UN PRIMER ENCUENTRO DE HISTORIADORES DEL ALTO TAJO
POR ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA.
Un comentario a un libro recién aparecido: http://www.herreracasado.com/…/un-primer-encuentro-de…/
Con la mejor voluntad, y un ánimo positivo, se ha celebrado el 26 de junio de 2021, en la localidad de Peralveche, el Primer Encuentro de Historiadores del Alto Tajo, en un intento de agrupar a estudiosos que en el momento actual trabajan sobre aspectos humanísticos en esta área, o sobre sus elementos formales. Así, han participado en el encuentro una veintena de autores entre los que había arqueólogos, historiadores del arte, analistas sociológicos y geógrafos. El encuentro se limitó a la lectura y exposición, en el espacio de la iglesia parroquial, de breves resúmenes de todas las comunicaciones, que al mismo tiempo han sido editadas en forma de libro, constituyendo las “Actas del I Encuentro de historiadores del AltoTajo” y cuyo volumen glosamos aquí para general conocimiento.
El libro no es un ejemplo de edición, porque tanto su cubierta (su escaso contraste entre fondo y letras la hacen casi ilegible) como el desarrollo de los artículos en formato Word, se limita a mostrar unos textos ilustrados en monocromo de bajo contraste. No tiene pie de imprenta, carece de ISBN y no ha obtenido el número de Depósito Legal, por lo que queda apenas como una publicación inencontrable en repertorios.
Además de las palabras introductorias del Alcalde (Víctor García Blanco) y del Presidente del Encuentro (Francisco Viana Gil), figuran en el libro las 15ponencias que constituyeron el núcleo estudioso del Encuentro. De ellas, cabe destacar las aportaciones de José Arturo Salgado Pantoja sobre Ribarredonda, en la que aporta la noticia relevante del hallazgo de una cruz parroquial medieval cuya pequeña fotografía no ha conseguido alcanzar la mínima calidad que permita reconocerla. O los dos trabajos de Israel Jacobo Alcón y los hermanos Batanero Nieto (Antonio y Juan Carlos) sobre la existencia de un castillo en Viana de Mondéjar, y sobre el puente del Tajo en Trillo, ambos muy bien estructurados y con noticias interesantes. También Alba Costero aporta datos sobre la producción de vidrio soplado en El Recuenco, animando a recuperar esta vieja industria local, y Antonio Herrera Casado participa con un estudio definitivo sobre el retablo mayor de la iglesia parroquial de Riba de Saelices, que bien merece una restauración, que en este encuentro se anunció como inminente.
En todo caso, esta publicación debe quedar anotada como fuente de interesantes aportes humanísticos en torno a la historia, la arqueología, el arte y la naturaleza del entorno del Alto Tajo en Guadalajara.
