POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA).
En la columna anterior comentaba sobre las actividades de estas Ferias y Fiestas del 2021 que no lo son, sino una serie de actividades culturales que suplan la ausencia de nuestras tradicionales Ferias y Fiestas que, por segundo año consecutivo, no son lo que vienen siendo desde tiempos inmemoriales.
También comentar los miedos y precauciones que teníamos ante lo programado, actos que se planteaban quizás abundantes para las circunstancias, quizás difíciles de controlar, de tal forma que planteaban a un número amplio de la población una serie de reticencias y temores sobre la oportunidad de todo esto. Pero, por otra parte, otro sector de público estaba a favor de que la situación se procure normalizar. Y así, con estas opiniones diferentes, se ha comenzado esta programación cultural que viene a sustituir a nuestras Ferias y Fiestas, que pueden ser las más difíciles de la historia.
Hay que decir, en primer lugar, que el cartel anunciador del “Programa de Actividades del 26 de junio al 11 de julio, Arévalo 2021” es un anuncio lleno de letras, nada fácil de consultar para ver la programación de nuestro agrado, mucha letra menuda que encierra numerosos actos, la mayoría culturales, porque, no seré yo quién saque de ese enunciado los toros, que yo lo siento como cultura ancestral con muchos componentes antropológicos de nuestro ser y estar. Ni siquiera la música anunciada es de verbenas, y por tanto en otro estado de celebración.
Se han anunciado especiales y estrictas medidas de control de aforos y asistencias a los diferentes actos que nos parecían difíciles de cumplir… pero cuando ya hemos pasado varios días de estas programaciones especiales, ya podemos decir, con toda propiedad, que estas medidas son eficaces y nos devuelven mucha normalidad a las dudas razonables.
Aún con mucha pena, el sábado, y hoy mismo entre lluvia, los gigantes y cabezudos estuvieron presentes en la Plaza del Real, más cercanos que nunca a los niños que en número sensiblemente menor los fueron a ver, entre sones de nuestra dulzaina en interpretación de nuestros amigos de Armusinme que han amenizado esta nueva forma de comenzar las fiestas, sin carreras y zambombazos… Luego el musical de Queen, en una plaza de Arrabal blindada, con sillas y terrazas de los diferentes bares, además de un público espectador de a pie, totalmente controlado en entradas, aforos y desalojo… un gran dispositivo de seguridad eficaz y que cumplió todas las previsiones de organización en la que estuvieron trabajando la Policía Local, miembros de Protección Civil y empleados del Ayuntamiento, para el disfrute de un aforo de 1552 personas.
La corrida, mucho más que entretenida, entrada buena según el aforo impuesto, los toros, en conjunto con buena presencia y buen juego, que nos descubrió a Ginés Martín que habrá que tenerle muy en cuenta en el futuro, como una nueva figura revelación. Se espera con ansias la corrida del viernes y a Morante, un diestro que se encuentra muy a gusto en Arévalo. Y la capea del domingo también dando ejemplo de lo que se puede hacer, como los cortes, que también cumplieron las expectativas.
Y una noche para recordar, la actuación de Celtas Cortos en nuestra flamante Plaza de Toros, en la misma tónica de control de aforos y un comportamiento ejemplar del público que tuvo en este concierto de estos viejos amigos, que ya conocíamos en Arévalo en tiempos en los que comenzaban a dar caña… un magnífico concierto disfrutado por el público posible en estas circunstancias, pero que dan paso a una nueva época musical de conciertos al aire libre.
La noche de música tradicional en la plaza de la Villa, fresca pero muy amena. Y la Coral La Moraña de Arévalo, que dio el do de pecho, contra viento y marea en una tarde llena de acordes y viento molesto… cultura a pesar del covid, y del viento fresco…
FUENTE: CRONISTA