POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
Ningún parragués debería morirse sin subir -al menos una vez en la vida- a la Cruz de Pienzu o -al menos- a sus proximidades.
Sin apurarse mucho puedes llegar a la Cruz desde el Mirador del Fitu (una de las posibles rutas) en unas tres horas y media, porque tampoco se trata de ninguna carrera, sino de detenerse de vez en cuando a contemplar el paisaje (hacia los Picos de Europa o hacia el mar Cantábrico).
Hace casi 40 años subí hasta la Cruz caminando desde Arriondas -tanto a la ida como a la vuelta- con un grupo de alumnos y alumnas del Colegio Público “Río Sella”, y ya iba siendo hora de repetir la excusión con algunos de ellos, cosa que ha ocurrido hoy entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde.
Bien es cierto que la mayoría tiene ocupaciones que no puede evitar -incluso alguno ya no está entre nosotros- pero el intercambio de vivencias después de tantos años te hace el camino no diría yo tan liviano y cómodo como un paseo por el parque de La Concordia, pero seguro que bien ameno, pleno de anécdotas y vivencias.
No pocos turistas estaban hoy haciendo esta ruta, a pesar de la niebla y el orbayu que se presentó al final (que tienen su encanto, a pesar de todo) y me llamó la atención los numerosos excursionistas de otras comunidades españolas o de diversos países.
Gracias especiales a Alberto Fernández González y a Marta Blanco Alonso por estas seis horas de amenísimo reencuentro a lo largo del Padre Sueve que nos contempla desde hace milenios incontables.
FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez