciembre de 1878 Zamenhof ayudado por sus amigos universitarios había ya reunido sus ideas lingüísticas en un pequeño libro que tituló “Lingwe Uniwersala” y en 1885 había ya fijado el “Esperanto” tal y como se le conoce actualmente, contando con tres características fundamentales: la primera, que llamaba la atención a primera vista por la utilización de raíces y afijos del alemán y lenguas latinas. La segunda, que todas las raíces eran invariables, ya que todas las distinciones gramaticales se expresaban mediante elementos fonéticos separables, la gramática y el léxico se encontraban en el diccionario que facilitaba su comprensión. Y la tercera, que era una lengua que había nacido autónoma y tenía individualidad propia.
En 1886 con sus estudios terminados, y tomando la especialidad de oftalmología, da rienda suelta a sus trabajos lingüísticos, terminando la primera de sus publicaciones, la cual vería la luz en 1887 como un libro de bolsillo con 40 páginas, que estaba escrito en ruso y firmado como “Doctor Esperanto” (Doctor Esperanza), pseudónimo bajo el cual, después nombrará a su idioma universal. Seguidamente, “Linguo Internancia” será el famoso folleto que publicó en junio de 1888; exponiendo las bases de un idioma artificial basado en la gramática general y en las principales lenguas europeas.
Muy tempranamente este nuevo idioma fue apoyado por un grupo importante de entusiastas partidarios de su uso y divulgación, pero también suscitó paralelamente las iras y burlas de muchos observadores, especialmente de un sector importante de la Prensa de Varsovia, que incluso llegaron a publicar un editorial despectivo en éstos términos: ¿Un idioma artificial? ¡Que absurdo!. Pues consideraron se trataba de una idea descabellada, loca, pero un sector de la Prensa alemana, al igual que la francesa y belga, o incluso la española, veían con interés este nuevo lenguaje para poder comunicarse sin necesidad de traductores. Mientras tanto, la obra del Doctor Zamenhof se vendía en todo el mundo, porque poco a poco, el “Esperanto” se estaba introduciendo, y en 1888 las ediciones en polaco, francés y alemán dan paso a una Gramática y un Diccionario Esperanto-Francés-Inglés-Alemán-Ruso-Polaco de la nueva lengua, que llevará por título “Universala voztaro de la Lingo Internancia”.
Esto ayudará en gran parte para que en 1889 en Nuremberg apareciera la primera revista en esta lengua, “La Esperantisto”, publicación que contó con la colaboración de los académicos franceses; siendo además el momento en que se formaron las primeras sociedades esperantistas, y aparecían traducciones de obras famosas que terminarán de dar así literariamente, carta de naturaleza a esta nueva lengua, a la que solamente le faltaba comprobar si funcionaría perfectamente en la comunicación oral, y esto, tendría lugar en Francia, cuando en la población de Boulogne-sur-Mer, en el año 1905, se celebraba el Primer Congreso Internacional de Esperanto, en el que participaron setecientas personas pertenecientes a mas de veinte países, en el que, finalmente, el Doctor Zamenhof tendrá la satisfacción de ver lo que había soñado desde niño, “Que todos los hombres pudieran hablar el mismo idioma y entenderse, sin haber malos entendidos entre ellos”.
Después vendrían otros exitosos Congresos: Ginebra, 1906 con 1.200 congresistas; Cambridge, 1907 con 1.317; Dresde, 1908 con 1.500; y luego España, Barcelona, 8 de septiembre de 1909 reuniendo 1.500 congresistas, y la presencia del Rey D. Alfonso XIII quien reconoció su trabajo e investigación, otorgándole La Orden de Isabel La Católica. En 1910 visitaba este lingüista los Estados Unidos donde permaneció todo un año desarrollando una labor de difusión, e impartiendo conferencias en diversas ciudades; al año siguiente, en el Congreso sobre Cuestiones Raciales celebrado en Londres, lanzaba este interesante mensaje: “Las diferencias de tradiciones y costumbres cuentan mucho más que las diferencias físicas. La discordia entre los hombres no cesará antes que éstos se acostumbren a dar a la palabra hombre un valor mayor que a las palabras pueblo y raza”.
El atentado de Sarajevo y el conflicto bélico no abatieron a Zamenhof que se mantuvo en su línea de trabajo, a pesar de estar convaleciente de un ataque cardiaco, pero un nuevo ataque al corazón le ocasionaba la muerte en el mes de abril de 1917, hallándose en la ciudad de Varsovia, pero dejando su obra reconocida ya en nueve Congresos Universales, en los que se habían reunido centenares de familias de los lugares más apartados del mundo, comunicándose entre sí como si lo hicieran en su idioma materno.
En el Altoaragón, ya muy tempranamente en el Círculo Católico de Huesca, se habían impartido clases de “Esperanto” por un miembro de la redacción de El Diario de Huesca, siendo este informativo provincial quien lo despedía con una nota titulada “Muerte de un sabio”, en la que glosaba su trabajo lingüístico y que cerraba con este mensaje: ¡Ripozu en paco, la bofarinto de la homaro!, cuya traducción es Descanse en paz, el benefactor de la Humanidad.
FUENTE: EL CRONISTA