POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
El villancico es hoy una composición de arte menor, dedicada a la Navidad, pero antes fue una canción profana, de villanos (de ahí villancico), con letras pícaras que, al son del alcohol, llevaba al cuerpo a la alegría, a la filantropía, a la melancolía y, finalmente, rompían el alma. El villancico más universal, “Noche de paz”, cantaron juntos los soldados de ambos bandos en nuestra guerra civil, en el Cerco a Oviedo, durante la Tregua de Navidad de 1936; al unísono en castellano, en alemán (algún piloto de un Heinkel derribado) y en inglés (si es que Hemingway llegó al Escamplero). La letra, alemán en el original, “Stille Nacht! Heilige Nacht!”, alude a la estrella que iluminó el portal de Belén. Un lucero, Diosito y la música, que fura cielo arriba.