POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS).
Estos días en los que «me dio la venada» de hablar de algunas mujeres con historia singular, un lector amigo , MANUEL MIGUEL DE PRADO, me «pone en el disparadero» con esta sugerencia : «Y cuando le toca el turno a » LA CHATA PUMARIN? «
Y un servidor, como siempre, entrando al trapo.
Quién fue LA CHATA PUMARIN?
Empecemos por lo de PUMARIN.
Con este nombre se conocen dos barrios, antaño extramuros y actualmente ya integrados en la ciudad, existentes en Gijon y en Oviedo.
Nuestro PUMARIN de hoy es el de Oviedo.
Pues se cuenta que en este barrio, en los años de la posguerra (década de 1940), en una buhardilla de la llamada «casa de La Morena», cercana al bar Casa Lozano, vivía una mujer, TERESA PIÑERA , que difícilmente sobrevivia con las escasas ganancias que obtenía con la venta de chuches y baratijas en los mercados y fiestas de los barrios ovetenses.
Se cuenta que su fama le vino por la simpleza de su habla, de sus dichos y de sus «meteduras de pata».Tanto es así que la expresión «ser como la chata Pumarin» es indicativo de incongruencia, tontería, simpleza…
Bueno, bueno, bueno…
Pues ampliando el concepto de CHATA no debemos olvidar que es calificativo que indica cariño, máxime si se dice en diminutivo («chatina»), como tantas veces lo usaba el gran gijones Arturo Fernández.
Y ya que Gijon sale a cuento, debemos merecido recuerdo o otra CHATA, CELESTINA FONSECA, que en Baldornon (parroquia gijonesa) acredito sus artes de cocinera ; saberes que nos dejó en su libro, editado en el año 2000, bajo el título «LAS RECETAS DE LA CHATA».
Esta es su SOPA ALDEANA, que transcribo literalmente de este libro:
«Se baten unas yemas, se echan en una tartera plana o plato refractario. Se meten al horno y una vez que estén cocidas cortense en pedacitos cuadrados y estos, unidos a un picadillo de gallina y jamón, se agregan al caldo al tiempo de servirlo cuando ya esté en la sopera. «
Una buena receta para estos días de invierno y de virus maligno.
Gracias, Manuel Miguel, por tu sugerencia. Como ves, y tantas veces digo,» en esta vida tou cae en copla y tou ye verda». Me lo enseño mi suegro Prudencio «el molineru».