POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
Era el día 14 de agosto del año 2007 cuando se inauguraba la esperada pasarela entre los parques de La Llera y de La Concordia en la villa de Arriondas, sobre el río Piloña.
No era ninguna obra que estéticamente fuese digna de especial admiración ni mucho menos, pero al menos cumplía la misión para la que había sido construida.
Los dos arquitectos que presentaron el proyecto previo hicieron patentes sus intenciones, a medio camino entre la realidad y una idílica y romántica pretensión resumida en que fuese un mirador “abierto a los montes y a los salmones”, un nuevo espacio público en el que poder detenerse o pararse a contemplar.
Dejaron constancia por escrito de que llevaría un portón de hierro y madera como si quisiese unir dos tiempos, el medieval evocado por la puerta en sí misma y nuestro tiempo de hoy en el que “lo sólido parezca etéreo”, de forma que el puente cambiase con las tonalidades y efectos de la luz, con bancos y transparencias.
Así, de día, subrayaría el lugar, y de noche se transformaría en una línea escenográfica y luminosa en la que el cristal reciclado perecería flotar.
Nada menos que el diario “El País” publicaba un artículo el día 20 de diciembre de 2008 recogiendo estos detalles e intenciones, añadiendo que -como en las mejores novelas- se bifurcaría para marcar el acceso a dos caminos de vida distintos, uniendo un parque urbano con un jardín silvestre.
Entretanto, en el año 2008, el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias le concedió a la pasarela un accésit en la XIX edición de los premios “Asturias” de Arquitectura.
El caso es que en sus primeros meses de vida -como muestran las fotos- gozó de cierta aprobación general, a pesar de que el cristal reciclado y triturado de la superficie del tablero comenzó a crear problemas cuando alguien caía sobre el mismo -especialmente los niños- dando lugar a pequeñas heridas y cortes.
Hubo que cambiarlo íntegramente y colocar una nueva superficie opaca y lisa.
En el proyecto inicial, sus autores -los arquitectos Rogelio Ruiz Fernández y Macario González Astorga- detallaron que el parque urbano de La Llera no se relacionaba bien con el río Piloña, debido al muro de hormigón (obra de Camín, como la gran escultura central del parque de La Concordia) que -debido a cálculos hidráulicos- ciega la visualidad del río.
Me ha parecido muy curiosa la apreciación de los arquitectos citados cuando apuntan que el parque nuevo se utiliza en verano -durante dos o tres días- como acampada con motivo de la Fiesta de las Piraguas, quedando durante esas jornadas limitado el acceso al mismo, dado que “se paga por acampar”.
Cierto que esto ocurrió de forma excepcional en un par de ocasiones, siendo gratuito antes y después de las mismas, hasta hoy.
Pero a los arquitectos redactores del proyecto, este hecho de tener que pagar, les vino a recordar los llamados “Portazgos” que había en algunos puentes medievales, donde se obligaba a pagar un tributo para poder atravesarlos, y de ahí esa especie de gran puerta que se sitúa en la zona urbana de acceso.
No sé yo si -en estos catorce años- a alguno de los miles de usuarios de la pasarela se le habrá pasado por la cabeza alguna vez semejante equiparación o paralelismo, pero así lo dejaron dicho y escrito los autores de la obra.
Puestos a buscar analogías para esa especie de escalera porticada, valdrían por igual muchísimos otros símiles.
Que el tablero no se diseñase como único, sino que se abriera y permitiese distintos recorridos se decidió para poder optar desde el propio puente por una de las dos riberas de la lengua que forma el “parque desnudo” (así le llamaron a La Concordia), yendo el tablero principal hacia el vértice de la lengua del mismo, mientras que el que se desvía va hacia la ribera del río Piloña.
Fue intención primera que la pasarela estuviese a la misma altura que los dos parques que une, pero los estudios hidráulicos obligaron a elevarlo y tener que hacer una escalera de subida, así como que el brazo que sale del tablero principal (que llamaron “pasarelina”) descendiese en rampa.
Total que los 54 metros que tiene de longitud la pasarela, a los que se deben sumar otros 12 de los dos tramos de rampa en sus dos márgenes supusieron una inversión de 489.442 euros al Gobierno regional del Principado de Asturias.
Como ocurre tantas veces en nuestro país, el mantenimiento de los elementos de la pasarela brilló por su ausencia desde el primer año, y así llegamos a verla actualmente -con apenas 14 años recién cumplidos- en un lamentable estado.
Especialmente la madera -tan afectada por la lluvia y la humedad en Asturias- presenta un estado penoso, incluso con elementos desprendidos o arrancados por el vandalismo, a los que se suman pintadas de todo tipo, cristales laterales hace años desaparecidos, hierro oxidado en toda la estructura, utilización de los accesos como si fuesen urinarios públicos a plena luz del día (porque el incivismo de algunos individuos no tiene límite y les parece que todo vale).
¿Dónde quedaron los “interesantes efectos luminosos” que el material elegido para el pavimento iban a ofrecer durante la noche? ¿dónde la iluminación de los primeros meses? ¿dónde el tratamiento que debiera haber mantenido la madera durante bastantes años más? Preguntas sin respuesta.
No son pocos los que piensan que la suerte de esta pasarela debería correr paralela a la de los otros dos puentes cercanos a ella, la misma demolición prevista y anunciada para el puente sobre el Sella que da acceso directo a la villa y que veremos en los dos próximos años, igual que la del puente sobre el río Piloña que da acceso a la zona polideportiva, Santianes del Terrón, Les Caseríes de Pandeaguilar, Romillín, Arenes y otros pueblos.
¿Diferencias entre los tres? El primer puente tiene 83 años (que, por cierto, aún conserva la barandilla original…), el de el río Piloña tiene 46, y esta abandonada y antiestética pasarela apenas 14 años… una ´adolescente´ ya en la UCI.
A ver qué hacen la Consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente del Principado de Asturias, la Confederación Hidrográfica y el Ayuntamiento de Parres cuando acometan la renovación integral de esta pasarela, algo inevitable a no muy largo plazo.
FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez