CRONICAS FAMILIARES
POR ÓSCAR GONZALEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO
Dentro del círculo de amistades que rodearon a los hermanos Azuela Rivera, el gran epigramista Francisco Liguori ocupa un lugar prominente por la relación que tuvo principalmente con Mariano y Enrique, dejando testimonio de su talentoso ingenio por medio de las rimas que les dedicó como consecuencia de sus jocosos y fraternales encuentros de bohemia.
Todo empezó cuando siendo alumno de don Mariano y testigo de sus inasistencias a clase, Liguori le compuso una rima que lo ligaba con la inmortal obra de su padre, el novelista:
“Ya se rumora en la escuela,
en son de chunga y relajo;
que al caro Maestro Azuela,
pesan mucho Los de abajo”.
Al paso de los años, ya siendo mucho más cercanos, al enterarse de que don Mariano, iría a Europa en compañía de su compadre Bernardo Reyna, escribió:
«Mariano, caro Maestro,
te vas rumbo a “las Europas”;
dicen que te vas con Reyna…
¿será tu Reyna de Copas?”
Conocedor de sus virtudes y limitaciones le compuso esta otra rima:
“Mariano, sapiente búho,
irónico tecolote;
en ti Sancho y don Quijote,
entonan un canto a duo”.
Enrique, el menor de los diez hermanos, solterón empedernido y populachero, dedicó gran parte de su vida al cuidado de su madre -mi abuela-. Al morir ella, resentido y peleado con varios de sus hermanos, fue a vivir a una casa de asistencia en la calle de Amores, de la que era dueña una anciana viuda con quien seguramente trató de suplir la figura materna. Ni tardo ni perezoso Liguori escribió:
“Enrique Azuela no pide ayuda,
ama la vida y odia el trabajo;
vive en Amores con una viuda
y anda de juerga con Los de abajo”.
Al paso de los años Enrique fue a vivir al segundo piso de la casa de mi mamá, sosegado y un tanto alejado de tanta novia y compañeros de bohemia, lo que provocó esta otra genial composición de Liguori:
INMORALEJA
Al Lic. Enrique Azuela Rivera
(«Más vale pájaro en mano, que ciento volando».- Probervio antiguo)
I
Hubo un moderno don Juan
que en los cotos del amor
era un hábil cazador
por discreto y por galán.
Con elegante ademán
cien palomas recogía
pues mucha suerte tenía
como feliz solterón
y a sacramental unión
firmemente se oponía.
II
Mas con el tiempo, el doncel
se convirtió en pinche viejo
y su femenil cortejo
pronto se alejó de él.
De palomas al tropel
huyó a palomar lejano
y al mirarse casi anciano
contrito se lamentó
¡porque la edad lo dejó
con el pájaro en la mano!
Gil Furio
Continuará…
Fuente: https://www.facebook.com/oscar.gonzalezazuela