NOTICIA EN LA QUE SE CITA A MIGUEL ROMERO SAIZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA.
En ese largo camino de regreso hacia la normalidad prepandémica, o de avance hacia el etéreo concepto de nueva normalidad, Cuenca ha alcanzado este martes un nuevo hito. No ha pisado la meta definitiva pero sí que ha pasado por una volante. Así, en la Catedral se ha completado por 2021 el rito de devolución del Pendón de Alfonso VIII, que en la jornada anterior el Cabildo Catedralicio había entregado a Nerea Sancho (CNU) en su condición de concejal más joven.
Tras el paréntesis del año pasado por las restricciones sanitarias a causa del coronavirus, la tradición se ha recuperado. No ha sido de manera convencional, eso sí. Tanto ayer como hoy la ceremonia se ha desarrollado en el interior de la Catedral, sin completar la escueta distancia que separa Ayuntamiento del templo catedralicio. Y el aforo se ha visto limitado a 280 personas para evitar aglomeraciones.
La heterogénea y colorida representación peñista de otras ediciones y su muestrario de pancartas se ha suplido este año con una pequeña delegación de la Asociación de Peñas Mateas encabezada por su presidente, Javier Benayas. También han estado presentes el alcalde, Darío Dolz, junto a varios ediles de la Corporación municipal; el cronista oficial de la ciudad, Miguel Romero; los maromeros en forzoso e indeseado reposo; y el grupo de recreación histórica ‘Conca’. Las rigurosas indumentarias que vestían sus integrantes se veían alteradas por el acronismo obligado de las mascarillas. Una licencia preventiva.
Una vez desarrollada la simbólica devolución del Pendón ha tenido lugar la eucaristía del día 21, presidida por el deán de la Catedral, José Antonio Fernández, y concelebrada por varios canónigos.
Al finalizar, la comitiva se ha dirigido a la estatua de Alfonso VIII en plaza de Obispo Valero, nuevamente con las interpretaciones de la Banda Municipal de Música, para hacer la tradicional ofrenda floral al rey que ganó la entonces plaza musulmana para la Cristiandad y el Reino de Castilla.
Un homenaje y un reconocimiento de la identidad colectiva que, exposiciones aparte, completa el programa alternativo de una jornada que es festivo local en la ciudad de Cuenca.