CON LA COLABORACIÓN DE FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE TORREVIEJA (ALICANTE)
Las Fiestas Patronales en honor a la Inmaculada Concepción se celebran estos días en la ciudad. En ellas, no faltan actos de índole religioso, cultural o festivo, y dentro de esta última categoría se engloba la charamita, tradición asentada en la ciudad desde que Torrevieja tiene memoria.
El nombre `charamita´ viene del término `chirimía, que denominaba un instrumento musical utilizado en Castilla. El nombre de `charamita´ ha dado lugar a multitud de expresiones: se dice de alguien que es un `charamita´, por ejemplo, cuando tiene una voz muy aguda y habla mucho.
Las primeras presencias conocidas de la `charamita´ como fiesta popular se encuentran en el siglo XIII en Portugal. En España, las encontramos en el siglo XIV en Barcelona, en lo que se conocía antiguamente como Reino de Aragón.
Centrándonos en Torrevieja, desde el siglo XIX (en 1890) se sabe que hay charamiteros que alegran a la multitud en las fiestas.
Inclusive, antes de la banda de música, existía en Torrevieja un `charamitero´, que cantaba jotas, algunas de ellas autóctonas que han perdurado en el tiempo (como la popular jota torrevejense que afirma aquello de “como sé que te gustan los `garbanzos torraos´…”).
Si bien el charamitero no actúa en solitario en estas fiestas no hay pruebas gráficas de la comparsa (los Gigantes y Cabezudos) anteriores a la Guerra Civil Española: se sabe que existen, pero el testimonio gráfico no ha perdurado. Se afirma que, como en la mayoría de los pueblos de alrededor, había un rey y una reina blanca y un rey y una reina negros, de considerables dimensiones. Los Cabezudos, de tamaño más modesto, tenían clásicos como el negro y el tuerto. La Lilí, como aquí se conoce a la joven gigante de vestido y sombrero rojos, vino más tarde. La inspiración surgió a raíz de la película homónima de Charles Walters, protagonizada por Leslie Caron en 1953. La protagonista, Lilí, es el prototipo usado en los talleres-fábrica de Mirete, en Murcia, para obtener el rostro y la vestimenta de la actual charamita, que estos días recorre nuestra ciudad al ritmo de Dulzaina y Tamboril.
Los cabezudos se extraen también de largos cinematográficos: uno de los cabezudos se asemeja a Groucho Marx, el Gordo y el Flaco bailan al ritmo de la música, y hay algunas incorporaciones extraídas de películas infantiles. El resto está extraído de vestigios anteriores, como es el caso de el negro.
Si bien los materiales utilizados eran madera para el cuerpo y cartón-piedra para las cabezas, los gigantes y cabezudos actuales están realizados en plástico, un material más liviano para trasportar. Si bien los moldes de los actuales gigantes han seguido las características de los antiguos, ha habido un cambio de indumentaria: si las ropas copiaban las de la película, es bien cierto que en los últimos tiempos el gigante cambió el traje de cavernícola por un sayo campestre.
La estrella de la charamita, no obstante, no tiene testa de cartón-piedra, sino que, desde siempre, el charamitero ha sido el centro de las miradas en este carnavalesco desfile. Desde los primeros tiempos, el charamitero encabezaba la procesión: hay algunos lugares de Cataluña en los que se encontraba al frente de la procesión del Corpus.
El charamitero representaba a los malos espíritus, lo malo (parte festiva), detrás de lo cual aparecía lo bueno. Es decir, la parte religiosa. Lo festivo, identificado con el demonio y lo carnal, representa no obstante, el componente humano de las fiestas populares. Los charamiteros alcanzaron la fama, y en Torrevieja se recuerda a Bartolo, cuyo nombre real era José Martínez López. El actual proviene de Beniel, sigue la tradición charamitera de su padre, dulzaina en mano, durante los primeros días de diciembre. La charamita se asocia hoy, pues, a las Fiestas Patronales de Torrevieja. Si bien el charamitero es la voz cantante (o la dulzaina, para ser más preciso), la charanga formada por los tres gigantes- la Lilí, el Lobo y el Ogro-. Junto con sus cabezudos, han ayudado a popularizar las populares tonadas “Serafina” y “Ora por nobis” también para la popularidad: es la tonada de los “garbanzos
torraos”, antes comentada.
Niños y adultos siguen a la charamita por las calles de la ciudad, en un recorrido amenizado por la dulzaina y el tamboril, y que se repite durante los días de fiesta.
Símbolo del folclore más arraigado, es de rigor no perderse este espectáculo y, por qué no, corear alguna canción.
AGRADECEMOS A FRANCISCO SALA, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA, LOS DATOS APORTADOS PARA LA REALIZACIÓN DE ESTE REPORTAJE.
Fuente: Semanario `Torrevieja´ – Número 34 – 7-13 Diciembre de 2007