POR JOSÉ JESÚS SÁNCHEZ MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE MORATALLA (MURCIA).
Descendiente de antiguo linaje moratallero, Pedro Ramón Pío Barba García, según consta en su inscripción bautismal, nació el 5 de mayo de 1767, pese a que en otros textos biográficos se indica que su nacimiento fue el día 10; hijo de Tomás e Isidora.
Muy joven, marchó a Madrid donde se hizo escultor asistiendo a las clases de la Academia de San Fernando. Luego se trasladó a Roma, pensionado, donde permaneció unos veinticinco, años para ampliar y perfeccionar sus conocimientos con el estudio de los modelos clásicos y renacentistas.
El rey Carlos IV, teniendo noticias de su ascendente prestigio, le concedió una pensión al tiempo que le encomendaba varios trabajos en mármol entre ellos, un bajorrelieve para la iglesia de San Alejo en Roma y un retrato sedente del propio monarca (1817).
Tras su larga estancia en la capital italiana, Ramón Barba regresa a Madrid en 1821, relacionándose con otros artistas-escultores de su época como Esteban de Agreda, Pedro Hermoso, Valeriano Salvatierra, José Tomás o Francisco Elías Vallejo.
El dieciséis de febrero de 1823, la Real Academia de San Fernando le nombra individuo suyo de mérito. Cinco años después, obtuvo el nombramiento de Teniente-director de las clases de escultura. Finalmente, es nombrado Primer Escultor de Cámara de Fernando VII en 1830 sucediendo a Pedro Hermoso, pero por poco tiempo dado que falleció en la capital de España el 2 de abril de 1831.
El prestigio alcanzado por Ramón Barba le permitió conseguir ambiciosos e importantes encargos. Su vinculación con el poder tras su nombramiento de Escultor de Cámara, propició la realización de retratos como los bustos del rey Carlos IV y de su esposa María Luisa de Parma, que se encuentran en el Palacio Real de Madrid.
El escultor moratallero realizó también obras de carácter mitológico de notable elegancia, como fue la estatua de Mercurio, adquirida en su momento por el rey y que actualmente se encuentra en el Museo del Prado, Museo que, por cierto, alberga el legado más importante de este artista internacional, y donde trabajó.
Precisamente a él se deben los catorce medallones que se colocaron como ornato de la fachada del referido Museo, medallones que representan a artistas españoles. E igualmente es obra de Barba el relieve de Apolo y las Artes para la portada principal del Prado , obra finalizada por sus discípulos.
Otro de los trabajos importantes que hiciera nuestro escultor es la estatua monumental de Elcano que coronó el arco de triunfo de la Puerta del Sol cuando vino la nueva reina María Cristina. Después, junto con los profesores José Elías y Manuel Agreda, trabajó un grupo alegórico de Minerva que se realizó con motivo de celebrarse el nacimiento de la princesa Isabel.
En colaboración con Valeriano Salvatierra, Ramón Barba hizo casi toda la parte escultórica de la Puerta de Toledo, obra construida entre los años 1817 y 1827, realizada en granito y formada por un arco central de medio punto y dos puertas adinteladas, consistiendo la decoración en medias columnas estriadas de orden jónico a los lados del arco central y pilastras del mismo estilo en los laterales. El diseño, no obstante, del grupo escultórico que esculpiera Barba y Salvatierra, se debe a José Ginés.
En colaboración con Hermoso, el que fuera Primer Escultor de su Majestad y al que Barba sucedió -según hemos señalado anteriormente- hizo las estatuas del gran catafalco para las exequias de la reina Amalia de Sajonia.
(*) Extracto de mi libro “Gente de Moratalla”, en formación.
FUENTE: https://elnoroestedigital.com/el-escultor-pedro-ramon-barba-1767-1831/